Caída de la inflación
Según el Instituto Nacional de Estadística, el Índice de Precios al Consumo (IPC) se ubicó en 3,3% durante el mes de marzo, haciendo que España se mantenga entre las economías con la inflación más baja de la región, muy por debajo de países como Bélgica, Francia y Países Bajos. En comparación con el mismo mes de años anteriores, la inflación actual sería menos de la mitad de la registrada previamente.
Este descenso sería causado principalmente por los planes desarrollados por el Gobierno con el objetivo de disminuir el precio de los servicios y el combustible, que durante el 2022 se ubicaron entre los más costosos de Europa, requiriendo de estrategias diseñadas para brindar subsidios a la población.
Precios se mantienen y el riesgo aumenta
Es por eso que el precio de productos básicos, como los alimentos o la medicina, apenas se vería afectado por la caída en la inflación, incrementando más del 16,5% durante marzo y contrastando con la ralentización del IPC. Sería una caída conservadora en comparación con el mes anterior, donde el alza llegó al 16,6%.
En parte, se debe a que la inflación subyacente apenas estaría descendiendo, pasando del 7,6% en febrero, a 7,5% en marzo. Esta cifra habría venido de una racha alcista desde noviembre, por lo que su caída conservadora durante el mes pasado demuestra que gran parte de los factores que están causando el aumento en los precios no se habrían solventado.
Variables ambientales, como la sequía que atraviesa el sector agrícola actualmente, también tendrían incidencia en el aumento descontrolado en el precio de alimentos y bebidas.
Según especialistas en finanzas, la inflación no solo afecta a los productos y servicios básicos, sino que incrementa el riesgo de ciertos productos financieros. Por ejemplo, mientras que un préstamo puede "abaratarse" debido a la caída en el valor de la moneda nacional, las estrategias de los bancos para hacer frente a la crisis (principalmente incrementar los tipos de interés), pueden aumentar nuestras deudas de forma imprevista.
Crecimiento industrial se ralentiza
Esta ola inflacionaria no estaría teniendo un impacto severo solo en el comportamiento del consumidor, sino también en el rendimiento de las industrias y las empresas que operan en cada una de estas. Un ejemplo puede ser el de la producción de alimentos y bebidas, creciendo apenas 1,5% durante el 2022.
Como contraste, esta industria experimentó un crecimiento del 6% durante el 2021, con las exportaciones incrementando poco más del 12%. Estas últimas solo pudieron crecer 9% en el 2022, mientras que las exportaciones (por volumen) retrocedieron en 7,2%.
Esto se estaría viendo prácticamente en todos los mercados, con la venta de bicicletas cayendo 13,5% en el 2022. Del mismo modo, en la industria de la moda se habría potenciado la compra de productos de segunda mano en un 30%, siendo una señal de que los consumidores tienen un poder adquisitivo cada vez más bajo.
Se hace claro que, aunque la situación económica estaría mejorando, lo hace a pasos pequeños y de impacto limitado.