Daniel Higinio López Abella: "La vida de un emigrante da para muchas novelas"

El autor leonés presenta este miércoles en la librería Artemis la tercera entrega de su ‘vida novelada’, que recrea en esta ocasión su difícil adolescencia en Avilés

Joaquín Revuelta
11/04/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Daniel Higinio López Abella con las tres novelas basadas en su vida.
Daniel Higinio López Abella con las tres novelas basadas en su vida.
La vida del leonés Daniel Higinio López Abella no solo da para una novela sino para tres camino de cuatro. Su dura infancia en el pueblo de Lumeras en los Ancares leoneses dio origen a su primera novela, ‘Pulso al destino’. Sus experiencias ya de adulto en Brasil y en Venezuela dieron como resultado ‘Bajo el cielo verde del Amazonas’, mientras que su adolescencia en Avilés está recogida en ‘Las cicatrices de Sergio’, que este miércoles a las 20:00 horas y en compañía de su buen amigo, el también escritor Manuel Cuenya, presenta en la librería Artemis. En camino se encuentra una cuarta entrega que relataría sus vivencias en Estados Unidos. Y es que este leonés, de profesión ingeniero de minas, ha recorrido mucho mundo, ha desempeñado numerosos oficios y ha encontrado con los años su vocación literaria para trasladar al formato libro todo lo que le ha sucedido en la vida. «Antes de nada tengo que decir que yo soy un espontáneo en esto de la literatura. Vengo del mundo de las ciencias, pues mi profesión es la de ingeniero de minas, pero por una serie de circunstancias me he dado cuenta de que pasamos por esta vida y si no dejas ninguna constancia desapareces en dos generaciones. Más que nada pensé que el mundo donde yo nací, que se encuentra reflejado en el primer libro, estaba aislado en los años cincuenta del desarrollo que se veía venir, era un pueblo de pallozas donde convivían hombres y animales, un pueblo sin luz, sin carreteras... Por no haber no había ni cura porque se había caído la iglesia», asegura López Abella, que siendo todavía un niño tuvo la suerte de salir del pueblo y establecerse en Avilés, lo que supuso –reconoce– un enorme contraste para alguien que no conocía la luz eléctrica, los coches, los barcos o el mar. «Aquello fue una experiencia que se me quedó grabada en la mente y que he querido desarrollar en la novela que ahora presento, con esas vivencias de adolescente que despierta a la vida, donde empiezas a tener los primeros amores, los primeros sueños, las primeras ilusiones», comenta el autor, al que la urgencia de reflejar un mundo ya desaparecido, como el que vivió durante su infancia en Lumeras, le llevó a plantearse esa primera novela que tituló ‘Pulso al destino’ y que reconoce llegado a la página diez ya había contado toda su vida hasta los diez años en que sale del pueblo camino del nuevo mundo que se abría ante él en Avilés, por lo que no le quedó más remedio que recurrir a la literatura y novelar aquellos episodios que tanto le habían marcado de niño. «Supe que debía novelarla, crear unos personajes que ubiqué en aquel mundo y así fueron saliendo las páginas», reconoce López Abella, que en este caso adopta la personalidad de un maquis que vuelve de la guerra y se encuentra que no puede acceder a su mundo y a su familia. «Lo narro desde el punto de vista de ese maquis. Esa figura es la más novelada porque los paisajes que se describen, las personas lógicamente disfrazadas y la historia reflejan cómo sobreviví en aquel mundo de extrema pobreza».

Daniel Higinio López Abella abandonó la España gris de 1975 camino de Brasil, un país repleto de color y oportunidades para aquel joven de 27 años. «Después de 40 años todavía me pregunto qué me llevó a tomar la decisión de cruzar el charco porque yo tenía aquí la vida solucionada. Pero algo hay dentro de la mente de las personas o quizás las historias que escuchaba de niño, porque todos mis antepasados emigraron a América», sostiene el autor, que recuerda que la muerte de Franco le sorprendió en el país carioca. «Allí conocí a gente desligada que lo único que le importaba era vivir y que el futuro viniera como quisiera. Me encontré con un país inmenso y yo tenía en la cabeza la necesidad de la selva, de la aventura. La suerte quiso que me surgiera un estudio geológico en plena selva y pensé que eso también tenía que contarlo y así surge una novela como ‘Bajo el cielo verde del Amazonas’, donde –reconozco– le eché bastante imaginación, pero como dice mi buen amigo Manuel Cuenya toda biografía es una novela y toda novela es una biografía».

