En una especie de actitud que roza el masoquismo, que desde luego le está costando la salud al aficionado y que de no haber ocurrido permitirían al equipo disfrutar de una situación mucho más tranquila en la clasificación, parecen ya incontables a pesar de las alturas de la temporada en la que nos encontramos la cantidad de veces que la Cultural se ha disparado en el pie.Reus, Cádiz o Tenerife han repetido guiones muy similares al que este domingo se unió Córdoba: un equipo con méritos de sobra para lograr algo más penalizado por sus propios errores y obligado a tirar de épica para lograr como mínimo un punto.
Pero la Cultural nunca se muere. Si algo ha demostrado este equipo hasta la fecha es fe en sí mismo, en que un resultado que parece más que destinado a producirse en su contra no pueda ser celebrado por la afición rival hasta que el árbitro no pite el final y en Córdoba lo volvió a demostrar.
Porque cuando el colegiado mandaba a ambos equipos al túnel de vestuarios al final de los primeros 45 minutos pocos o casi nadie veían capaces al equipo leonés de sacar algo positivo de un partido que perdía 2-0 y que jugaba con un hombre menos sobre el campo desde la media hora de encuentro.
Dos penaltis poco discutibles y la más dudosa expulsión de Zuiverloon en el primero de ellos pusieron todo en contraLo cierto es que poco podía objetar el equipo de Rubén de la Barrera sobre lo ocurrido, ni siquiera por el hecho de que los dos goles locales llegaran desde el punto de penalti. Los leoneses, que contaron de inicio con las novedades de Manu y Aridai, tuvieron hasta tres ocasiones claras de gol en los primeros diez minutos de partido. Ni Guarrotxena, ni Señé, ni Rodri encontraron portería en un contexto en el que el único equipo sobre el terreno de juego era la Cultural.
Porque el Córdoba, en medio de un ambiente enrarecido, apenas podía dedicarse correr detrás del balón si bien con los minutos se fue estirando consciente de que si el tiempo pasaba los nervios en la grada del colista iban a continuar en aumento.
Se igualaron las fuerzas por momentos, lo que tardó en cumplirse la media hora de partido y que tuviera lugar la acción que terminaría marcando el devenir del mismo. Un error en la salida del balón leonés permitía que el Córdoba encontrara en largo a Jovanovic tras ganarle éste la espalda a Manu para que el serbio ganase la línea de fondo y pusiera un centro al corazón del área. Allí entraba con todo Sergi Guardiola, que terminaba en el suelo tras ser agarrado por Zuiverloon. Sin dudarlo, Cuadra Fernández decretaba la pena máxima y enseñaba la roja directa al holandés. El propio Guardiola no fallaba desde los once metros a pesar de la buena estirada de Jesús Fernández y ponía el partido en contra para la Cultural.
Iván González entró por un molesto y desacertado Guarrotxena para completar la defensa, pero fue otro error de bulto el que pondría aún las cosas más complicadas para los leoneses. Al borde del descanso Mario Ortiz se disponía a despejar un balón dentro del área, no veía aparecer de nuevo a Jovanovic y le golpeaba, volviendo a decretar el colegiado penalti. De nuevo Guardiola era el encargado de poner el 2-0 en el marcador, dar aire a los locales y plantear un futuro más que complicado para la Cultural.
Complicado, pero no imposible. Lo parecía sin duda aún más por cómo comenzó el segundo acto, con los leoneses rotos y el Córdoba con dos ocasiones claras para sentenciar el partido. Sin embargo, Aridai demostró que la Cultural iba a tener sus opciones aunque lo hizo sin acierto. El canario se quedó solo ante Kieszek tras un enorme pase de Señé pero definió mal y mandó el balón a las manos del guardameta. Sería pese a todo el desencadenante de cinco minutos mágicos que sirvieron a los leoneses para redimirse de lo ocurrido.
Rodri lideró al equipo leonés en su regreso a Córdoba con un sensacional partido en el que fue clave en los dos golesLo hizo con un protagonista principal, Rodri. El ariete soriano regresaba a la que fue su casa la pasada temporada y se echó al equipo a las espaldas para liderarlo hacia la remontada. A su incansable trabajo, muchas veces invisible para el gran público y que le ha valido numerosas críticas se sumó esta vez el acierto como delantero puro. Su fe en un balón sin aparente peligro sirvió paraque el árbitro decretase de nuevo penalti en una acción con Josema que no pareció y mucho menos fue.
Una acción de pillo que sirvió para que Yeray recortara distancias en el electrónico antes de que de nuevo Rodri desencadenara la locura en el cerca de un centenar de aficionados leoneses presentes en el Arcángel.
Una buena combinación con Iza dejaba al delantero, entre tres rivales, al borde del área. No dudó en tirar desde ahí Rodri, consciente de que la fe mueve montañas y desde luego vale goles. Su disparo se alejaba poco a poco de Kieszek y entraba ajustado al palo izquierdo de la portería cordobesa.
Una mirada al electrónico valía para recobrar la ilusión con el 2-2 y también para ser consciente de que restaban más de 20 minutos de mucho sufrimiento. Apenas tuvo ninguna ocasión la Cultural para culminar la remontada, centrándose principalmente la acción en su área.
Fue ahí donde si bien el equipo leonés sufrió especialmente en banda izquierda, fue capaz de realizar un derroche físico que permitió llegar casi a cada balón. Esa circunstancia, la gran actuación de Jesús Fernández, especialmente en una mano milagrosa al rebote de un balón en Albizua y esa pizca de suerte necesaria para que un balón se pasee por la línea, toque en tres jugadores y se vaya fuera sirvieron para que la Cultural certificase un punto que deja buen sabor y debe servir para dejar la moral intacta de cara a hacerlo bueno en la visita del Alcorcón al Reino de León.