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Apostemos por la actitud

08/07/2023
 Actualizado a 08/07/2023
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A mediados de los noventa una campaña de Pirelli decía ‘La potencia sin control no sirve de nada’. Con el permiso de los creativos que parieron esa idea voy a aportar una nueva versión, que resume el contenido de la columna de hoy: ‘La aptitud sin actitud no sirve de nada’.

Fruto de la casualidad durante los últimos días han surgido en conversaciones con diferentes personas situaciones en las que la actitud de nuestros jovenzuelos brilla por su ausencia. Vaya por delante que los primeros damnificados son ellos. No se entiendan mis palabras como una crítica descarnada hacia los jóvenes. La culpa debe recaer por partes iguales en sus padres y en las decisiones políticas que se decantan por colocarles una alfombra roja, en vez de incentivar y potenciar el sacrificio, la superación y la perseverancia.

Cuando era un chaval recuerdo que nos ‘pegábamos’ por conseguir un trabajo durante el verano. Los que éramos hijos de autónomos ya teníamos puesto asignado y el resto movía todos sus contactos para ser, por ejemplo, socorrista o camarero. Lo de entrar a trabajar en el ocio nocturno ya era sólo para los elegidos. Comenzabas de ‘recogevasos’ y después de algunos veranos conseguías un puesto detrás de la barra. Visto ahora con la perspectiva que te da el tiempo, lo de menos era la cantidad de dinero que ganabas, lo importante era dar valor a las cosas y comprobar en tus propias carnes los sacrificios que tenían que hacer tus padres diariamente para que tú vivieras en un hotel en régimen de todo incluido.

¿Cuántos jóvenes hoy en día buscan un trabajo para el verano? ¿Cuántos padres animan a sus hijos a que busquen un empleo para la temporada estival? La respuesta ya la saben: una minoría. Nos han hecho creer que, si nuestros hijos cumplen con los estudios, no es de recibo que tengan que trabajar unas horas durante el verano. Eso es de malos padres. Si a esta sobreprotección familiar añadimos la que se promueve desde ‘Papá Estado’, uno se puede imaginar las consecuencias. Es inadmisible hacer repetir a un estudiante, es más, no se debe calificar numéricamente porque eso les desmotiva. Les damos unos bonos para que gasten en cultura. Ahora incluso se propone darles unos cuantos miles de euros para supuestamente emprender. ¿Así queremos de verdad que nuestros jóvenes den valor a las cosas y entiendan que, en esta vida, si quieres conseguir algo, tienes que sacrificarte y ganártelo? Hasta que padres y políticos no entendamos que la clave está en apostar no solo por la aptitud, sino también por la actitud, seguiremos siendo culpables de los males actuales de la juventud. 
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