El leonés que rozó la medalla en Tokio

Javier Pascual Rodríguez es el ciclista leonés más importante de las últimas décadas, pero si hay que recurrir a toda la historia el más destacado es sin duda José Manuel López Rodríguez, que fue también uno de los mejores españoles de su época, unos años 60 en los que costaba ver a corredores nacionales brillar en las Grandes Vueltas.

Sumó una medalla de Plata en un Mundial contrarreloj, corrió cuatro veces el Tour de Francia, participó seis veces en la Vuelta a España llegando a ser sexto en la general,ganando una etapa y llevándose en una ocasión las metas volantes; ganó múltiples pruebas del calendario nacional... y además, brilló en unos Juegos Olímpicos que fueron hace 57 años pero están ahora mismo más presentes que nunca en la historia reciente.

Porque en una semana Tokio dará el pistoletazo de salida a las Olimpiadas, pero no serán las primeras de su historia, pues ya las acogió en 1964, donde López Rodríguez fue el único leonés participante... y además se quedó a las puertas de lograr una medalla.

Pasaron 44 años hasta que un ciclista español mejoró su quinto puesto. Fue Samuel Sánchez con el oro en Pekín Y es que tras ir escapado y ser cogido en la última vuelta, todavía consiguió ser quinto en el sprint del grupo de unos 25 corredores que llegó a meta, en la que fue la mejor actuación de un ciclista español en una prueba en línea y en carretera en unos Juegos hasta que 44 años después, en Tokio 2008, Samuel Sánchez consiguió el oro olímpico.

Logró de hecho López Rodríguez dos diplomas olímpicos, pues fue también octavo en la contrarreloj por equipos, en una experiencia que considera que «fue inolvidable. Ha pasado tanto tiempo que debo esforzarme para recordarlo todo, pero fue algo que viví con muchísima ilusión y lo recuerdo eso sí con nostalgia porque pude haber ganado, lo tuve ahí».

Logró 2 diplomas al ser 8º en la contrarreloj por equipos. Volvió hace 5 años a vivir a Laciana tras 40 en Palma Y es que el ciclista nacido en Caboalles de Abajo recuerda cómo «eran vueltas a un circuito y en la penúltima atacó un ruso. Salí a por él, nos fuimos y entramos juntos a la última vuelta, pero entre que su director le dijo que no colaborara cuando de hacerlo hubiéramos hecho primero y segundo, y que por detrás en el repecho donde nos habíamos escapado saltó Eddy Merckx, nos cazaron. Y aún así en el sprint también tuve opciones, pues me dijeron que me pusiera a rueda de un sueco, pero cada vez iba más atrás y tuve que dejarle e ir pasando arrimado a las vallas a corredores hasta lograr ese quinto que me dejó hasta mal sabor de boca, porque al italiano Zanin que ganó le había vencido yo en varias ocasiones».

Aunque en aquella época sólo se permitían en las Olimpiadas amateurs, «había veces que el nivel era casi más alto, de hecho yo di demasiado tarde el salto al profesionalismo, perdí los mejores años de mi carrera porque el seleccionador quería que esperase».

Fue sexto en una de las 6 Vueltas a España que corrió, estuvo en 4 Tours y fue plata en un Mundial contrarreloj Es una de las grandes espinas que tiene clavadas, junto a la «de no haber ido también a los Juegos de Roma, que en la carrera de preselección sobresalimos con mucha diferencia sobre los demás Momeye y yo pero no nos llevaron a ninguno por temas políticos y de Federaciones», a la circunstancia de que entre las dos Olimpiadas «cuando me tocó hacer la mili fue un año perdido porque no me dieron ningún permiso para ir a carreras por etapas»; y a que cuando saltó al profesional, en las filas del Fagor, «tuve la malísima suerte de que pusieron un director, Matxain, que era un ignorante e infame en las estrategias, y que por ejemplo una Vuelta a España que me puse líder y hubiera ganado cambiando por completo mi palmarés me la arruinó él».

Entré escapado con un ruso en la última vuelta, pero él dejó de colaborar, Eddy Mercx saltó y nos cazaron «Yo me alimentaba bien, y entrenaba muchísimo y en la zona de Laciana,donde casi todo es monte, así que era un corredor muy fuerte, que iba bien en todos los terrenos. Me escapaba muchoy era bueno al sprint, cuando llegaba con un grupito era difícil que me ganaran», comenta sobre sus cualidades un López Rodríguez que echa de menos «el haber tenido experiencia para hacer las cosas de otra manera y ganar más cuando me consideraban uno de los 10 mejores ciclistas de España»; y recuerda cómo «más allá del resultado la importancia de ser olímpico siempre quedó ahí» y que «a la gente del pueblo le entusiasmaba, todavía muchos de los pocos que quedan de mi época me lo dicen».

Son los recuerdos que medio siglo después tiene un López Rodríguez que, tras irse al retirarse a vivir a Mallorca y estar allí más de 40 años, volvió hace cinco a su localidad natal y se ha quedado a vivir en esa zona que siempre fue su casa, estando ahora ‘a caballo’ entre Villager y Villaseca de Laciana. «Vine a cuidar a mi hermano, para atenderle y estar con él los últimos días de su vida. Pero resulta que yo de joven había tenido una novia aquí, que mi padre nos separó porque creía que era incompatible eso con el ciclismo y se fue a vivir a Barcelona sin que supiera nada más de ella, y al volver estaba aquí, se había divorciado como yo, y ahora tantísimo tiempo después volvemos a estar juntos».

Era fuerte e iba en todos los terrenos. Me escapaba mucho y si llegaba en grupito era difícil que me ganaran Y es que a sus 81 años, aunque dejó de ser protagonismo en el ciclismo de competición hace mucho tiempo, «aunque siempre seguí viéndolo por televisión, de los últimos años el que me encantaba era Valverde», deja claro «sigo saliendo a andar en bicicleta, eso nunca cambió, esta misma semana me he hecho una ruta de 70 kilómetros que aún me estoy reponiendo de ella, que en teoría no debería hacer muchos esfuerzos que tengo una arritmia en el corazón».

Una pasión que marcó su vida y que le lleva a ocupar un lugar de honor entre los olímpicos leoneses.