Ponferradina 1 - 0 Celta B: 'La Deportiva no baja el ritmo'

El conjunto berciano vence al Celta B por la mínima gracias a una obra de arte de Menudo

Alejandro Cardenal
02/11/2016
 Actualizado a 19/09/2019
Abel Moreno, en el partido ante el Celta B en El Toralín. | A. CARDENAL
Abel Moreno, en el partido ante el Celta B en El Toralín. | A. CARDENAL
No hay quien frene a la Deportiva. Desde la llegada de Pedro Munitis al banquillo, el conjunto berciano solo sabe sumar de tres en tres, un ritmo que le ha permitido, a pesar de seguir fuera de los puestos de ‘playoff’, evitar la escapada de Cultural, Racing o el propio Celta B, al que la Ponferradina venció ayer gracias a una obra de arte de Menudo.

Con la llegada de Munitis el equipo ha pisado el acelerador también sobre el terreno de juego. No es el blanquiazul todavía un equipo con ‘chispa’ arriba. Hasta la fecha la magia solo aparece en momentos puntuales, pero el instinto competitivo que el cántabro ha inculcado a los suyos se está traduciendo en victorias.

La de ayer mezcló corazón y magia. El misil de Menudo que se colaba por la escuadra fue la única luz de un partido a cara de perro en el que los blanquiazules volvieron a mostrar su versión más guerrera.

Hasta la fecha la magia solo aparece en momentos puntuales, pero el instinto competitivo que el cántabro ha inculcado a los suyos se está traduciendo en victorias

Munitis apostó por una fórmula que aunaba lo mejor de sus dos primeros partidos en la capital berciana. El cántabro recuperaba la pareja Chavero-Cidoncha en la medular, dejando a Jonathan Ruiz en el banquillo y recuperando en el carril derecho a Menudo; por la izquierda, Fuster más retrasado y Abel Moreno –lateral con alma de extremo–, ocupaba el interior. Arriba, también la misma dupla que ante el Racing, Figueroa y Rayco.

Así, la principal novedad fue la titularidad de Nacho López en el lateral derecho en lugar de un Adán Gurdiel que tocado, se quedaba fuera de la lista. Cambiaban algunas piezas, pero la Deportiva no cambiaba las señas de su identidad más reciente. Munitis renunciaba a la posesión por la posesión, buscando sin miedo el juego directo en ataque, mientras que en defensa, Figueroa y Rayco llevaban la presión hasta los centrales vigueses.

A diferencia de los dos últimos choques, las ocasiones tardaron menos en llegar. No es el Celta B un equipo que se arrugue y se esconda en su propio área, lo que aprovecharon los blanquiazules para buscarle también las cosquillas al contragolpe.

Con Chavero más pendiente de destruir que de construir, a los blanquiazules les costaba tener continuidad, pero, aún a cuentagotas, cada aparición del centrocampista era sinónimo de peligro. El problema llegaba cuando no lo hacía. Cidoncha no tuvo su mejor noche y un par de errores en la salida de balón a punto estuvieron de darle un disgusto a los bercianos.

Cuando parecía que al descanso se iba a llegar con el cero a cero inicial –y gracias–, apareció Menudo para desatascar un choque que iba camino de enquistarse. Y no lo hizo de cualquier manera. En una falta a unos treinta metros de la portería, el murciano le pegaba con el alma y su misil se colaba por la escuadra.

La segunda parte fue una guerra sin víctimas. La única fue Alende, expulsado por roja directa tras una fea entrada a Chavero. Aún con uno menos, el Celta B lo intentó, pero no tuvo ideas ante una Deportiva bien plantada que buscó matar a la contra, pero se conformó con dejar pasar los minutos para sellar la victoria.
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