La gloria olímpica llegó con retraso

Lydia Valentín se subió al pódium por primera vez en Río 2016, si bien era su tercera medalla olímpica en apenas un mes tras la plata de Pekín y el oro de Londres entregadas ‘en diferido’

Jesús Coca Aguilera
13/04/2020
 Actualizado a 13/04/2020
Lydia Valentín, en plena competición durante sus primeros Juegos Olímpicos, los de Tokio. | FEH
Lydia Valentín, en plena competición durante sus primeros Juegos Olímpicos, los de Tokio. | FEH
Tres medallas olímpicas, pero sólo una de ellas disfrutada en el pódium. Es lo que refleja el inigualable palmarés de la berciana Lydia Valentín, la mejor haltera española de todos los tiempos, que consiguió en 2016 en los Juegos de Río disfrutar de un bronce que se unía con apenas un mes de diferencia a la plata de Pekín y el oro de Londres, logrados en diferido debido a la descalificación por dopaje de sus rivales.

Y es que la gloria olímpica le llegó con retraso, pero acabó apareciendo para situar en el olimpo de los mejores españoles de la historia a Lydia Valentín, pues sólo hay siete deportistas con más medallas que ella en unos Juegos : David Cal, Joan Llaneras, Saúl Craviotto, Mireia Belmonte, Andrea Fuentes y Arantxa Sánchez Vicario.

Un sitio garantizado entre los más grandes de todos los tiempos que espera confirmar en 2021 en Tokio, donde si nada sucede durante el próximo año volverá a ser firme candidata a medalla, y que ha situado en el epicentro de la halterofilia mundial a Camponaraya.

Sólo Cal, Llaneras, Craviotto, Mireia, Fuentes y Sánchez Vicario tienen más medallas olímpicas en España Fue en esta localidad berciana donde se crió esta joven nacida hace 35 años en Ponferrada, y a la que tener de vecino a Isaac Álvarez, entrenador de halterofilia, acabó orientando en favor de esta disciplina pese a que se le daban bien todos los deportes y también destacaba en gimnasia y baloncesto.

Sin embargo, a los 11 años cogió las pesas y ya no las dejó, pues los éxitos tardaron poco en llegar. A los 14 ya fue campeona de España. A los 15, con todo el mundo viendo su increíble potencial, se mudó de Camponaraya a Madrid para alojarse en la Residencia Blume y entrar al Centro de Alto Rendimiento del CSD. Y a los 22 llegó su primer gran éxito internacional, la medalla de bronce en el Campeonato de Europa celebrado en Estrasburgo.

Sólo un año después, con otro metal en un Europeo ya en su poder, llegaría su primero olímpico, aunque eso tardaría ocho años en saberlo. Fue en Pekín 2008, un 15 de agosto, el mismo día en el que otro ilustre leonés como Manolo Martínez ponía la cruz al quedarse fuera de la final de peso, cuando la berciana quedaba quinta con exhibición y cierta dosis de polémica.

Lydia Valentín batió el récord de España en Pekín y en Londres, acabando esas citas en quinto y cuarto lugar Y es que Lydia Valentín batía su propio récord de España en dos tiempos y en total, pero los jueces no daban por válida su tercera elevación en dos tiempos que le hubiera dado una medalla... que le acabarían entregando en 2010. Porque en 2008 se conocía que la china Cao Lei, campeona aquel año, había dado positivo, al igual que la rusa Nadezda Evstyukhina que había sido tercera y la bielorrusa Iryna Kulesha que terminó cuarta, lo que permitía ascender a la berciana hasta la segunda plaza.

También tres puestos, esta vez cuatro años después, acabó ascendiendo con respecto a su resultado inicial en Londres, esta vez para poder incluir en su palmarés un título olímpico. Porque aquel 3 junio en la capital inglesa Lydia volvió a mostrar su mejor versión y a batir el récord de España como en Pekín, pero de nuevo se quedaba a las puertas de dar a la halterofilia española la primera medalla de su historia, pues finalizaba cuarta.

Las descalificaciones de 3 de las halteras que en 2008 y 2012 le precedieron le dieron  dos metales más en 2016 Sin embargo los análisis posteriores a las tres halteras que le precedieron (la kazaja Svetlana Podobedova, la rusa Natalya Zabolotnaya y la bielorrusa Iryna Kulesha) demostraban su dopaje, dando a Lydia un oro olímpico que recibía en una ceremonia en el COE.

Los dos metales en diferido llegaron en ese verano de 2016 en el que también logró un bronce que, por poder celebrarse esta vez sí en la propia competición, supo mejor que ninguno. Fue en la cita de Río de Janeiro, donde la berciana volvió a demostrar que da lo mejor de sí en las grandes citas.

Llegó a Río tras perderse el Europeo y el Mundial, pero volvió a mostrar su mejor versión en una gran cita Porque aunque llegaba tras perderse por lesión el Mundial y el Europeo, y meses antes ni siquiera sabía si podría llegar a competir, se fue hasta los 257 kilos en el total olímpico, finalizando tercera al ser sólo superada por la norcoreana Sim Jong Rim y la bielorrusa Darya Naumava.

Un nuevo metal que se unía a los 12 que tiene en unos Europeos en los que se ha impuesto en cuatro ocasiones y a los cuatro, de los cuales dos son de oro, en Mundiales. Una gran alegría para una referencia que en Tokio buscará una despedida por todo lo alto.
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