Durante la mayoría de los partidos de la temporada la defensa del Abanca Ademar ha sido un coladero lleno de agujeros por los que se iban colando los rivales. Sin embargo, casi siempre salía al rescate el sensacional rendimiento ofensivo, que permitía tapar las carencias existentes atrás y sacar muchos encuentros adelante.
Pero el ataque también ha tenido momentos de crisis, ante defensas duras y sobre todo en los (escasos) momentos de descanso de Juan Castro. Y cuando como este domingo el central leonés no estuvo por lesión, esa escasa muestra que dejaban los encuentros pudo extrapolarse a un partido entero y dejar claro que sin él en estático se suceden las precipitaciones y las malas decisiones, sobreviviendo a base de individualidades y sobre todo de las rápidas transiciones por el gran acierto de los extremos Antonio Martínez y Darío Sanz.
Con un ataque descabezado acompañado por la defensa habitual, el Abanca Ademar puede perder con cualquier equipo. También ante su público y frente a un conjunto que lucha por la salvación como el Guadalajara, que había caído de ocho o más goles ya en sus visitas a Bidasoa, Granollers, Anaitasuna, Huesca y Torrelavega.
Sin Castro el ataque tuvo precipitaciones constantes y sólo vivió de las transiciones y el acierto de los extremos Se desquitaron los alcarreños en el Palacio, de donde se llevaron los dos puntos tras imponerse 32-33 al castigar la horripilante segunda parte de un conjunto ademarista que sufre un durísimo revés en su lucha por meterse en Europa, quedándose ya a cinco puntos del tercer puesto que es el único que hasta saber lo que sucede en la Copa del Rey te garantiza la clasificación.
Un final inimaginable al llegar al descanso, al que el Ademar se iba con su máxima ventaja del encuentro, cuatro goles (18-14) a los que llegaba tras cerrar la primera mitad con un parcial de 4-0 que rompía la tremenda igualdad que había habido hasta el momento, con únicamente tablas y ventajas por la mínima en el marcador.
Marcaban diferencia los extremos leoneses, con Antonio a su habitual gran nivel, Zapico sorprendiendo con los que quizá fueron sus mejores minutos como ademarista con tres goles en el tramo final, y con un Darío Sanz sensacional que demuestra una regularidad impropia de un debutante este año en Asobal haciendo que no se notara la ausencia de Casqueiro, baja al igual que el citado Castro y que Zanas por lesión.
Hasta el 14-14 nadie se había ido de más de un gol, pero ahí Ademar logró un 4-0 para irse 4 arriba al descanso Pero entonces, tras el paso por vestuarios, llegó el apagón. Salieron dormidos los leoneses, que en sólo cuatro minutos ya habían perdido su ventaja al devolverles el Guadalajara el parcial de 0-4 y poner el 18-18, y aunque aprovechaban dos exclusiones seguidas de los visitantes para volver a coger dos goles de ventaja, con igualdad la tónica volvía a ser la de ese arranque y a los 10 minutos el conjunto alcarreño se ponía por delante (22-23) y obligaba a pedir tiempo muerto a Cadenas.
De poco sirvió. Se repartían el puesto de central un Milosavljevic que se dejó en Polonia la valentía que se le vio en el Mundial y ni se las jugaba, un Deividas Virbauskas al que nada le salía bien e incluso un Boskos que fue de lo más salvable de la primera línea pese a su irregularidad y un David lejos del nivel que por su calidad se le debe exigir.
Ademar, que hizo 4 goles en los primeros 18 minutos de la segunda parte y naufragó atrás, estaba 4 abajo en el 50’ Ninguna de las variantes funcionaba y como además en el pivote ni una de las peores versiones de Santista ni Tiago servían para desatascar, y un Kim que había estado bien en la primera parte encadenaba errores en sus minutos de la segunda, los minutos pasaban con atasco ofensivo (cinco goles en 18 minutos hizo Ademar) y goles encajados de forma constante atrás, por lo que Guadalajara se ponía con un sonrojante 23-27 a 12 para el final.
Ahí, en el peor momento, a partir de un tiempo muerto con 24-28 a falta de 10 minutos, el Ademar sacó el orgullo. Y tuvo opciones de llegar a tiempo pese a tardar tanto en dejarlo ver, pero acabó siendo demasiado tarde.
Ademar se puso a uno a 35 segundos y tuvo para igualar 7, pero el meta paró el tiro lejano y forzado de Boskos Se puso a dos en muchas ocasiones. De hecho, entre el 26-28 y el 31-33 hubo intercambio de goles pasando siempre de los dos a los tres goles de diferencia.
‘Sobrevivió’ a bolas de partido, como una contra que fallaba Chiuffa para poner al Guadalajara cuatro arriba a cinco minutos, pero los tantos rápidos que marcaban los leoneses contrastaban con los regalos atrás, alguno de juzgado de guardia sin mirar al bajar a defender y permitiendo el gol fácil en seis metros.
Y por fin, a 1:20 para el final, llegaba la oportunidad de ponerse a uno, pero Antonio Martínez fallaba el penalti y, aunque Ademar recuperaba el balón y Tiago colocaba ahora sí el 32-33 a falta de 35 segundos, Guadalajara aguantaba la posesión hasta ver el pasivo a falta de 7 segundos, sin tiempos muertos ya en los leoneses, y con Boskos lanzando un tiro muy lejano y siendo agarrado que paraba el meta, y Milosavljevic estrellando en la barrera el golpe franco con el reloj a cero.