30/09/2018
 Actualizado a 14/09/2019
Guardar
Como casi todo el mundo y los tercos datos coinciden en perfilar un León enfermo, en ocasiones terminal, nuestro ayuntamiento se ha gastado ciento y pico mil euros en homeopatía. O en un librito de autoayuda. Ha contratado a una empresa para que nos dijera todo lo que llevamos oyendo desde hace años y lo enumerara, Perogrullo ‘fecit’, con una encuadernación prestosa y digital. Estas empresas, como las agencias de calificación y demás adivinadores de pago, funcionan igual desde el oráculo de Delfos. Por un precio muy poco módico preguntan qué quieres oír y te lo susurran con otras palabras como si de novedad o milagro se tratara.

Los informes de este tipo dicen cosas muy bonitas y dignas de ser apoyadas unánime y alborozadamente: ¿quién no quiere un León comprometido, verde, sostenible, inteligente, poblado por seres felices, con trabajo y conciencia cívica creciente que son visitados y envidiados cada vez más por otros seres deseosos de gastar su dinero en una ciudad única y resplandeciente, bien comunicada, próspera? Igual no está de acuerdo el dentista que recomendaba chicles con azúcar, pero poco más. Esos informes se pueblan de lugares amenos y verdes praderas en que todos queremos retozar. Vale para León, por supuesto, y para Baden-Baden, cambiando y retocando frasecitas aquí y allá. Es una pena que en estos tiempos de tanto celo con el plagio no se conozca al autor del documento originario a quien estas consultorías seguramente jubilaron con discretos honores hace tiempo.

Quizás hubiera sido más honesto un diagnóstico del tipo, déjenlo, no se esfuercen, resistan a ver si hay suerte más adelante, ahora tocan bastos, y no se nos ocurre, ni a nosotros ni a nadie, nada para evitarlo. Gocen del otoño, paseen, solácense en una terraza, algo sucederá… O tal vez un envite temerario en defensa de otras opciones: no se preocupen del turismo y la industria, hagan vulgar su ciudad, llénenla de políticos fútiles, relaciones de tapadillo, obras inútiles y caras, ‘apuestas’ que son fracasos… alguien pagará la factura, tranquilos.

Mientras la ciudad se cuartea sin remedio, esas recetas homeopáticas provocan falsas sonrisas de complacencia en la reunión de políticos y agentes sociales que disimulan bostezos ante la cantidad ingente de manidos tópicos que lo solucionarán todo en una década, siempre en la próxima década. Por menos precio podrían haber recogido titulares de prensa de la última y haberlos encuadernado para la siguiente. El efecto placebo hubiera servido casi igual, pero más baratito. Al menos el ayuntamiento muestra coherencia en sus decisiones: la concejalía de cultura se gasta catorce mil euros en cuatro conferencias sobre ocultismo, la homeopatía de la ciencia. Igual la Atlántida es la solución; ya hemos probado cosas parecidas…

Faltan unos meses de legislatura municipal, seguramente ocupados en Enredaderas y campaña electoral, pero, al menos ya tenemos remedio. El remedio de siempre. Cura sana, cura sana…
Lo más leído