Foto Turrado Crónica (nueva)

Cierren los embalses

11/10/2019
 Actualizado a 11/10/2019
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La pasada semana, cuando los agricultores ya no estaban utilizando el agua de riego, los embalses leones perdieron casi cinco hectómetros cúbicos y medio de agua, lo que responde a una decisión de la Confederación Hidrográfica del Duero poco o nada justificada. Está bien que los ríos vayan cargados de agua por debajo de las presas, y que ahora cuando los vemos tan caudalosos, sepamos que es gracias a los pantanos, pues el balance del agua que está saliendo sobrepasa en más de cuatro veces la que está entrando, pero lo que ya no está tan bien es que ahora la soltemos y la perdamos para nada, y después nos lamentemos cuanto, ante un posible año seco, tengamos que hacer restricciones en los riegos u otro usos. Y es que la Confederación Hidrográfica del Duero, que es un organismos caduco y nada democratizado, ordena a su antojo y nunca asume ningún tipo de responsabilidad, ni cuando por sus decisiones se inundan nuestras tierras ante crecidas de los ríos, ni cuando por sus decisiones se aplican restricciones de riego que diezman nuestras cosechas. La política de desembalses es casi tan importante como el hecho de que llueva o no llueva, por eso a partir de este momento, cuando acaba la campaña y toca almacenar para la siguiente, los agricultores seguimos mirando cada semana para los datos de las reservas de nuestros pantanos, y lo hacemos sin poder influir, ni tan siquiera opinar, sobre las decisiones que toman quienes tienen la potestad de abrir o cerrar las compuertas. Al ritmo que al día de hoy están perdiendo agua nuestros embalses, que cerraron la campaña en un treinta y seis con cuatro por ciento de su capacidad, en cuatro semanas habrán evacuado tanta agua como acumula el embalse de Villameca cuando está a rebosar, y que es suficiente para regar cuatro o cinco mil hectáreas de cultivo. Y sé que hablar así en el mes de octubre es poner la venda antes de la herida, pero si nos creemos lo del cambio climático, que hay que creérselo, toda prudencia y previsión es poca, pues a un año seco perfectamente le puede suceder otro similar. O no.
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