Y vaya si lo hicieron. La Deportiva empezó con buen pie lo que se suponía una penitencia, deshaciéndose del Burgos (4-2) en un partido que alternó momentos de buen fútbol con las lagunas, especialmente en la parcela defensiva, que han marcado el gris regreso de los bercianos a la división de bronce.
El Yuri más entonado de la temporada, regalando goles y asistencias a partes iguales, y un Andy que recordó en algunas fases a aquel que deslumbró en su primer año fueron suficientes para dejar tres puntos agridulces en El Toralín.
No hubo resurrección, pero sigue habiendo margen y fe en la machada. Y es que el Pontevedra cayó ante el Somozas, ya descendido, y deja el ‘playoff’ a cinco puntos, una distancia que, con solo cuatro partidos por delante, sigue siendo abismal, pero mantiene con vida a una Deportiva que ha mostrado su mejor versión cuando parecía desahuciada.
La mejor versión sin presión
Sin presión, 'a priori' de ningún tipo, el partido constató que algunos de los males achacados a la ansiedad de forma reiterada durante todo el curso no eran simples nervios, pero que el equipo tiene un potencial mucho mayor del que ha mostrado hasta la fecha. Los blanquiazules empezaron el choque llegando con cierta facilidad a la portería de Toni Lechuga, aunque necesitaban demasiados intentos para generar ocasiones claras. Lo que era un inicio prometedor, con buenas combinaciones en la medular, terminaba arruinado por un mal último pase, un centro a la nada, un control que se iba largo o un último regate –en el caso de Caiado– que nunca salía.
Cuando la Deportiva volvió a lo básico, el gol regresó al Toralín. También las individualidades. Los blanquiazules abrían la lata muy pronto gracias a un misil de Andy desde la frontal de esos que se sabe que van acabar en gol desde que el balón sale de la bota.
El retorno de la mejor versión del centrocampista, que lleva dos tantos en los tres últimos partidos, es probablemente una de las pocas buenas nuevas de un arranque de 2017 que nada tiene que ‘envidiar’ al final de 2016. Con los blanquiazules todavía saboreando el tanto, Chevi apagaba cualquier amago de euforia con un disparo desde el punto de penalti que ponía el broche a una jugada de tiralíneas.
La decepción duró poco. Yuri empezaba a destapar el tarro de las esencias y convertía un balón aparentemente inofensivo en la esquina del área en el segundo. Él mismo se lo guisó y él mismo se lo comió. El brasileño amenazó con el disparo hasta que encontró el ángulo perfecto para batir a Lechuga con un duro disparo que se coló muy cerca del palo.
El repertorio del ariete no terminó ahí. Ya en la segunda mitad, al más puro estilo ‘quaterback’, le servía en bandeja el gol a Adán Gurdiel, que dejaba el partido prácticamente sentenciado.
Sin embargo, los tres puntos estuvieron cerca de esfumarse. Adrián Hernández reducía distancias y daba comienzo a un acoso y derribo de los burgaleses con el balón parado como principal baza, un bombardeo del que la Deportiva salió ilesa y con fuerzas para, esta vez sí, sentenciar el partido al contragolpe con el tanto de Cidoncha a siete minutos del final.