19/03/2022
 Actualizado a 19/03/2022
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La lucha por el poder es inherente al ser humano. La situación extrema que se está viviendo en Ucrania es una irrefutable prueba de ello. En conflictos como éste emergen héroes y villanos, según desde qué bando se mire. En la búsqueda del poder y el mantenimiento de éste es clave la figura del líder, quien debe dirigir a su pueblo al que él cree es su destino. Son muy diversas las maneras de ejercer ese liderazgo y son muchos los expertos que han estudiado a lo largo de la historia cómo debe ejercer un buen líder, sea cual sea su ámbito de actuación.

Por esta razón, es de agradecer la labor que ha hecho el Coronel Pedro Baños en su libro ‘El poder, un estratega lee a Maquiavelo’. Mi tocayo ha viajado en el tiempo cinco siglos para recuperar las enseñanzas del italiano Nicolás Maquiavelo. En su obra nos presenta la visión maquiavélica de cómo debe ser un líder ideal y su aplicación al mundo actual. Igual de interesante es leer los pensamientos originales de Maquiavelo que las reflexiones y apuntes de Pedro Baños, quien no duda tampoco en señalar algunas contradicciones del político, escritor y filósofo italiano.

En unos tiempos en los que la velocidad vertiginosa en la que vivimos hace efímero todo lo que nos rodea y nos dificulta detenernos en autores clásicos es de agradecer que Pedro Baños haya resucitado, literariamente hablando, a Maquiavelo. Además, los retos a los que se enfrenta el mundo actual nos obligan a detenernos en la figura de los líderes en todos los ámbitos de la sociedad. Quizás ese sea el problema que nos esté llevando a algunos casos a una involución y a una mediocridad alarmante. Estamos huérfanos de buenos líderes, quienes consigan entusiasmarnos y en los que confiemos para, con menor o mayor sacrificio, conseguir las metas propuestas. El problema de la mayoría de los líderes actuales es que tienen pies de barro. Se desenvuelven bien en una u otra red social y sus asesores se esmeran en presentarnos una imagen, que es solo eso, una mera y burda fachada. Porque detrás de esa supuesta figura de líder no hay nada, sólo simpleza y vulgaridad.

Los líderes con mayúsculas son una especie en peligro de extinción, sobre todo en el ámbito de la política. No todas las personas están dotadas con la capacidad real de liderazgo, pero eso parece no importar a nadie. ¿Que cómo es posible averiguar si uno tiene madera de líder? Muy sencillo, el trabajo literario de Pedro Baños nos ofrece la posibilidad de auto examinarnos, aunque claro, siempre nos queda la opción de hacernos trampas al solitario.
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