La reina berciana de Río ya está en casa

Camponaraya rindió homenaje ayer a su vecina y medallista olímpica Lydia valentín, emocionada por el apoyo recibido estos últimos días. "La verdad es que no sabía que movía a tanta gente", confiesa

Alejandro Cardenal
17/08/2016
 Actualizado a 11/09/2019
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Camponaraya se vistió de gala para dar la bienvenida a su reina. Lydia Valentín volvió de los Juegos Olímpicos de Río con una medalla de bronce que le supo a oro y le permitió saciar la ‘sed’ de gloria que le arrebataron en Londres, una cita de la que la berciana es campeona tras los positivos de las tres primeras clasificadas.

«Es el premio que le robaron ilegal y antideportivamente hace cuatro años. A pesar de la lesión ha forzado la maquina y se ha llevado un justo premio. Camponaraya está en deuda con Lydia», aseguró el alcalde del municipio, Eduardo Morán, que también resaltó el «esfuerzo y la dedicación» que hay tras el metal. «Es la guinda a una trayectoria de 15 años, pero creo que ha merecido la pena», agregó el edil.

Ya en casa, la haltera sigue tratando de digerir el salto al estrellato que supone haberse convertido en la primera española en conseguir, además por partida doble, una medalla olímpica para España en halterofilia, una disciplina de la que ya es leyenda. «Todos se han volcado conmigo, su apoyo ha sido importante», afirmó la deportista, que fue capaz de convertir el recinto ferial del municipio en una ‘fan zone’ donde sus vecinos siguieron su actuación en la prueba y que vibró cuando selló la medalla de bronce que mostraba ayer orgullosa, pero sobretodo, feliz.

Lo ha hecho además siendo una de las pocas estrellas de la modalidad que jamás se ha visto involucrada en un escándalo por dopaje y convirtiéndose en un fenómeno en las redes sociales por la alegría y el desparpajo con el que compite. «Estoy en deuda con todos por el apoyo que me han prestado y las muestras de cariño que he recibido estos días, la verdad es que no sabía que movía a tanta gente», confesó Lydia.

Y es que una multitud acudió puntual ayer por la tarde a la plaza del Ayuntamiento de Camponaraya rindiéndose ante su heroína, que no pudo evitar que se le cayeran las lágrimas, lágrimas de emoción y de alegría, muy diferentes de las que vertió hace cuatro años tras el amargo cuarto puesto que le dejó a un paso de subirse al podio. «No me emociono fácilmente pero hoy lo han conseguido», señaló.

Con la misma elegancia con la quebate récords, la medallista olímpica posó con sus vecinos, firmó autógrafos y respondió a la admiración de una localidad cuyo nombre lleva años bordando con letras de oro en los pabellones de medio planeta. La ‘reina’ berciana de Río ya está en casa y viste de bronce y oro.
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