A Pablo García siempre le ha gustado salir en bicicleta. Desde pequeño ha corrido, llegando a competir aunque en mountain-bike en diversas pruebas en categorías cadetes y juveniles; y ahora, a sus 43 años, es habitual verle por las carreteras de los Argüellos, subiendo la collada de Valdeteja o de Cármenes y recorriendo esa zona durante los cinco días a la semana en los que acostumbra a salir, con una media de entre 10 y 12 horas semanales en total.
Pero claro, una cosa es entrenar y otra competir. ¿Se puede hacerlo sin ser profesional? Encontró Pablo, que trabaja como readaptador deportivo y lo fue durante cuatro temporadas en el Ademar, la solución a ese problema en las UCI Gran Fondo World Series, el circuito de ciclismo amateur más prestigioso del mundo, donde ha encontrado un inesperado premio.
De León a Australia le tocará desplazarse, pues el 19 de octubre en la localidad de Lorne disputará el Mundial que reúne a los mejores de este circuito durante el año, y para el cual Pablo se ha clasificado dentro de la categoria máster que reúne a ciclistas de entre 40 y 44 años.
«Tenía el gusanillo de competir, hacerlo te da un aliciente para entrenar más, no andar en bici sin objetivos específicos»
Y es que, para conseguir meterte, debías quedar entre el 25% de los mejores clasificados en alguna de las pruebas del circuito, algo que tras un primer intento en Varese, en la Tre Talli Varesine, acabó logrando Pablo en la disputada en Portugal, en Coimbra, donde en una carrera de 150 kilómetros y 1.600 metros de desnivel adecuado se ganó el billete para Australia.
«Te quedaba el gusanillo de competir, que en bici de carretera nunca lo había hecho, y al final en carreras master compites con gente de tu edad y tienes tu aliciente para entrenar más, para no andar con la bici sin un objetivo especifico, que hay veces que sin ello se te puede hacer bola», señala Pablo, que encontró estas World Series «buscando un reto a mayores. Lo encontré por internet y me pareció una idea guapísima, hay carreras por todo el mundo y con este premio del Mundial».
«Voy a dar todo lo que tengo dentro y, si tengo una opción entre 1.000, si se presenta la opción de cogerla lo haré»
Este sábado partirá ya hacia Australia, teniendo así unos días antes de la prueba para aclimatarse y aprovechando eso sí tras ella el viaje para conocer la zona tomándose unas vacaciones, aunque esas solo llegarán tras una carrera que se toma muy en serio: "Lo que tengo claro es que no voy a hacerla a ritmo de cicloturista, voy a dar todo lo que tengo dentro y, si tengo una posibilidad entre 1.000, si se me presenta la opción de cogerla lo haré», señala Pablo, explicando que «los mejores tienen preferencia en el cajón de salida, lo que ya complica todo, pero somos unos 200 en nuestra categoría y como el nivel es muy parejo, si consigues no salir atrás o estar en cabeza de carerra en el primer puerto... bueno, a partir de ahí si pillas la escapada buena y te llega un grupo no muy numeroso, en ataques en los últimos kilómetros o en un sprint nunca sabes lo que puede acabar pasando».
Máxima ambición en este leonés residente en Genicera que, en cualquier caso, ya tiene nuevo reto fijado antes incluso de ir a Australia: «El año que viene es en Japón y vamos, si en Australia la experiencia sigue siendo igual de buena que ha sido siempre en esta competición, tengo claro que intentaré clasificarme», señala un Pablo que lleva camino de recorrerse todos los continentes compitiendo con su adorada bicicleta.