Córdoba 1 - 0 Ponferradina: 'A la tercera tampoco llegó la vencida'

La Deportiva sigue sin arrancar lejos del Toralín. Los blanquiazules volvieron a caer por la mínima (1-0) en un partido que volvió a decidirse por fallos individuales. Ayer fue Santamaría el que erró al no salir a por un balón colgado al área pequeña y dejó que Florin, a bocajarro, marcara el gol que catapulta al Córdoba y entierra a una Ponferradina que sigue sin levantar cabeza a domicilio y lo que es más preocupante, no da muestras de encontrar la raíz del problema.

Y eso que durante algunos minutos, los bercianos recordaron, con matices, al equipo que maravilló el año pasado. Tocaba arriesgar en busca de un golpe de efecto a domicilio y a Manolo Díaz no le tembló el pulso a la hora de abrir la caja de Pandora dejando a Yuri en el banquillo pero con una propuesta ambiciosa, reconciliarse con el balón.
Sin una referencia ofensiva – Berrocal es todo corazón, pero su derroche se desaprovecha sin un ‘nueve’ al lado –, el protagonismo fue para los centrocampistas. Khomchenovskyy recibía su bautismo de fuego en un estadio que hace pocos meses vibraba con la Liga BBVA y poco tardó en dejar detalles de jugador de Primera.

Gracias a la conexión entre el ucraniano y Melero, la Deportiva recuperaba su esencia. También contribuía a las buenas sensaciones el mejor Andy – todavía lejos de su versión del pasado curso – de la temporada y las ocasiones no tardaron en llegar. Berrocal fue el primero en probar suerte de cabeza tras una buena combinación en la banda derecha, pero fue Melero el que tuvo en sus botas la oportunidad que pudo cambiar el rumbo del choque.

En un balón largo Berrocal le ganaba la partida a la defensa peinando lo justo para que el canterano madridista se infiltrara en el área aprovechando el despiste de los centrales. Con el mediapunta cara a cara con Razak, apareció el fantasma de Yuri. Que el brasileño haya marcado cuatro de los cinco goles de la Ponferradina en los cuatro primeros partidos de Liga es un claro síntoma de que el ariete es el único jugador blanquiazul con el instinto asesino que distingue a los goleadores. A Melero le falto picardía de los ‘killers’. Con el balón botando y el ghanés a la desesperada, el mediapunta elegía la peor opción, intentar una vaselina que se quedaba a medias y que el ghanés taponaba con facilidad.

La ocasión despertó a los locales. El Córdoba, que solo había inquietado a Santamaría con un disparo lejano de Luso, dio un paso adelante y se encomendó a Florin. El rumano, uno de los pocos supervivientes del Córdoba del descenso, le buscó las cosquillas a Pavón y las encontró mientras la Deportiva naufragaba al intentar agarrarse al salvavidas que tan bien le había resultado en las primeras jornadas, una pareja de centrales a la que ayer le faltó una pata.

Con el central amonestado desde el ecuador de la primera mitad, los de Oltra volcaron el juego hacia el costado del granadino y de un Adán Gurdiel que volvió a seducir en ataque y sufrir en defensa. Cuando parecía que el conjunto berciano iba a llegar al descanso indemne a pesar de la presión blanquiverde, llegó el error individual que volvió a condenar las aspiraciones de romper el gafe a domicilio.

Esta vez fue a balón parado. Florin aprovechaba una indecisión de Santamaría y los centrales para rematar en área pequeña un balón que debía ser del guardameta y premiaba el empuje de un Córdoba que fue de menos a más.
La segunda mitad fue un ‘déjà vu. No le faltó de nada. Los locales achucharon en busca de la sentencia y cuando la Deportiva empezaba a asomar la cabeza y hacerse con el timón del encuentro, Luso veía la segunda amarilla y dejaba al Córdoba con diez durante el último cuarto de hora.

Pero a la tercera tampoco llegó la vencida. A la Deportiva le volvieron a faltar ideas para derribar el autobús cordobés y fueron los locales, a pesar de la inferioridad numérica, los que más cerca estuvieron del gol en un contragolpe en el que Santamaría se resarció de su error pero que solo consiguió alargar unos instantes la agonía de una Deportiva que a pesar del empeño de un voluntarioso Pablo Infante, consumó una nueva derrota a domicilio.