El corazón de la montaña leonesa volvió a latir al ritmo de los pedales este sábado con la celebración de la IV Alto Porma BTT, en una edición especial que cambió de formato para dar paso a un vibrante duelo por equipos entre las provincias de León y Asturias. Y el resultado no pudo ser más simbólico: León se llevó la victoria en esta batalla de esfuerzo, estrategia y orgullo territorial.
Desde primera hora de la mañana, Puebla de Lillo se convirtió en epicentro del ciclismo de montaña. A las 9:30 en punto, el rugido de una traca y los acordes de los himnos de Asturias y León dieron paso a una jornada inolvidable. Quince minutos después, fue el turno de las eBikes, que también tuvieron su cuota de protagonismo en una competición donde cada corredor contaba, y cada segundo sumaba.
El recorrido no dio tregua: 45 kilómetros de auténtico mountain bike, con 1.300 metros de desnivel positivo, sendas técnicas, descensos vertiginosos y ascensiones que exigían lo mejor del físico... y de la mente. Todo ello aderezado por un calor veraniego que añadió un grado más de dificultad a la gesta.
Javier González y María Fernández, ambos leoneses fueron los primeros en cruzar la línea de meta
El leonés Javier González se convirtió en el más rápido de la categoría masculina cruzando la meta entre aplausos tras un recorrido imponente. En categoría femenina, la también leonesa María Fernández brilló con luz propia, firmando una victoria contundente para el combinado de la provincia anfitriona.
En la categoría eBike, el triunfo fue asturiano: Roberto Freitas impuso su potencia en hombres, mientras que Nerea Artidiello demostró su dominio en féminas, ambos defendiendo con garra los colores del Principado.
Sin embargo, la emoción no acababa al cruzar la meta. Todos los tiempos eran cruciales, cada pedalada sumaba, y tras el exhaustivo análisis de GedSports, empresa responsable del cronometraje, se proclamó el resultado final.
La IV Alto Porma BTT, organizada por el Club Deportivo Los Jabalíes de Puebla de Lillo, no fue solo una competición. Fue una fiesta del deporte en la montaña, una reivindicación del paisaje leonés, y una muestra de que el ciclismo une, desafía y enaltece. Puebla de Lillo despidió la jornada con el orgullo de haber sido testigo de una edición que pasará a la historia... y que ya clama por una revancha.