El abejaruco es posiblemente el ave más colorida de todas aquellas que habitan la Península Ibérica. De él siempre se cuenta que parece que hubiera volado hasta el arco iris y se hubiera contagiado de sus colores; a su plumaje solo le falta el color rojo, pero este podemos encontrarle en sus ojos.
Es un ave migratoria transahariana, es decir, pasa los inviernos en África, al sur del Sáhara, y recorre todo el camino hasta Europa para criar, llegando habitualmente entre los meses de marzo y abril. Es a finales de agosto cuando comienza de nuevo su migración a sus territorios de invierno.
Es un ave que podemos encontrar por gran parte de la provincia de León, llegando hasta las faldas de la Montaña Leonesa. Es una experta cazadora de abejas, como podemos intuir por su nombre, y se alimenta de ellas y de otros tantos insectos voladores.
A menudo entra en conflicto con los apicultores, ya que el abejaruco acude frecuentemente a las colmenas en busca de abejas; no obstante, también se alimenta de la invasora velutina (avispa asiática), que a su vez implica un gran peligro para las colmenas. Utiliza su largo pico para excavar sus nidos en taludes o cortados de consistencia arenosa y, ocasionalmente, también lo hacen en el suelo. Tan profundo llega a excavar el agujero donde criar (hasta 2 m de profundidad) que su pico se desgasta notablemente durante el proceso.

Espero todos los años con impaciencia su llegada y tan solo observarlos es un deleite, pero es que, además, son tan fotogénicos que… ¿quién puede resistirse a intentar fotografiarlos?
Suelo acudir a esos lugares de nidificación, que se conocen como colonias, esconderme cerca bajo mis redes de camuflaje y esperar pacientemente. No son particularmente madrugadores, dado que los insectos de los que se alimentan necesitan del calor del sol para comenzar a moverse; luego, a menudo, basta con estar preparado al amanecer. Suelen buscar posaderos en zonas abiertas desde las que controlar los movimientos de posibles presas y, cuando comienzan a emparejarse, los machos hacen ofrendas en forma de comida a las hembras para cortejarlas utilizando dichos posaderos.
Es recomendable, por lo tanto, si uno quiere fotografiarlos o simplemente disfrutar de una buena observación de aves, que lo haga aprovechando sus vuelos acrobáticos y los momentos en que utilizan sus posaderos, evitando así caminar entre sus nidos. Incluso puede uno mismo colocar posaderos, generalmente una rama limpia de hojas clavada a poca altura sobre el suelo, para esperar que los abejarucos los utilicen. El no caminar entre los nidos y el no molestar a aves que están en proceso de cría parece algo lógico, pero he presenciado más de una vez cómo algo que debiera ser una norma ética básica es ignorado, a menudo de manera deliberada, para conseguir una fotografía “mejor”. Digo “mejor” entre comillas porque, para mí, lo que da valor a una foto no es solo su calidad estética o la cercanía al animal, sino la forma en la que se ha conseguido. Hay maneras que restan todo el valor de una fotografía.
Pese a que el cambio climático está permitiendo que los abejarucos colonicen territorios más al norte, acercándose a la cornisa cantábrica, las colonias más cercanas a Riaño, donde vivo, hace años que dejaron de utilizarlas. En mi opinión, que no soy experto, si bien el aumento de temperaturas los empuja cada vez más hacia el norte, los cambios de temperatura bruscos no les agradan, y estos suceden cada vez con más frecuencia. Sin ir más lejos, la semana pasada alcanzamos casi los 35 ºC en la Montaña y esta semana hemos tenido días de no superar los 15 ºC, con una sensación térmica de apenas 8 ºC allí donde pegaba el implacable cierzo.
También he visto desaparecer alguna colonia debido a la creación de nuevas zonas de cultivo y la sensación es que cada año veo menos abejarucos en León, pero las pocas estimaciones que hay por parte de expertos dicen que las poblaciones son estables.
Es habitual verles sobrevolar la ciudad de León, por la cercanía de varias colonias, y muy fácil reconocerlos por su característico canto “pi-pi-pi-prrruuut”.