
No tuvo el día el Clínica Ponferrada en Logroño. Tras encaminar una de las semanas más exigentes del calendario con tres partidos en siete días y dos victorias, a los de Oriol Pozo se les atacó el tercero y de que manera.
Mal en defensa y sin puntería en ataque, así fue el partido de los bercianos ante un Logrobasket que llegaba como colista, pero del que el técnico de Ponferrada ya avisó en la previa. Los triples fueron la parte más positiva de un Clínica Ponferrada, que quizás tuvo de sus peores partidos en el rebote, con 23 en total en todo el partido, cargándose con muchas faltas, donde Logroño sacó hasta 21 puntos en libres, Efambé y Hayes acabaron excluidos por faltas y Treviño y Blak llegaron a las 4, y donde el segundo cuarto, con solo siete puntos se notó y mucho para el resto del partido.
Aún con la distancia en el marcado final, no todo fue igual en un inicio donde los dos equipos mostraron un gran nivel, sin nadie pillando una gran ventaja, no más de 5 puntos, y con minutos muy claves desde la línea de tres. Ponían los locales el 14-10, al que respondió Salas con otro, que a su vez respondió Logrobasket y que de nuevo Rubén Salas volvió a igualar desde la línea de 3 para que luego Órrit pusiese por delante a Ponferrada con el 16-21. Y de ese subidón a unos minutos muy malos donde los locales con varios triples, faltas de Ponferrada y fallos en los ataques puso el 26-21, 10-0 de parcial para el primer cuarto.
Cerró Logroño el primer cuarto con un parcial de 10-0, en el segundo Ponferrada estuvo 3 minutos sin anotar dos veces, algo que se repitió en el cuarto
Un final que para desgracia de Ponferrada se alargó y mucho estando hasta en dos ocasiones más de 3 minutos sin anotar, es decir, más de medio cuarto y donde Logroño, sin brillar demasiado consiguió ponerse a una distancia muy considerable al descanso, 42-28. La defensa tuvo sus peores minutos, coincidiendo con el gran hacer de los locales, que casi doblaban en rebotes al descanso a los bercianos, 23-12. La única fortaleza eran los triples, 6 de 11.
El paso por vestuarios reactivó en cierta media a Ponferrada que por momentos creyó en hacer posible lo imposible. Poco a poco fue mejorando tanto en defensa, como en el acierto ofensivo con tres grandes nombres, Bergens, Treviño y Órrit, pero cometiendo mucha falta que seguía sosteniendo a los locales en los peores momentos del partido y si a eso se le suma que comenzaron tener acierto, el marcador se fue al 66-54, con un triple sobre la bocina. La defensa ya terminó el cuarto estando al mismo nivel que en el segundo cuarto, 30-14 en rebotes en comparación con Logrobasket, y de ellos solo 10 defensivos.
Y aunque lo intento Ponferrada, no pudo. Si todo lo abría Salas de tres para el 66-57 y acercarse, cuando salía bien el rebote y la defensa, se esfumaba todo en el ataque. Todo volviendo a tener una gran desconexión en la anotación esta vez con más minutos, llegando casi a los 4, aunque Logroño tampoco hizo demasiada sangre y de nuevo casi dos minutos más, otro vez más de media cuarto sin mover el marcador.
Sin el día en la anotación y con la gran fragilidad defensiva, Ponferrada terminó 80-64 en la última visita del año, 8-3 en la general, es decir Ponferrada sigue en los puestos más altos, pero ahora tendrá que levantarse como donde mejor lo hacen, en el Lydia Valentín.