El escritor leonés recuerda que en sus primeros años de vida en el pueblo de los Ancares tuvo muy poco contacto con los libros, que no había en las casas por falta de recursos económicos. «Todo lo que había leído en aquel periodo era ‘Las mil y una noches’, que había traído mi abuelo de Buenos Aires y durante los estudios también leí algo, pero no he sido un gran consumidor de libros. Durante mi estancia en Brasil perdí el español y no aprendí el portugués y cuando me fui a vivir a Estados Unidos seguí perdiendo el español y mal aprendí el inglés. Moraleja, que cuando regreso a España tengo el castellano muy olvidado y la verdad es que me costó mucho la redacción de ‘Pulso al destino’», reconoce López Abella, que volviendo a la novela que este miércoles se presenta en la librería Artemis de la capital leonesa, ‘Las cicatrices de Sergio’, sintió la necesidad de recuperar una etapa de su vida, la de la adolescencia en Avilés, que tenía aparcada en su mente y que demandaba salir a la luz. Es una etapa la adolescencia que aunque tiende a idealizarse se asocia a los primeros desengaños y contratiempos en la vida. «En mi caso fueron unas circunstancias personales difíciles. Al pobre Sergio le pasa de todo. Aunque se novela y se exagera no fue aquella una época especialmente feliz para mí», reconoce el autor, que llegó a Avilés cuando Ensidesa estaba dando sus primeros pasos. «He sido testigo de la evolución de esa ciudad viendo a gente que había abandonado el arado y que llegó con mucha pobreza porque había posibilidad de trabajo. Aquella gente me impresionó muchísimo. Aquí sí que los personajes cogieron las riendas y cuando me di cuenta estaba describiendo lo que conocí de aquel mundo», destaca el autor, que estudió el Bachillerato en Avilés y con 24 años regresó para trabajar un año en la ciudad asturiana.«Allí quedaron de verdad los primeros amores, los amigos, los proyectos, los sueños, porque ya te permites el lujo de hacer castillos. No sé si habré sido capaz de alguna forma de transmitirlo a través del personaje de Sergio, al que le pasa cada una...».

López Abella reconoce que le costó terminar el libro aunque en este caso se apoyó en la figura literaria del personaje que se reencuentra con su pasado. «Tiene una vicisitud tremenda que le obliga a emigrar y al cabo de los años decide volver a encontrarse con aquel amor que tuvo y con una ciudad que ni siquiera no reconoce», señala el escritor, cuya asignatura pendiente, que se traducirá en su cuarta novela, es su etapa en los Estados Unidos. «La vida de un emigrante da para muchas novelas. Desde dentro al emigrante siempre se le vio como algo exótico, diferente, quizás porque eran los que habían tenido la valentía de marcharse y de volver en algunos casos con fortuna. El emigrante deja una vida, una situación, una comodidad creada para enfrentarse a un mundo desconocido y es posible que le pasen un montón de vicisitudes que son dignas de contar. Mi etapa enEstados Unidos sí que es una novela, por lo que tiene que salir un buen libro», señala López Abella, que confiesa su admiración por un país del que solo puede decir cosas buenas porque se sintió muy bien tratado. «Yo he sido el típico que llega con un visa de tres meses y acabas quedándote. Me ha ido muy bien, he creado negocios, he montado allí mi vida y estoy encantado. No han faltado contratiempos. Una vez, por una cuestión de papeleo, me expulsaron y tuve que saltar la frontera de Tijuana. Si consigo sacarlo adelante es un libro del que quedaré satisfecho».
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