
Pero ahí, en la orilla, murieron las esperanzas del conjunto leonés, al que se le hizo demasiado largo el partido. Dicen que ‘a perro flaco todo son pulgas’ y el Ademar, con una primera línea ya de por sí bajo mínimos, con fichajes por llegar y Acacio y Vieyra en el dique seco, veía cómo en los últimos compases de la primera mitad un Mosic que estaba rindiendo a gran nivel se lesionaba y no podía volver a salir.
Así, sin cambios ni rotaciones, los de Cadenas llegaban fundidos a ese final en el que el Bidasoa se convertía en un auténtico vendaval. El ataque desapareció, con ocho larguísimos minutos sin marcar y continuas pérdidas y errores en el lanzamiento. Y en defensa, cuando a las penetraciones de Odriozola y los ‘zambombazos’ de Rodrigo Salinas se les unió una retahíla de goles recibidos a la contra, la esperanza se perdió.
La lesión de Mosic pesó mucho en un Ademar ya de por sí sin apenas rotaciones en la primera línea Hasta el 24-25, dos goles habían sido la máxima ventaja del Bidasoa, que únicamente la había cogido dos veces. Pero a partir de ahí llegó un tremendo parcial de 0-6 que decantaba la victoria visitante, llevando la diferencia hasta unos engañosos siete y dejando a Cadenas sin puntuar en su vuelta a León con el definitivo 27-33.
Un golpe duro pero quizás esperado, pues es lo normal cuando juntas a un equipo en construcción y lleno de ausencias con otro que juega de memoriay viene de ser el mejor de los mortales. Un traspiés que entraba dentro de la lógica, pese a que el espejismo del inicio soñado de encuentro pudiera llevar a equívocos.
Porque, de salida, el Ademar había sido un ciclón. Slavic mantenía porcentajes altos, la defensa no dejaba resquicios ni tiros fáciles, y en ataque iban a gol por minuto, con los extremos muy efectivos, Mosic martilleando desde lejos y un David sensacional, aunque con el paso de los minutos se diluyó hasta acabar encadenando errores. Sin embargo, a partir del 10-5, el panorama poco a poco cambió.
Cuando la salida de un Barthe estratosférico en defensa y un Ledó acertado en portería dio otro aire al gran arma irundarra, la defensa, el choque se fue nivelando, hasta el punto de llegar sólo con una mínima venta local (15-14) al tiempo de descanso.
Un parcial de 0-6 a base de contraataques rompió el partido en favor de Bidasoa en los minutos finales¿La segunda mitad? Comenzó con un intercambio de parciales, primero de 0-3 de Bidasoa para ponerse por primera vez por delante y obligar a Cadenas a pedir tiempo muerto a los cuatro minutos; y después del Ademar, tirando de Carou en ataque para solucionar el atasco y endosar a los visitantes un 4-0 y recuperar el mando del choque.
A partir de ahí, comenzó un tira y afloja en el que nadie parecía irse. Los inventos de Cadenas, de todo tipo,mantenían en partido a un Ademar al que sólo sostenía Feutchmann en ataque.
Optar por un 5-1 en defensa con Juanjo o Jaime de avanzado, sacar a toda velocidad de centro hasta después de encajar gol para impedir los cambios ataque-defensa del Bidasoa, cambiar la portería para ver si salía enchufado Patotsky o incluso atacar con siete jugadores.
Casi todo lo probó el equipo leonés, pero no le sirvió. Hoy por hoy, Bidasoa aún es demasiado rival. Toca quedarse con las buenas sensaciones y el enorme margen de crecimiento. Esto aún acaba de empezar.