Deportiva 1 - 2 Oviedo: 'El Toralín ya no es inexpugnable'

Un gol de Borja Bastón a diez minutos del final termina con la imbatibilidad en su estadio de una Ponferradina que ya encadena seis jornadas sin conocer la victoria

Alejandro Cardenal
24/10/2021
 Actualizado a 25/10/2021
Obeng celebra el primer gol del Oviedo en El Toralín. | LA LIGA
Obeng celebra el primer gol del Oviedo en El Toralín. | LA LIGA
La Deportiva sigue desinflándose. El conjunto berciano perdió por primera vez esta temporada en El Toralín (1-2) ante un Oviedo que aprovechó los despistes defensivos de los blanquiazules para llevarse los tres puntos del feudo berciano y prolongar la sequía de los de Jon Pérez Bolo, que encadenan ya seis jornadas sin ganar.

Que en todos los equipos hay intocables se sabe desde que el fútbol es fútbol. Por mucho que los entrenadores traten de disimularlo, existen piezas insustituibles, futbolistas cuya sola presencia basta para desequilibrar la balanza.

Y aunque normalmente los focos acostumbran a centrarse en los Messis y los Cristianos, no siempre es la ausencia del ‘crack’ la que trastoca un equipo. El conocido como síndrome Makelele en la Deportiva bien puede llamarse el síndrome Copete.

En su debut en la división de plata, el central ha demostrado ser un jugador de 24 quilates no solo por su propio rendimiento, sino por su capacidad de hacer mejor a los que le rodean. La quinta amarilla en Zaragoza dejó a Bolo sin su defensa más en forma y su ausencia se notó más de lo que se podía imaginar.

Dos chispazos le bastaron al Oviedo para descubrir el talón de Aquiles de los bercianos y llevarse un encuentro que por momentos fue un ‘déjà vú’ del vivido hace apenas una semana ante el Fuenlabrada. ¿La diferencia? Que los madrileños disparaban con balas de fogueo, pero asturianos tienen toneladas de dinamita arriba.

Ocasión y media fue suficiente para que los del Cuco Ziganda, que abrieron la lata en su primer acercamiento, se fueran con ventaja al descanso. Y no fue precisamente por el buen hacer de los carbayones. Iván Rodríguez, en un despiste inexplicable, permitía a Viti colarse con mucha facilidad y el extremo le puso un ‘caramelo’ a Obeng que el ghanés solo tuvo que empujar.

El tempranero tanto de los locales dio paso a un monólogo total de una Ponferradina que tuvo más intención que acierto. Como ya sucediera ante el Fuenlabrada, el dominio territorial no se tradujo en ocasiones y tras el paso por vestuarios, el partido siguió la misma tónica.

Pero ya lo dice el refranero, el que a hierro a mata, a hierro muere. Si en la primera mitad los visitantes se habían encontrado con un gol prácticamente de la nada aprovechando la ‘caraja’ de los locales, en la segunda fue la Ponferradina la que, tras un inicio tan insulso como del del primer acto, puso las tablas cuando nadie lo merecía.

Esta vez acompañó la suerte que tantas veces le ha dado la espalda a la Deportiva. Ríos Reina, casi como última opción en una jugada que parecía no llegar a ninguna parte, se sacaba de la chistera un ‘centro-chut’ con la derecha, la menos buena, que se envenenaba tras un mal despeje de Costas y sorprendía a Femenías.

Con más de media hora de partido por delante, la Ponferradina se vino arriba y a punto estuvo de aprovechar las dudas de los asturianos para matar el partido. El travesaño mantuvo a los del Cuco Ziganda con vida y prolongó el ‘gafe’ de un Kike Saverio al que el larguero volvió a posponer su debut goleador.

También tuvo las suyas el Oviedo, pero primero Pascanu, sacando dos balones en el área que llevaban camino de ser letales, y después Amir, taponando un disparo a bocajarro de un Obeng que remató pensando ya en cómo lo iba a celebrar, mantuvieron la igualdad.

Pero tanto fue el cántaro a la fuente que al final se rompió. El iraní, que poco antes había salvado a los suyos, nada pudo hacer cuando Bastón, a diez minutos del final, aprovechaba un nuevo despiste defensivo para acabar con la imbatibilidad del Toralín.

Porque la Deportiva, aunque a la desesperada y casi sin ideas, buscó el empate, pero poco pudo hacer ante el ‘cerrojo’ de un Oviedo al que se le vio muy cómodo en el otro fútbol y tiró de oficio para frenar el arreón final de los bercianos y llevarse los tres puntos.
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