Aunque la Deportiva todavía no estaba cadáver, por El Toralín se está dejando ver en los últimos partidos una suerte de señor Lobo capaz de salir a escena en las situaciones más delicadas. Es William Jebor, el ariete capaz de desatascar los partidos más enquistados, eso sí, con un estilo ‘particular’.
El fútbol liberiano está en las antípodas de la calma y el refinamiento que mostraba el señor Lobo de la gran pantalla. Si uno buscaba la serenidad y la calma para deshacer un entuerto, el otro saca provecho del caos que significa su sola presencia.
El liberiano ha jugado más de la mitad de los 632 minutos que acumula en Liga durante el último mes y medio Con Jebor con el césped, los partidos se revolucionan. No es el más hábil, ni el más goleador, pero tiene un ‘don’; romper el orden de cualquier defensa. Y nunca da un balón por perdido, un espíritu que termina contagiando al resto de sus compañeros, un valor añadido que ha multiplicado su presencia en el terreno de juego.
El liberiano ha sabido aprovechar sus oportunidades. Durante la primera mitad de temporada tuvo un rol secundario. Tampoco ayudó a su integración los compromisos internacionales que le hacían cortar su adaptación. La marcha de Yuri y las lesiones de Berrocal y Djordjevic le abrieron la puerta de la titularidad y aunque sigue sin ser un fijo, la mitad de los 632 minutos que acumula esta temporada en Liga los ha jugado en el último mes y medio.
Su asignatura pendiente sigue siendo el gol. Solo dos ha marcado como blanquiazul, uno en Copa, ante el Eibar, y otro en Liga, el que dio la victoria ante el Huesca. A pesar de su discreto bagaje, su salida al terreno de juego coincide con los de mayor producción ofensiva. Ante el Numancia salió en el minuto 71’ y solo cuatro después el ariete asistía a Bashapara decidir el partido.
Frente el Llagostera sustituyó a Luka Djordjevic tras el descanso y no defraudó. Tras una primera parte insípida, sin ocasiones de gol, la Deportiva asedió la portería de René -remate al larguero y penalti incluido- y tuvo la continuidad de la que no gozó durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Aunque el gol fue cosa de otros, su trabajo ya estaba hecho. Es el señor Lobo, soluciona problemas.
El buen papel de Camille abre la competencia en el lateral izquierdo
El buen rendimiento de varios de los no habituales ante el Llagostera augura una semana complicada para Fabri, que hasta la fecha había apostado por un bloque reducido de futbolistas y pequeñas variaciones sujetas a lesiones o sanciones.
Precisamente a raíz de la baja de Casado por acumulación de tarjetas el lucense pasó el testigo a Camille, que aprovechó la oportunidad y se ganó los elogios del técnico. «Estuvo poderoso, apenas le han desbordado en el uno contra uno y ha jugado un partido muy equilibrado, superior a Seoane si comparamos lateral con lateral», confesó.
Con el canterano madridista ya disponible de cara a la vista a Anduva, el técnico tendrá que decidir si da continuidad al francés o mantiene la línea defensiva que más veces ha repetido, la formada por Seoane, Miquel, Raillo y el propio Casado.
Otro que también se reivindicó fue Gonzalo Melero, que cuajó uno de sus mejores partidos como blanquiazul haciendo el papel de Berrocal. En este caso, que al andaluz le queden todavía tres partidos más de sanción y que Aguza siga recuperándose de su lesión muscular supone un quebradero de cabeza menos para el técnico gallego, que recupera al madrileño para la causa.