La pesca continua: El Barbo protagonista indiscutible

Astuto, poderoso y de picada explosiva, ofrece momentos memorables y que hace de la pesca en León un gran atractivo

23/10/2025
 Actualizado a 24/10/2025
Pescando barbos en el río Esla. RPN
Pescando barbos en el río Esla. RPN

La pesca de ciprínidos tiene raíces antiguas en León. Durante muchos años fue una práctica popular entre ribereños que empleaban cebos naturales como la lombriz o la gusarapa. Hoy, esa tradición convive con una vertiente moderna y deportiva que apuesta por la captura y suelta y el respeto al entorno.

León cuenta con una red hidrográfica tan extensa como variada. En las masas de agua donde la presencia de la trucha común no es significativa se consideran aguas no trucheras y se permite la pesca durante todo el año de barbos, bogas, bordallos, cachos, madrillas, gobios, piscardos y tencas, peces endémicos de las aguas de Castilla y León. La pesca de estos peces, cerrada la veda de la trucha, se presentan como un período extraordinario para los aficionados que se resisten a colgar la caña. León cuenta con una red hidrográfica tan extensa como variada. Los ríos Esla, Órbigo y Cea, en sus zonas bajas, son lugares idóneos para su pesca por su abundancia. 

Durante años, hablar de pesca en León era hablar de truchas. Los ríos evocaban jornadas de mosca seca, sedales finos y cebadas precisas bajo las salgueras. Sin embargo, en los últimos tiempos, otro tipo de pesca ha ido ganando protagonismo silenciosamente: la pesca de ciprínidos. La bajada de las temperaturas en esta época del año y la veda de la trucha han llevado a muchos pescadores a explorar en una pesca diferente, exigente y sumamente gratificante. 

Una modalidad que, lejos de ser una alternativa menor, se está consolidando como un nuevo referente entre los aficionados leoneses. El barbo, es el protagonista indiscutible. Si hay un pez que define esta modalidad, ese es el barbo. Astuto, poderoso y de picada explosiva, ofrece peleas memorables. No es extraño ver a pescadores de mosca vadear los remansos del Esla o las tablas del Órbigo, buscando con paciencia un barbo que se alimenta entre reflejos y corrientes. El cambio de mentalidad es evidente: los pescadores valoran ahora tanto la lucha del pez como la observación de su comportamiento, buscando la excelencia en cada lance y en cada presentación.

Su tamaño es relativamente grande comparado con las otras especies de ciprínidos que habitan en los ríos de León. Presenta cuatro barbillones, uno a cada esquina de la boca y dos por debajo donde tiene alojados los sentidos del gusto y del tacto, los utiliza para buscar la comida entre los sedimentos y la grava del lecho de los ríos. La técnica para pescar este sorprendente pez siempre dependerá de la época del año y del lugar. 

Lombriz, gusarapa, ova y maraballo son los principales cebos naturales usados para su pesca a fondo, a los que tenemos que sumar los cebos y señuelos artificiales. Es un pez que se puede engañar con cualquier cebo natural, pero es importante que se encuentre presente en su habita y que abundará más o menos dependiendo de la época del año. Su pesca en superficie, a mosca seca, es la más deportiva y satisfactoria, pero esta más limitada por la temperatura del agua. Siendo las horas centrales del día las mejores para su pesca en esta época del año. Cuando el frio aumente y baje la temperatura del agua, el barbo se instalará en aguas más profundas y habrá que recurrir a otras practicas para pescarlo, ya que se moverá menos y necesitará menos alimento. 

Otra modalidad para su pesca son las ninfas y los perdigones, en aguas intermedias y de corrientes. La pesca de los grandes barbos también se puede realizar con streamers que semejan a pequeños peces y con cucharillas de colores claros. Aunque esta modalidad no se emplea mucho en nuestros ríos. Es importante recordar que independientemente del montaje que empleemos, es que toda trucha capturada, en esta época del año, debe ser devuelta al agua con todas las garantías de supervivencia. 

El auge de la pesca de ciprínidos también plantea nuevos retos. La conservación de las especies autóctonas, la gestión responsable de las aguas y la necesidad de mantener caudales ecológicos son cuestiones que la comunidad de pescadores y las administraciones tienen que abordar conjuntamente.

Los lagos de pesca. Otra buena opción para seguir pescando, cuando se cierra la temporada de la trucha, son los lagos de pesca. Estos escenarios privados cada vez adquieren más protagonismo en la época de la veda de la trucha en nuestra comunidad. Tanto el pescador aficionado como el de competición elijen estos lagos para entrenar las técnicas y estrategias de pesca, así como para probar nuevos señuelos con las truchas arco-iris. También para practicar la pesca deportiva tanto en la modalidad de captura y suelta, devolviendo el pez al agua, o con muerte, cobrando el pez y pagando por ello. Tanto las aguas como el entorno están muy cuidados y la abundancia de peces está asegurada para que el pescador y su

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