Año nuevo, viejos problemas

El Ademar cuaja un gran partido, con Joao y Mikel tremendos, pero paga la poca aportación de la portería y no pasa del empate (28-28) con Granollers

Jesús Coca Aguilera
05/02/2015
 Actualizado a 01/09/2019
Joao Silva cuajó una gran actuación en su primer partido tras el Mundial | MAURICIO PEÑA
Joao Silva cuajó una gran actuación en su primer partido tras el Mundial | MAURICIO PEÑA
Año nuevo, viejos problemas. Era de ilusos pensar que el problema de la portería se iba a solucionar en un mes y medio de parón, y en el estreno del 2015 para el Abanca Ademar fue lo que volvió a condenarle. Aunque eso sí, esta vez las sensaciones dejando de lado ese aspecto fueron muy positivas.

Cuajó un gran encuentro el equipo leonés, con muchas rotaciones y hasta 16 jugadores disputando bastantes minutos, y con Joao Silva y Mikel desatados en ataque, y la defensa aportando en la segunda mitad en que Gordo dispuso el 5-1 con Mellado de avanzado y la intensidad subió. Pero, sin que los metas aporten, es imposible vencer a un equipo del nivel del Granollers, que pese a que esta vez tuvieron también apagado a Pejanovic, contaron con un Ferrán Solé sensacional.

28-28 acabaron empatando los de Dani Gordo, que irán vivos al partido de vuelta que no se disputará hasta abril, pero obligados a empatar o ganar en la pista vallesana si quieren meterse en las semifinales de la Copa del Rey.

Y eso que había empezado muy bien el Abanca Ademar, que se sobreponía al gélido ambiente, con una de las peores entradas de público en mucho tiempo, y salía como un tiro desarbolando a la defensa del Granollers. En un visto y no visto, con importantes novedades de inicio como Rodrigo Pérez en ataque y el canterano Javi García en defensa, los leoneses se ponían 3-0 en el marcador. Fue la tónica de un inicio en el que los leoneses estuvieron espectaculares en ataque, con el mundialista Joao Silva desatado y marcando cuatro goles en el primer cuarto de hora, y la ‘pesadilla’ Pejanovic sin oler ningún balón; pero volvieron a acusar las mismas debilidades de antaño.

Y es que atrás ni defensa ni portería funcionaban, con los vallesanos entrando fácil por el centro. Así, mientras el ritmo goleador se mantuvo, el Ademar dejaba buenas sensaciones y mandaba 9-6 en el marcador, pero cuando el 6-0 vallesano se impuso durante unos instantes, llegaron los problemas.


Un parcial de 0-5 volteó el partido de la máxima ventaja ademarista (9-6) a la primera de los catalanes Guilherme Toledo salió a pista y comenzó a bombardear con acierto desde los nueve metros. Valadao pasaba a jugar también en tareas ofensivas y castigaba a la defensa ademarista. Y, en un momento, llegaba un parcial de 0-5 con el que el Granollers le daba la vuelta al encuentro y tomaba la delantera (10-12). Le servían a los leoneses un par de contras y dos lanzamientos de Mikel para reaccionar y devolver la igualdad, llegando al descanso con una mínima desventaja (13-14) y teniendo muy claro donde había que mejorar.

¿Para intentarlo? Gordo apostó por el 5-1, colocando de avanzado a Mellado y a un hasta entonces inédito Richi, y al menos la intensidad creció notablemente. Había muchos más contactos, los catalanes ya no lanzaban tan cómodos ni movían el balón con la misma facilidad; y unido a que en ataque Almeida jugaba muy buenos minutos en el pivote, Mikel soltaba el brazo y aparecían variables inesperadas como Kristensen circulando a posición de lateral y lanzando con acierto; el conjunto ademarista volvía a colocarse por delante.

Comenzaba entonces un tremendo intercambio de golpes entre ambos equipos, mucho más contundentes atrás aunque sin que las porterías hicieran acto de aparición. Y, de hecho, lo que rompió algo la igualdad fue la irrupción de unas de las metas. Fue Rogelio Llamazares, que volvía a salir a pista por Biosca, en el que a partir del 22-23 enlazaba tres intervenciones de mucho mérito que, unido a las pérdidas de balón rivales y a los lanzamientos desde nueve metros de un Mikel que se echaba a las espaldas el equipo, ayudaban a que mucho tiempo después el Ademar volviera a estar dos goles por delante (25-23) y esta vez con sólo siete minutos por delante. Con sólo un poquito de aportación de un guardameta, despegue. No es casualidad.

En una eliminatoria a ida y vuelta como ésta cada gol era clave y, probablemente, en esos últimos 420 segundos estaba en juego que el Ademar fuera con opciones reales o sin ellas al partido de vuelta. Se sucedía en ellos un concurso de bombardeos, con dos tiros desde lejos de Joao y Vejin en los leoneses, y otros dos de un enorme Solé y de Valadao en los catalanes, que mantenían la diferencia de dos (27-25) a dos minutos y medio para el final.

Y en ese último tramo, fueron mejor los visitantes. Dejaba de funcionar otra vez la portería, Solé marcaba, Ruiz también y aunque a falta de 25 segundos Kristensen metía desde el extremo, tras un tiempo muerto Blanxart ponía el definitivo 28-28… que aún pudo ser peor, porque en el afán por sacar rápido y aprovechar los 7 segundos que quedaban, Almeida la perdía y Valadao estrellaba el balón en la madera desde 10 metros.
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