Aquel paisano que dijo "yo no me pierdo más"

El precursor del GPS es un invento –que él llamó automapa– de un leonés de Astorga, Antonio Martín Santos, quien se perdió cuando fue a ver a su hija en Jerez de la Frontera y se prometió, "nunca más me perderé"... Y cumplió su palabra

Fulgencio Fernández
24/03/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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En esta galería de personajes inolvidables —y muchas veces que no deberíamos olvidar— hay personajes irrepetibles y ejemplares, como Antonio Martín Santos, astorgano, ingeniero e inventor. De su saber y su imaginación salió el precursor de un invento que hoy es casi imprescindible en móviles, coches... el GPS, siglas del Global Positioning System.

Si nadie duda en llamar precursor del libro electrónico al invento de la leonesa Ángela Ruiz Robles en este caso la relación del auto-mapa (así lo llamó Martín Santos) con el GPS parece incuestionable, sobre todo si pensamos en su primera y más conocida utilidad.

Consiste en un sistema de cintas con mapas que, conectadas al cuentakilómetros, van mostrando itinerarios El invento —como tantas veces, como tantas cosas— nace en una curiosa casualidad, más bien anécdota que ha repetido un nieto de nuestro inolvidable, José Antonio Aldasoro. Tenía su abuelo un Simca 9 Aronde con el que fue a visitar a su hija, recién casada, que vivía en Jerez de la Frontera (hablamos del año 1954). «Después de muchos kilómetros recorridos, y al meterse la noche, la familia se perdió en los alrededores de Sevilla. La realidad es que lograron encontrar la ruta correcta, pero en la cabeza del ingeniero leonés, aficionado a los coches y amigo de los inventos, quedó grabada la idea de no volver a perderse y crear un sistema que mejorara a los engorrosos mapas Firestone de la época», mucho menos prácticos en la noche, por lo que también tuvo muy claro que debía llevar algún tipo de iluminación.

Y se puso manos a la obra.

Incluso este inolvidable inventor cuando hablaba de auto-mapa solía decir que era «un sistema cuyo fundamento mecánico era muy sencillo», se le olvidaba añadir que para él. Bautizó el prototipo que creó como ‘auto-mapa’ y fue una feliz realidad después de las mejoras que sucesivamente iba introduciendo en base a los problemas prácticos que iban surgiendo.La explicación del invento, que recogía el diario ABC, era la siguiente: «Consiste en unas cintas que se desenrollaban a partir de un carrete para enrollarse en otro, y durante su recorrido pasaban por delante de una ventanilla a modo de pantalla (iluminada) en la que se podía apreciar el tramo de carretera por el que circula el vehículo en ese mismo momento. Los carretes se mueven en combinación con elementos de transmisión de la velocidad del automóvil, como el cuentakilómetros de manera que el coche circula a una velocidad directamente proporcional a la que avanza en el itinerario del mapa».

El coche circula a velocidad directamente proporcional a la que avanza el itinerario Para él, sencillo. Lo colocaba en el salpicadero y lo conectaba mediante un cable a la transmisión del coche... fue haciendo mejoras, salvando problemas —como la incidencia del calor en los materiales de las cintas— y nació el Auto Mapa Martín Santos que patentó en toda Europa, presentó en numerosos países y fue premiado con la Medalla de Oro en el Salón Internacional de Inventores de Bruselas.

No le faltaba humor al recomendar «no mirarlo demasiado tiempo pues un árbol se te puede poner delante»...

Menudos son los de Astorga cuando se pierden yendo a ver a una hija.
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