Los muertos revivieron entre la niebla

Como si de una terrorífica novela se tratara, los muertos resucitaron de entre la niebla ayer en La Eragudina. La Cultural se vistió de (trajeado) doctor Frankenstein y devolvió la vida a un Astorga que a falta de 15 minutos parecía totalmente condenado.
La intensa niebla que se instaló sobre la capital maragata sirvió para añadirle ese punto cinematográfico a una historia que terminó de redondear, y es que la meteorología fue el principal invitado a un derbi leonés que tuvo de todo:polémica, goles y sobre todo mucha intensidad.

No se guardaron nada ni Carlos Tornadijo ni Javier Cabello. Los onces, los previstos, apostando ambos por la continuidad que tan buenos resultados les había dado. Se confirmó la ausencia de Rubén García por los capitalinos, y es que el gallego fue duda hasta el último instante y finalmente solo pudo disputar unos pocos minutos.

No tardó en llegar la acción, y ya en el primer minuto el Astorga tuvo la primera en casi el único error que cometió Leandro en todo el partido, pero Víctor mandó el balón fuera.
En esos primeros minutos ya se pudo ver algo extraño en el fútbol actual, un jugador persiguiendo a otro por casi todo el campo. Como si de baloncestoo balonmano se tratase, Porfirio se convirtió en la sombra de Diego Peláez, o al menos lo intentó, porque el gallego terminó por ganarle la batalla al berciano.

Aketxe batió con clase a Javi para marcar el segundo y abrir una brecha que parecía ya insalvable para todo el mundo Sin ningún claro dominador en el primer cuarto de hora de partido, ambos equipos lo intentaban tímidamente, a través de ocasiones aisladas y también en el balón parado. Sin embargo, en el ecuador del primer tiempo el Astorga subió una marcha y Leandro salvó a la Cultural del 1-0. Ivi Vales remató dentro del área pequeña casi a bocajarro tras una gran jugada combinativa y el valenciano sacó una mano milagrosa para evitar el primer tanto maragato. A partir de esa acción el Astorga disfrutó de sus mejores minutos de lo que iba de partido, sin saber que estaba a punto de llegar el punto de inflexión del partido.

En un balón sin peligro en el centro del campo Cristian soltó el codo para impactar en la cara de Borja Martínez, una acción que el árbitro vio a un metro y sin dudarlo un instante expulsó al lateral maragato. No hubo protestas, la agresión había sido tan clara como estúpida y el Astorga se quedaba con uno menos cuando apenas se cumplía la primera media hora de juego.

La Cultural reaccionó inmediatamente al nuevo escenario que se le planteaba y antes de que a Carlos Tornadijo le diese tiempo a reforzar su defensa los leoneses bombardearon una y otra vez la banda derecha de los maragatos. Borja era un misil y en su primera intrusión mandó un disparo alto. La segunda ya no la perdonaron los visitantes. Borja volvió a quedarse solo ante Javi, que logró despejar el remate del extremo... a los pies de Aketxe, que con el portero batido y no sin contar con fortuna e dio al palo y la metió.

En apenas cinco minutos el partido había cambiado del blanco al negro para el Astorga, que tenía ante sí un panorama en el que ver la luz era más que complicado, casi como hacerlo de banda a banda en un campo en el que la niebla seguía bajando y el frío ya era gélido. Quizás por ello la grada comenzaba a murmurar sobre una posible suspensión que nunca llegó a pesar de que esa regla que dice que el partido se debe acabar si no desde una portería no se ve la otra, algo que desde luego ocurrió.

Tornadijo dio entrada a Llamazares por Ivi Vales para evitar que el daño ya fuera irreparable y eso tranquilizó un poco un partido en el que la Cultural se encontraba tremendamente tranquila sobre el terreno de juego. Aketxe volvió a tenerla pero el partido se fue al descanso con la sensación de que a poco que la Cultural supiese hacer valer su ventaja, la historia estaba contada.

Ese pensamiento se hizo aún más patente entre el respetable a medida que se cumplían los primeros minutos del segundo acto. Los capitalinos dominaban y tenían las ocasiones más claras, con un Aketxe que era un auténtico infierno para la zaga maragata. Javi tuvo que salvar a su equipo en un par de acciones complicadas al igual que Leandro volvió a demostrar que está en un gran estado de forma sacando un balón claro.

La Cultural se marchó sin explicación del partido tres minutos y cuando volvió se encontró con el empate Además, el encuentro se calentaba por momentos. Las rencillas se multiplicaban y el maragato Víctor hizo méritos para ver algo más que la amarilla tras un codazo a Tejedor y un pique con Aketxe. Fue el propio goleador vasco el que confirmó lo que se veía sobre el terreno de juego y tras una gran jugada de Diego Peláez batió con exquisita clase a Javi por encima subiendo un 0-2 que parecía matar el partido definitivamente.

Tornadijo se tiró a la piscina, quitó a Lago y puso una defensa de tres en una desesperada intención de recortar distancias. Por su parte, Cabello dio el partido por terminado y metió a Orodea para tratar de buscar una contra que le diese la última estocada al Astorga.

El chaval, que esta vez volvió a disponer de un cuarto de hora, tuvo junto a Diego Peláez ocasiones de hacerlo, pero o por la buena actuación de Javi o por la falta de puntería, la Cultural perdonó dejando al Astorga con una mínima opción de salir con vida del partido.
Inexplicablemente los capitalinos se fueron tres minutos del partido, y cuando lo hicieron, el 2-2 estaba en lo alto del marcador ante la euforia de la grada local. Borjas volvió a convertirse en el héroe demostrando que el olfato goleadornunca se pierde. Estuvo el canario en el lugar exacto y en el lugar justo para sacar los colores a la Cultural, primero en un balón filtrado en la endeble defensa capitalina que David Bandera recogió para ponerla al área pequeña y que el punta la tocase. Orodea volvió a tenerla para los del esmoquin pero perdonó y Borjas no lo hizo en una extraña contra ante un equipo que va ganando, salvando un inesperado punto para el Astorga que sabe a dulce victoria para los maragatos y a amarga derrota para los capitalinos.