"Con el humor político soy incapaz de posicionarme"

La Nueva Crónica cuenta desde hace varias semanas con un nuevo humorista gráfico en la páginas de Opinión. Su nombre es Rubén Cantón y da la casualidad de que en sus comienzos como dibujante asistió a las clases que impartió su predecesor, el recordado Lolo

Joaquín Revuelta
13/01/2023
 Actualizado a 13/01/2023
El dibujante Rubén Cantón contempla el mural realizado por Moñi y Lolo a la entrada de la redacción de La Nueva Crónica. | JESÚS F. SALVADORES
El dibujante Rubén Cantón contempla el mural realizado por Moñi y Lolo a la entrada de la redacción de La Nueva Crónica. | JESÚS F. SALVADORES
Es inevitable que en la conversación con Rubén Cantón Serrano, el nuevo humorista gráfico de La Nueva Crónica, salga a relucir el nombre de José Manuel Redondo ‘Lolo’, quien desde la aparición de este periódico en noviembre de 2013 y hasta su repentina muerte en octubre del pasado año desempeñó esta función y muchas más. Y es que Lolo ha tenido una gran presencia en la trayectoria artística de este leonés capitalino, que se declara sin embargo de Antoñán del Valle, el pueblo de sus padres, y que ejerce la docencia como profesor de secundaria en la especialidad de dibujo en el IES Giner de los Ríos. De hecho, Rubén Cantón reconoce que el hecho de que en el ámbito artístico sea también conocido como Ruvén Cantón se lo debe precisamente al recordado Lolo. «Eso fue porque yo de pequeño en vez de pasar las mañanas del sábado jugando a lo que sea decidí apuntarme a unas clases que Lolo daba en una academia llamada Síntesis. De aquella podría tener 14 años y recuerdo que nos aconsejó utilizar un nombre artístico a la hora de firmar los trabajos. Como a mí no se me ocurría nada original decidí cambiar la b por la v, lo que me originó algún que otro problema cuando decidí firmar algún examen como Ruvén Cantón y el profesor de turno me dijo que así no podía superar la prueba».

Su afición por el dibujo le viene desde muy pequeño. «Mi abuelo trabajaba en la Azucarera y le regalaban unos grandes rollos de papel que yo utilizaba para hacer mis dibujos», rememora Cantón. Sus profesores en el colegio fueron sus primeros involuntarios modelos, de los que a menudo extraía caricaturas, pues sostiene que siempre le ha interesado más el dibujo que la pintura. «He cursado estudios de Bellas Artes y te puedo decir que con la pintura me defiendo, pero me va más la línea que las manchas de color», asegura este dibujante que de aquellas clases de Lolo recuerda el hecho de que «nunca ejerció de profesor, sino que éramos un grupo de críos y él era uno más. Y eso que nos sacaba años a todos. Como tampoco era una enseñanza reglada ni nada que se le pareciese, nos podíamos equivocar mil veces y no pasaba nada. Primaba la distensión y el desenfado, pues a menudo bajábamos a comer una pizza en un local próximo. Echábamos la mañana y la verdad es que lo pasábamos bien», destaca Cantón, que pudo mantener aquella idílica relación al menos cinco años. A los 18 años Rubén Cantón se fue de León para formar parte de la primera promoción de la Escuela de Cine de Ponferrada, una experiencia que tilda de «maravillosa» y que le dio la oportunidad de conocer a directores como Amenábar y otros más. «Aunque ha sido lo que más me ha gustado estudiar, al final quedó un poco en nada. Nos dijeron que iba a ser un título oficial, pero como te digo al final quedó en nada», señala Rubén, que al final tampoco se animó a dar el salto a los centros oficiales de Madrid o Barcelona «porque la parte que estudié durante aquellos tres años no fue dirección sino postproducción y animación digital». Entre sus profesores tuvo a Juan Carlos Mostaza, que sí ha logrado despuntar como realizador de cortometrajes de animación en tres dimensiones.

