Castyga a León

En fin, de tanto mirar a Catalunya, hemos pillado una tortícolis mediterránea que nos impide ver cómo el suelo constitucional se derrumba bajo nuestros pies en Teruel, en Andalucía, en León y en El Bierzo.

Valentín Carrera
17/02/2020
 Actualizado a 17/02/2020
Detalle de la portada de la revista El Temps.
Detalle de la portada de la revista El Temps.
Un tipo a quien no conozco, un tal Víctor Maceda, jefe de redacción de la revista El Temps, viaja desde el País Valenciano -Valencia para Vox y los alumnos de la Enciclopedia Álvarez- hasta el País Lleonés -León, para los carpinteros de la mesa coja con cinco patas-, y escribe en su revista, sin permiso de Mañueco, un reportaje de 16 páginas, un monográfico de una pieza, casi un ensayo sobre la temperatura política y emocional del leonesismo en febrero de 2020.

Vaya por delante mi respeto a un periodista que acude al lugar de los hechos, escucha voces distintas, sintoniza y empatiza con el país que está visitando, se documenta a fondo y luego escribe con rigor. Este periodismo es tan infrecuente en nuestra indigente profesión, al borde de la esclavitud laboral y mental, que me descubro ante El Temps y ante Víctor Maceda.
Luis Mariano Santos de UPL, Félix José Pérez Echevarría Cheva, Alicia Valmaseda, Xairu López y Ricardo Chao de Faceira, Carlos Salgado, Ana Gaitero y un tal Valentín Carrera forman parte de la conversación, que Maceda redondea con una jugosa entrevista al alcalde de León, José Antonio Díez Díaz, quien no se muerde la lengua: «Castilla y León es una comunidad contra natura». Que León tenga un alcalde con media docena de ideas claras en la cabeza es una novedad en el sistema, después de cuatro años silvando en el vacío mental, ahora aforado por la gracia de dios.

Les recomiendo leer en El Temps «Lleó contra Castella», León contra Castilla. Nos vamos a reír mucho en los próximos meses con este asunto. El PP de Aznar y Rajoy llevó el agravio catalán hasta tal grado de esperpento, que ahora cada una de las expresiones acuñadas por el nacionalismo popular, les van a rebotar en las cuatro esquinas de España: Teruel Existe, León Existe, El Bierzo no existe, Valladolid nos roba, ¡A por ellos, que están atrincherados en Boecillo!, Zamora no se ganó en una hora, Mañueco a Waterloo.

El PP -el PSOE leonés también tiene lo suyo- está en el centro de la diana: los abuelos políticos de Mañueco se opusieron al Estatuto de Castilla y León, no lo votaron y lo impugnaron con dos recursos ante el Tribunal Constitucional. Los saboteadores de la autonomía, oiga, fueron los del PP, hasta que cayeron en la cuenta de que el invento era el cuerno de la abundancia y todos, excepto Morano- por eso lo defenestraron-, comulgaron con las ruedas de molino de Martín Villa y se hicieron ‘castellanoleoneses’. Es para mear y no echar gota.
Los mismos que atascaron el Estatuto de la neo-autonomía hasta 1984, ahora se ponen dignísimos en su trono de Pucela. Ya lo escribí hace poco: la autonomía «Castyga a León» ha clonado el centralismo madrileño, ha transferido a la periferia de Valladolid todos los vicios y defectos de la burocracia estatal y ninguna de sus virtudes.

El leonesismo, como el teruelismo o el bercianismo, hunden sus legítimas raíces en el agravio histórico, en el insulto económico, en la burla administrativa, en el desahucio de competencias, en el atraco; y esta sensación de estar siendo atracados por y desde la «Junta de Castyga a León», no la va a parar nadie. A ver si se enteran ahí arriba: los mismos que han ignorado y despreciado a Catalunya, y han generado un procés (Rajoy fue una máquina de crear independentistas), esos mismos, con su centralismo mental y su ombligo autonómico, han creado el caldo de cultivo de Teruel Existe y León También.

Nadie va a detener el Lexit ―por simpatía con el Brexit británico―, ni el Bierzexit, ni el Teruelexit, porque los partidos, y aquí incluyo también al PSOE de Ferraz, ignoran el significado de la palabra federal. Y ojo, el federalismo no es de derechas ni de izquierdas: Salvador de Madariaga no fue sospechoso de comunista, ni el preclaro socialista Anselmo Carretero es sospechoso de separatista. Es cuestión de encaje mental: si el poder emana del pueblo (leonés), ¿por qué todo se ordena y manda en Boecillo?

Ya lo dijo la Reina de Corazones en Alicia en el país de las maravillas: “La cuestión es quién manda”. ¿Quién manda en el País Lleonés? ¿El Mañuecos star system, ganador de seis Premios Oscar por Parásitos?

«Castyga a León», como bien dice el alcalde leonés, ni es una autonomía ni rabo de gaita; y la identidad castellanoleonesa es tan consistente como la identidad castellanocántabra, galaicoastur o hispanolusa. Artificios que tras cuarenta años de postureo no han cuajado: no hay un solo paisano en Soria o en La Bañeza que se considere castellanoleonés. Si tienen dudas, hagan un referéndum. Si a este castillo de naipes autonómico, le añades un historial de agravios y abandonos, el asunto tiene mala pinta: pregunten a los 100.000 habitantes que ha perdido León en las últimas décadas.

En fin, de tanto mirar a Catalunya, hemos pillado una tortícolis mediterránea que nos impide ver cómo el suelo constitucional se derrumba bajo nuestros pies en Teruel, en Andalucía, en León y en El Bierzo. No hemos sabido escribir esta página del libro de la Historia -que el Reyno de León viene escribiendo con sus Fueros desde 1017- así que, borrón y cuenta nueva: mejor si empezamos a escribir de nuevo una historia de convivencia pacífica sin los juegos malabares de Martín Villa, sin la metrópoli colonial de Valladolid y sin parásitos.
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