Olatz: "Intentaba adelgazar más porque pensaba que así sería mejor gimnasta"

La exgimnasta leonesa, que en marzo anunció su retirada, desvela que sufre anorexia "para ayudar a niñas que se sientan como yo estaba" en un deporte donde "pasa mucho"

Jesús Coca Aguilera
23/06/2020
 Actualizado a 23/06/2020
Olatz, en una concentración de la selección en la Navidad de 2016. | MAURICIO PEÑA
Olatz, en una concentración de la selección en la Navidad de 2016. | MAURICIO PEÑA
Olatz Rodríguez era una de las promesas más sólidas de la gimnasia rítmica leonesa. Con siete años entró en el Club Ritmo y rápidamente empezaron a llegar los éxitos: campeona de España infantil, triunfos en competiciones en Portugal o Serbia, presencia en la selección española de su categoría e incluso un puesto de finalista en aro en el Europeo júnior.

Sin embargo, a la vez que crecía la exigencia, lo hacía también un problema que tenía oculto y que Olatz se guardaba, primero sin darse cuenta de que existía y después intentando que nadie se enterara. De hecho, sorprendía cuando días antes del confinamiento, el 9 de marzo, la Federación Española anunciaba que la leonesa, de 17 años, se retiraba. Pero ha sido ahora cuando ha querido hacer público lo que había detrás del adiós.

Y es que Olatz sufre anorexia, enfermedad que le ha llevado estar un mes ingresada en el Hospital y que provocó que, con sus 1,65 metros de altura, llegara a pesar 37 kilos. Un trastorno que empezó en el verano de 2018 y ahora ha querido hacer público para «poder ayudar a personas que estén como yo llegué a encontrarme».

Mide 1,65 metros y pesaba 37 kilos, en el momento de ser ingresada en el Hospital, donde estuvo un mes «La retirada no fue causada de manera directa por mi enfermedad, influyeron otros aspectos como los estudios, el agobio y el estrés, pero he querido anunciar lo que me pasaba porque ahora me sentía con fuerzas, me hacía sentirme más natural y sincera, y sobre todo para que las niñas que están haciendo cosas como las que yo hice sepan que no están solas, que eso puede descontrolarse y que es un problema, a mí me hubiera gustado algo así, habría sido un empujón cuando no tenía claro qué sucedía», asegura a La Nueva Crónica Olatz Rodríguez, que reconoce que en el mundo de la gimnasia rítmica «pasa mucho».

¿Echando la vista atrás y a cómo se desarrolló todo? La leonesa explica que «desarrollé la enfermedad poco a poco,fue una cuestión de mi personalidad y de algunos aspectos de lo que es la gimnasia rítmica, donde quieras o no se exige una tipología concreta, así que yo quería exigirme más al igual que al resto de compañeras».

«Intentaba adelgazar más porque pensaba que así sería mejor gimnasta, ahora me doy cuenta de que fue un error»,
asegura Olatz, que deja claro que eso le llegaba «por lo que veía y me transmitían, o más bien interpretaba, no quiero echar culpas a nadie, pero la rítmica es muy exigente en muchos aspectos y uno de ellos es el peso».

De hecho prácticamente sólo comía «verduras, yogur y huevos, contaba lascalorías de cada alimento, me sentía mal comiendo...». ¿El momento en el que hizo clic? Fue «en las navidades de ese 2018, la verdad que tras hacer un test en Google para saber si tenía anorexia, que me salió que me recomendaban contactar ya con un especialista».

Sin embargo, después hubo que superar «el miedo a contarlo, me costó mucho decirle a mis padres que me pasaba esto, a mis amigas quizá les dejaba caer detalles pero tampoco se lo dije, ni siquiera al psicólogo que tenía del CAR».

«Me sentía con incertidumbre de ver cómo se lo tomaban mis padres, pero cuando vi que genial, pasé a estar mucho más tranquila y segura», recuerda la leonesa, a la que llevaron al hospital quedándose ingresada «por desnutrición» y enterándose en ese momento de la situación en su club, donde se quedaron «muy preocupados, porque no sabes controlar estas situaciones».

«La rítmica es muy exigente en muchos aspectos y uno de ellos es el peso. Sólo comía verduras, yogur y huevo» Y es que Olatz reconoce que «algunas entrenadoras sabían que me pasaba algo de ese tipo, cuando vieron la situación en la que me levantaba, que me mareaba, que no podía entrenar… me daban charlas, me decían que tenía que comer hidratos y me derivaron al médico y al psicólogo del CAR, pero yo estaba muy bloqueada y apenas le contaba nada».

Ahora, los primeros pasos están ya dados, la situación es muy distinta y la leonesa tiene clara la respuesta a si lamenta haber empezado con la gimnasia: «No me arrepiento de nada porque todo lo que vives te ayuda y no cierro las puertas a lo que va a pasar en el futuro, pero sí que ahora no me veo compitiendo más, quiero centrarme en mi recuperación».

¿Y le recomendaría a una niña que empieza que hiciera gimnasia de élite? «Si soy sincera, hablaría con ella y vería si su personalidad es como la mía o es capaz de controlar todo, le diría que hiciese lo que la permitiera disfrutar».

Un mensaje a esas futuras Olatz y un deseo: «Que hubiese más medios que se dedicasen a trabajar contra estas enfermedades psicológicas». Ella, con la valiente decisión de contar su historia, ya ha contribuido a la lucha.
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