27/02/2020
 Actualizado a 27/02/2020
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Qué bonita palabra. No me digan que no genera una sensación inmediata de relajación y bienestar. El problema surge cuando ese verbo es escupido por la boca de un político, convirtiéndose automáticamente en un insulto para el intelecto de los que tenemos el tormento de escucharlo.

Resulta que llevan cuarenta años desarmonizando la convivencia e igualdad en nuestro país y ahora utilizan la excusa de armonizar para justificar unas decisiones que tendrán como perjudicados, una vez más, a los ciudadanos de a pie. Con el mismo desparpajo y guasa que las chirigotas de Cádiz, la ministra de Hacienda Mª Jesús Montero se disfrazó de la armonizadora que armonizará la desarmonización en la que vivimos. Vamos, que va a obligar a algunas comunidades autónomas a subir los impuestos de Sucesiones y Patrimonios, ya que considera injusto que haya españoles que según el territorio donde vivan paguen unos impuestos u otros por el mismo concepto.

¡Qué cachonda es la amiga Montero! ¡Y lista también! Tiene miedo a que cuando acabe su periplo político las puertas giratorias queden atascadas y por eso ya está planificando su salto al Club de la Comedia como monologuista. ¡Que aproveche Leo Harlem el tiempo que le queda, porque cuando llegue Montero no le llamarán para actuar ni en el Bierzo! Alguien podrá pensar que quizás lo que yo veo como una broma de mal gusto no es más que producto de una puritana ingenuidad, pero me van a perdonar si les digo que para llegar a ser ministra tienes que ser muchas cosas, pero ingenua no es una de ellas.

Me parece muy osado que la señora Montero diga que todos los españoles no somos iguales en nuestros derechos y deberes. ¿Pero en qué mundo vive? ¿Piensa que España es una monarquía bananera? ¿Cómo se atreve a insinuar que hemos convertido en un mero cómic la Constitución Española en la que se indica que es competencia del Estado la regulación básica de la igualdad de los españoles tanto en sus derechos como en sus obligaciones? Si la ministra tuviera razón estaríamos ante una tropelía inadmisible en cualquier sociedad democrática y lo siento, pero si algo caracteriza a nuestro país es la igualdad entre todos los habitantes de este pedazo de tierra con forma de piel de toro.

Así que no se dejen engañar por esas noticias falsas que dicen, por ejemplo, que los padres de un niño de León tienen que pagar por una vacuna por la que otros progenitores que viven en otro territorio, quizás sólo a unos kilómetros de distancia, no tienen que hacerlo ya que lo cubre su sanidad pública. Y no se crean ese bulo de que ciertas regiones del norte de España debido a unos ‘derechos históricos’ tienen un sistema tributario diferente al del resto y lógicamente más beneficioso para sus habitantes y empresas. Tampoco es cierto que haya diferentes exámenes de la Ebau según las comunidades, ya que esto significaría que no todos los jóvenes juegan con las mismas cartas la partida de su futuro. Y la invención de que el Gobierno de España se ha comprometido con los mandamases vascos a negociar la transferencia del régimen económico de la Seguridad Social en la segunda mitad del 2021 es eso, un bulo. A ver si se van a creer que nuestros políticos permitirán que llegue un día en el que un jubilado del País Vasco cobre más que uno de Teruel. Estos son algunos claros ejemplos de ‘fake news’, informaciones interesadas que sólo persiguen desarmonizar una sociedad en la que vivimos en total armonía gracias a que todos somos iguales y disfrutamos de las mismas oportunidades, ya que nuestros políticos han sido, son y serán los mejores armonizadores posibles.
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