Mil lágrimas y siete miradas al cielo... y Jorge las recogió

Todos los campeones (Riaño, Adri, Rodri y Pedro) y las campeonas (Bea, Priscila y Lucía L. Dóriga) brindaron sus victorias a Jorge Iglesias, en una tarde cargada de emociones

06/10/2023
 Actualizado a 06/10/2023
Los padres de Jorge Iglesias, Yolanda y Carlos, y su hermana Marina, reciben un recuerdo del presidente de la Federación de lucha, Ángel Rivero . | MAURICIO PEÑA
Los padres de Jorge Iglesias, Yolanda y Carlos, y su hermana Marina, reciben un recuerdo del presidente de la Federación de lucha, Ángel Rivero . | MAURICIO PEÑA

Jorge Iglesias Oricheta fue el nombre más presente de la tarde, pese a su ausencia definitiva. Un cuadro con su nombre presidía el corro; unas camisetas que ponían Jorge vestían a todos los luchadores de Aluches Tierras de León, su club; pero, sobre todo, hubo mil corazones encogidos en su recuerdo. También hubo lucha, pero quedó envuelta en lágrimas, miradas al cielo y una carga de emotividad como no ha vivido la lucha leonesa en muchos años.

El que se preveía como el corro más emotivo y triste lo fue, pero aún más emotivo de lo previsto y con la tristeza de la que es una familia con el dolor de lo irreparable, el de la familia de la lucha leonesa, que este jueves lo fue más que nunca para arropar a Yolanda, la madre; a Carlos, el padre; a Marina, la hermana; todos en la grada y a su lado Anita, la abuela, que desde su segundo plano confesaba: "Estamos destrozados, gracias a todos, pero esto no lo voy a superar nunca".  

A las cinco de la tarde explotaron las emociones. Llegó la familia, se sentaron en la primera fila y en las gradas ya aparecieron las lágrimas de muchas madres que miraban el luto en el alma de Yolanda y se ponían en su lugar. Todos los luchadores forman corro alrededor de la camiseta y los pantalones que posaron los niños Mateo y Lucas Valbuena, con los que Jorge luchó su último corro. Otros niños de su club Álvaro y Aitana llevaron al centro el retrato del luchador de Vega de Espinareda. El minuto de silencio fue impresionante, el llanto desconsolado de Víctor J. Hernández era la imagen de la familia de la lucha. La de Unai, a su lado, era muy parecida. 

También hubo lucha. Comenzaron ganando los hermanos Riaño en ligeros, un doblete que hacía feliz a su madre por el día que era, una tarde a la que Bea acudió pese a tener clase en la facultad de Medicina de Oviedo, donde no es fiesta: "Es triste, pero había que estar aquí", dice la pelirroja con los ojos vidriosos. A su lado su hermano asiente a las palabras de la hermana mayor, él que acababa de ganar a un finalista de lujo, Javi Oblanca, ‘La cátedra’, que sabía que este jueves era un día que no se podía faltar y sacó todo lo que lleva dentro hasta meterse en la final. Pero allí estaba David, que recordaba que justo un año antes también luchó la final del corro de San Froilán y la perdió... con Jorge Iglesias. 

A las seis y veinte se congeló la sangre. Los padres y la hermana de Jorge salieron a recoger diversos recuerdos; de su club, de la federación, el ayuntamiento... De pronto todo el graderío estaba en pie, el aplauso no parecía tener fin, las lágrimas ya no solo eran de madres cuando precisamente la madre, Yolanda, se dirigió al micro del corro para dar las gracias "porque hemos recibido innumerables testimonios de apoyo de todos vosotros. Jorge ya descansa en paz y seguirá luchando allí en el cielo. Muchas gracias".

Pasaron unos minutos antes de que el corro recuperara el aliento. Porque también hubo lucha, aunque importaban menos los resultados que los anhelos que muchos compañeros y amigos traían en su mente. Uno de los que más ganas tenía de ganar el corro era Adri, el de Villavente, compañero, rival, entrenador, amigo y alguien al que todavía cuesta asimilar lo que pasó. Se metió en la final con solvencia, con cadriladas y voleos. Pero Arce también quería estar presente en esta cita con la historia y le planteó una final dura, en la que Diego se le adelantó primero y después le arrancó una nula que llevaba trazas de entera de un Adri que tomó nota del aviso, reaccionó y le dio dos enteras en pocos segundos, antes de soltar un 'ufff' de alivio después de ver peligrar la victoria más deseada. Al fin pudo apuntar al cielo y señalar el nombre que ponía su camiseta: Jorge.

Los padres y la hermana de Jorge Iglesias acudieron al corro para recibir el homenaje de la lucha 

Y, también en medios, había otra que en silencio, como es ella, tenía muchas ganas de ganar: Priscila, que no solo puso ganas, también una lección de lucha en una final con una rival nada fácil, Luzma Carcedo, pero Pris lo mismo da un gran premio de la lotería que gana el  corro de Jorge. Y mira al cielo.

En semipesados, con Tomasuco defendiendo a la patria en tierras lejanas se abrían nuevas posibilidades. Padre no estaba en casa y la puerta estaba abierta ¿Quién entró? Pues el mismo que había ganado el otro día que padre no estaba en casa, en Villavente, que se fue de boda: Rodri ‘La Perla’ (en el otro corro que no luchó Uco, subió a pesados ganó Adri, que subió de medios). 

Pero más feliz que La Perla (que tiró en semifinales a otro aspirante, Del Cojo), o tan feliz como él, era el finalista: Rubén el de Villabalter, el ya ganador del premio al más veterano, al que una victoria ante Panita le puso ante su mejor tarde, la que compensa los largos viajes que hace desde el País Vasco para estar en los corros.

En el minuto de silencio y cuando la madre de Jorge habló las emociones tomaron la plaza de Regla 

En pesados, que ya habían tenido una previa antes, la victoria femenina fue para Lucía López-Dóriga, la judoka cántabra, estudiante en León, que ya se ha instalado en la elite de este deporte, sumando cada día maneras de luchadora a las que ya tenía de su otro deporte. Ganó a la otra Lucía López, la de Prioro, que no es nada fácil y remató en la final ante Paula Blanco, con solvencia, en silencio, discreta, como estuvo en la misa del adiós a Jorge. 

En pesados estaba el tipo más emocionado y con dolor entre los luchadores, el entrañable Víctor J., que derramó muchas lágrimas. Estaba lesionado pero estaba allí pues "si hay que romperse un día... es hoy". Se lo jugó varias veces, ante Álvaro, Edgar o Davizuco pero se metió en la final ‘a la heroica’, como hace él. Estaba loco por ganar pero en la final le esperaba un Pedro Alvarado que por algo es el líder y el campeón de Liga, de tres Ligas. No le dio opciones pero en la lucha cuando acaba la final el campeón levanta al subcampeón. Y éste, VJ,pudo mirar al cielo y decirle "para ti". Y Jorge sonrió al ver al entrañable Canario que le mandaba besos y lágrimas. No las suyas, las de todos.

Sonaron las campanas de la Catedral.

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