Critican que la condena a Ramos Gordón sea unas "vacaciones" en las que "no dará palo al agua"

Javier, primera víctima reconocida del sacerdote, ve como un "lavado de cara" el comunicado de la Diócesis mientras "continúan sin repararnos"

C. Centeno / P. Ferrero
03/01/2019
 Actualizado a 17/09/2019
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José Manuel Ramos Gordón comenzó este miércoles, según anunció el pasado día de Año Nuevo el Obispado de Astorga, a cumplir su pena de diez años de residencia en un monasterio fuera de la Diócesis. Una condena impuesta por la Congregación para la Doctrina de la Fe como respuesta al tercer caso de abusos sexuales sobre menores de este párroco, en el colegio Juan XXIII de Puebla de Sanabria, que se sumó a los abusos reconocidos sobre dos hermanos en el Seminario de La Bañeza, por lo que fue apartado un año del ejercicio ministerio sacerdotal.

Una pena que para el obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, es una de las más duras que existen, teniendo en cuenta que los delitos ya han prescrito, pero que no convence ni a los exseminaristas del centro bañezano ni mucho menos a las propias víctimas. Javier, primera víctima reconocida de este sacerdote junto a su hermano –ya fallecido–denuncia que su «verdugo» comenzó ayer unas «vacaciones» en las que «no va a dar palo al agua» y «va a estar mejor que sus compañeros», lamenta. Por lo que, «si eso es un castigo...» Tampoco se cree Javier, primero en denunciar y sacar a la luz el caso de Ramos Gordón y que desde el primer momento ha decidido mantener su anonimato, que el sacerdote «vaya a estar allí enclaustrado». Un destino en el que tendrá que residir los próximo diez años y que la Diócesis de Astorga no reveló. «Leerá y paseará», ejemplifica la víctima, «hay gente que paga por hacer retiros espirituales en monasterios».

Por tanto, para Javier tanto la pena como el comunicado remitido desde la Diócesis de Astorga es un «lavado de cara» en el que dicen «más de lo mismo» mientras «continúan sin reparar a las víctimas y sin escucharnos». Una lucha, la de la reparación, que esta víctima persigue desde su última reunión con el obispo de Astorga. «Insisto en que tengan que pagar porque es lo único que les jode», asegura confirmando que la indemnización económica no era lo que buscaba cuando comenzó con todo este proceso por el que, advierte, seguirá luchando. Para Ramos Gordón pide lo mismo que el colectivo de exseminaristas que, por activa y por pasiva, reclaman «justicia», la excomunión. «Lo que tienen que hacer es expulsarle y hacer honor a la ‘tolerancia cero’ de la que predican», reclama. Una posición que se ha mantenido en diversas manifestaciones celebradas en Astorga, la última hace poco más de un mes, en la que advirtieron que seguirían con sus reclamaciones para que «todo esto no quede en el olvido porque hay familias enteras estigmatizadas».

Otra denuncia

Mientras Ramos Gordón inicia su pena, exseminaristas y víctimas aseguran que tienen conocimiento de otra nueva denuncia contra el párroco por abusos sexuales a menores en su etapa en el Colegio Juan XXXIII de Puebla de Sanabria (Zamora), donde estuvo antes de llegar al Seminario de La Bañeza. En ambos centros, tanto los ya denunciantes como los exalumnos dicen tener conocimiento de que existen «más víctimas», aunque no todas están dispuestas a denunciar. «Nos destrozaron la vida a un montón de niños», recuerda Javier, apelando una vez más a los párrocos que «encubrieron» los abusos.

Sanchez Cao dejó de tener contacto con menores poco antes de Navidad

Los casos de abusos sexuales a menores siguen salpicando a la Diócesis de Astorga y centran la mirada ahora en otro párroco, Ángel Sánchez Cao, sacerdote en Veigamuíños, una parroquia del municipio gallego de O Barco de Valdeorras donde, según aseguran algunos exseminaristas, habría tenido contacto con menores hasta poco antes de Navidad. En el comunicado remitido por el Obispado de Astorga el pasado 1 de enero, se anunciaban «medidas cautelares» sobre este sacerdote que consistían en apartarlo de sus parroquias y del ejercicio público del ministerio, así como de la prohibición de mantener contacto con menores y con la presunta víctima. Sobre él, existe una denuncia por abusos sexuales sobre un menor en el seminario de La Bañeza, que está siendo investigada por la Congregación para la Doctrina de la Fe y de la que aún no se ha recibido respuesta pese a que se van a cumplir dos años. Sánchez Cao, siguió a pesar de ella realizando sus labores pastorales y en contacto con menores, a los que preparaba para sacramentos como la comunión o la confirmación. Fueron noticias «fundadas» sobre otro presunto caso en las mismas fechas y lugar las que llevaron a la Diócesis a apartarlo.
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