«La primera vez que oí hablar de las Islas Canarias fue a Emiliano, el molinero del pueblo de mi madre. Emiliano, un hombre fuerte, con patillas y bigotes a la manera de los forzudos de feria, que vivía en el molino junto al río, había sido luchador, miembro de una familia de luchadores famosos en todo León, los célebres molineros de Carbajosa...» Estas lineas son las primeras de un artículo de Julio Llamazares titulado ‘El faro de Maspalomas’, en el que el citado Emiliano le hablaba de un encuentro entre luchadores leoneses y canarios, en el que el molinero se enfrentó al Faro de Maspalomas.
Esta misma historia la llevó David Rubio, el director de La Nueva Crónica, a uno de los cuentos incluidos en su libro ‘El aplauso de los chopos’. Y es que Rubio también es de Vegas y también escuchó a Emiliano esa curiosa historia que tanto le gustaba contar a «uno de los molineros de Carbajosa».
Seguramente David Rubio lea este cuento, o lo cuente, en el homenaje que esta tarde (a las 19.30 horas) se le rinde en el Centro Cívico de Valdefresno a Emiliano Álvarez y que sirve para conmemorar el centenario de su nacimiento, bajo el Título de ‘Molinero de Carbajosa, memoria y cadriladas vivas’.
Esta memoria llegará de la mano de diversos participantes que conocieron a Emiliano, en su faceta de molinero y, sobre todo, de luchador. También habrá una exposición de imágenes sobre la vida de este ilustre de la lucha leonesa; integrante de la saga más conocida y recordada de la lucha leonesa: Los Molineros de Carbajosa, cinco hermanos que fueron grandes luchadores y muy unidos, hasta el punto de que se habla siempre de ellos como ‘los molineros’, más que de sus nombres: Emiliano, Elías, Cástor, Luis y Patricio, todos ellos grandes luchadores y grandes contadores de historias de lucha. Una de ellas la de aquel encuentro al que acudieron junto a Tino El Mutilado de Paradilla o El Zazo de Barrio. Menuda tropa.