Quedaban 19 minutos para el final y las sensaciones no podían ser peores para el Abanca Ademar. En un partido que para muchos de los jugadores, esos que están de paso o que tienen ya la cabeza fuera de León, era poco más que un ‘marrón’ que solventar antes de poner fin al año, pero que para los aficionados es siempre diferente por tratarse de un derbi y tener al Valladolid enfrente, la imagen era pésima.La defensa era una broma, que permitía que los pivotes camparan a sus anchas por los seis metros (11 goles de 12 lanzamientos firmaron entre Ugarte y Álvaro Martínez) y que casi cada lanzamiento fuera claro, siendo más culpa de esa labor atrás que de los porteros la falta de eficacia de los dos metas. El ataque, un ‘quiero y no puedo’ que sólo cuando se podía correr veía la luz, pues en estático se recurría siempre a individualidades, sin mucho acierto ni nadie que le pusiera orden, pues Lucin demostraba que no estaba del todo recuperado físicamente y Natan Suárez mantenía la misma pésima línea de las últimas semanas, esa que tiene harto a un Manolo Cadenas que pese a la escasa rotación de la que dispone le dejó en el banquillo durante la segunda parte.
¿La consecuencia? Que el Valladolid, con muchas menos bajas del ‘carrusel’ de ausencias que ‘vendió’ en la previa, le pasara por encima. Del intercambio de goles inicial se pasó, tras el 5-6 que había supuesto la última ventaja ademarista, al 9-6 tras un parcial de 4-0, elevando la renta hasta los cinco (14-9) ya en la primera mitad y recuperando esa máxima ventaja, tras irse tres arriba (17-14) al descanso,en la segunda, donde mandaban 24-19 en ese minuto 41 pese a haber fallado tres penaltis.
El Ademar, incapaz de cerrar al pivote y naufragando en el juego colectivo, llegó a ir 5 abajo ya en la primera mitad Y entonces todo cambió, con varias claves para ello. Una, que Khalifa se enchufó bajo palos, con varias paradas de mérito que permitieron correr más al equipo. Otra, que Marchán recordó por momentos a ese que maravilló durante año y medio en León, agigantándose en los seis metros y sacando petróleo de los balones que pasaban por allí. Y otra, no menos fundamental, que Cadenas colocaba de central Jaime Fernández y el leonés le daba otro aire al ataque del equipo, donde Carrillo vivía una de sus mejores tardes de la temporada y recordaba al infalible extremo de otras épocas, Feuchtmann daba la cara como casi siempre y Pedro Martínez asumía mucha más responsabilidad de lo habitual.
3 goles en 14 minutos metió el mismo Valladolid que hasta entonces encontraba una autopista en el 6-0 de un Ademar que, poco a poco, fue recortando la desventaja hasta empatar en un contraataque de Pedro que culminaba un parcial de 1-6 y colocaba el 25-25: y ponerse por delante, por primera vez desde el minuto 11, con otro tanto del argentino, esta vez para poner el 27-28 a seis y medio para el final.
El Ademar empató con un parcial de 1-6 y se adelantó a 6 minutos para el final por primera vez desde el 5-6 Tenía en su mano el triunfo el conjunto leonés, con el plus anímico de llegar desde atrás y tener el partido en su terreno, pero faltó acierto en lanzamientos claros en los ataques finales para conseguir rematar la faena, pues desde el 28-29 que Feuchtmann ponía a más de 4 minutos para la conclusión los de Cadenas no volvieron a ver puerta.
Tres acciones marcaron sin duda el final del encuentro. Unaun tiro de Pedro, libre de marca tras recibir en seis metros, que detenía Calle. Otra, después de un larguísimo ataque del Valladolid que terminó en penalti, el error de Adrián Fernández al lanzarlo, pues buscaba superar a Khalifa entre sus piernas y tras el bote el balón se iba arriba. Y la última, el tiro que la ‘pizarra’ de Cadenas dibujó pero no entró.
En el tramo final Pedro erró en 6 metros, Adrián falló un penalti para Valladolid y Calle detuvo el tiro final de Jaime Pudo ser Jaime Fernández el héroe del choque. Su labor dirigiendo en ataque había sido clave en la remontada y en sus manos estuvo culminarla. Porque tras un tiempo muerto la defensa se abría, Jaime veía el hueco y botando se plantaba libre de marca en seis metros... pero esa efectividad en el lanzamiento que tanto le ha condenado esta temporada volvía a pasarle factura y Calle detenía su tiro.
El triunfo era ya imposible aunque, al menos, el Ademar defendía bien en los escasos segundos que le quedaban al Valladolid, forzando un golpe franco que Patrianova estrellaba en la barrera haciendo definitivo el 29-29.
El Ademar había sacado el orgullo a tiempo de salvar un empate. El sábado que viene, en el Palacio ante el Granollers, llegará el momento de echar el cierre definitivo a una liga complicada por todos los condicionantes y que a los leoneses se les ha hecho muy larga.