Con 21 años y el beneplácito de sus padres se fue a Salamanca para cursar los cinco años de la carrera de Bellas Artes, tras lo cual montó una pequeña productora de contenidos para una cadena de televisión en Avilés que tan solo duró año. «La montamos en plan cooperativa en plena crisis, en 2009, pero resultó muy complicado encontrar recursos publicitarios que lograran sostener la empresa, por lo que al cabo de un año decidimos disolver la cooperativa y regresé a la casa de mis padres».


De Genarín a La Nueva Crónica

Rubén Cantón reconoce que antes de comenzar a colaborar con La Nueva Crónica seguía la actualidad informativa como el lector de periódicos que siempre ha sido, por lo que conocía muy bien la labor que Lolo desarrollaba a diario en la sección de opinión de este rotativo. «Con Lolo, aparte de las cosas que hacía relacionadas con los pueblos de la provincia, coincidí en algún que otro evento, aunque como habían transcurrido ya bastantes años desde aquellos cursos que nos dio casi tenía que recordarle quién era yo», comenta entre risas Rubén, al que la casualidad le ha traído hasta esta casa. «Yo soy miembro de la Cofradía de Genarín, al igual que David Rubio, director de La Nueva Crónica. Como cofrade decidí colaborar con la publicación de un pequeño cómic en el que se explicaba la historia de Genarín, más que nada para hacérselo llegar a gente que acudía sin saber muy bien a qué. El año pasado se presentó en la cena que tenemos en Jueves Santo y se dio una copia a cada uno de los cofrades. Una de ellas llegó a manos de David y tras la muerte de Lolo se acordó de mí, me preguntó sin estaría dispuesto a hacerme cargo de la sección y con toda la modestia del mundo le dije que sí».

Consciente de las limitaciones que supone tener que ceñirse a la actualidad informativa de cada día, Rubén Cantón considera que el mayor problema de su nuevo trabajo reside en la inmediatez. «Todo tiene que ser para ya y dado que soy mi peor crítico, me da rabia que no esté el dibujo como yo quiero o no haber sabido decir exactamente lo que quiero decir porque para llegar a un texto muy cortito tienes que darle muchas vueltas hasta que dices exactamente lo que quieres decir y supongo que no lo lograré en infinidad de ocasiones, aunque lo intento con todas mis fuerzas. Con toda la modestia del mundo, aunque la tira salga en la sección de Opinión, quiero poner una pequeña distancia entre los columnistas de opinión, que supongo y espero tengan una opinión formada sobre lo que están hablando, y mi misión, que además de darle otra visión a la información entiendo que es sacar aunque sea media sonrisa al que lo lea. A lo mejor no me paro en la noticia más importante y sí en la que me ofrece más posibilidades», reconoce el humorista gráfico, que si bien no descarta hacer humor político confiesa que no es capaz de posicionarse al respecto. «A la hora de hacer humor político parece que si dices algo de unos es que eres de los otros y viceversa. Me resulta muy complicado opinar al respecto», argumenta un dibujante, que entiende que el leonesismo que practicaba su predecesor se encuentra bastante extendido y al igual que muchos leoneses cree que «nos iría mejor solos». Del humor negro, del que Lolo hizo un estilo de vida, considera que tiene que ir acompañado de una cara pública y cuando es practicado por alguien desconocido se corre el riesgo de ser mal interpretado. A la pregunta de qué le sugiere el estilo de El Roto, Cantón se lo piensa y tarda un poco en responder. «Sí que me gusta y creo además que en su caso sí que tiene que ver más con el artículo de opinión. Trasciende la condición de humorista para convertirse en un verdadero articulista. Me atrevería a decir que cada viñeta suya es una columna de opinión o un editorial. Profundiza tanto que el humor queda en segundo plano. La verdad es que tiene mucho mérito todo lo que hace», concluye.
Lo más leído