15/01/2023
 Actualizado a 15/01/2023
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El evento funciona ya como una máquina engrasada: la derecha más rancia gana, gobierna poniendo en peligro a propios y ajenos, liquidando a grandes zancadas democracia, bienestar y derechos humanos, aprovechándose del país para beneficio propio y privado... Después, pierde (por poco) las elecciones y no lo acepta; denuncia una imaginaria conspiración que solo existe cuando no gana y alienta a una turba a levantarse en algarada invadiendo edificios sede de la soberanía popular a la manera de Atila trotando sobre la proverbial hierba.

Muchas tradiciones se han alzado sobre cimientos más endebles. Y casi todas ellas participan de lo que esta ya ofrece: desbocadas aglomeraciones, escasa o nula coherencia entre lo que se dice creer y lo que se hace, estropicios a discreción, ocupaciones arbitrarias de lo público, resacas morrocotudas… De los cortejos báquicos a las tomatinas, de las procesiones a las verbenas, de las mascaradas de época a las comparsas de carnaval…

El anuncio y la cartelería no serían difíciles: «Vuelve un año más ¡el ASALTO A LA SEDE! Como todas las legislaturas, regresan los tradicionales irrupción, pillaje y devastación en la sede de la soberanía popular. Siéntase un distinguido vándalo durante un ratillo. Una sana diversión para exaltados, hinchas y gentuza de pocas luces. Deje su sentido común en casa si es que tiene uno y apúntese: habrá risotadas, bochornos, cánticos, carrerillas y hasta alguna que otra defecación fuera de lugar. Se ruega traigan sus propios cabreos y desquiciamientos de casa, la organización aporta vallas metálicas, personas atemorizadas y retransmisión en directo a todo el globo. Habrá concurso de disfraces, cornamentas y tocados, pinturas faciales, atavíos ridículos y mucha, mucha, mucha simpleza. Solo los espectadores sentirán miedo: participe. El programa de actos comenzará con coordinación de la muchedumbre y rompimiento de exiguo cordón policial, carrera masiva por escalinatas y pasillos, quebrantamiento de puertas y ventanas acristaladas y disturbios generalizados con allanamiento de estancias, pisoteo de mesas y mobiliario en general y pizpiretos robos o destrucciones de equipos informáticos y demás enseres. Chiquilladas a tutiplén. ¡Grandes premios!: la ocupación de despacho famoso será galardonada con alzamiento de botas sobre mesa y difundidísimas fotografías que harán la ilusión de grandes y mayores. El escarnio de cámara parlamentaria contará con potencial pena de cárcel. Participe en esta encantadora costumbre plagada de ritos ancestrales. Todo ello patrocinado por quienes ustedes saben y para beneficio de unos cuantos (que no acudirán). El fin de fiesta será amenizado por la gran orquesta de doña Cuca y sus Populares Palmeros. En su repertorio, salidas de tono y los celebrados tuits antisanchistas fuera de lugar que harán las delicias de hooligans y debates televisados. Desmadre garantizado. Apúntese a este bombardeo, sieso, no sea demócrata».
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