– Defina a Donald Trump utilizando sólo tres adjetivos.
– El principal es ególatra. Es un gran ególatra. Creo también que es un tipo muy intuitivo y eso le ha hecho tener grandes éxitos en los negocios y en la política. Finalmente, es un tipo arriesgado. Asume riesgos y eso le ha hecho cometer muchos errores, pero también le ha llevado a tener aciertos muy importantes.
– ¿Por qué lo de intuitivo?
– Porque hay cosas que hace muy bien, como por ejemplo adivinar por dónde va la gente, adivinar lo que quiere la gente. No es que sea un experto en psicología, sino que simplemente tiene esa intuición. Capta lo que la gente está esperando de él tanto en los negocios, donde consiguió cosas que no había logrado nadie, como por ejemplo rebajas fiscales que no se habían concedido a ningún otro empresario, como en política, porque ha sabido ofrecer a la gente lo que nadie había captado que la sociedad estaba esperando de un político. Él ha sabido darlo.
– En España el descontento se ha traducido de manera muy diferente en lo que al panorama político se refiere...
– El descontento es muy similar en todos los países. El tipo de gente que no está contenta con la situación no es muy diferente en Estados Unidos, en Francia, en Reino Unido o en España. Lo que pasa es que cada país tiene sus propias peculiaridades en su ámbito político y la gente deriva su disgusto en una dirección o en otra. En Estados Unidos ha ido directamente hacia Donald Trump, en Reino Unido provocó el Brexit, en Grecia ha ido hacia la izquierda más extrema con Syriza y en España ha abierto dos vías nuevas. Ha cambiado un sistema político de dos partidos por uno de cuatro. Una vía la ha abierto hacia la izquierda de la mano de Podemos y otra hacia el centro con Ciudadanos. De manera que el descontento no tiene el mismo resultado político en todos los países, pero genera cambios políticos en todos los países.
Trump ha hecho de la batalla con los medios una prioridad de su mandato. No le importa que le pregunten porque va a contestar lo que le dé la gana, pero prefiere usar el Twitter – Uno de los aspectos que más le preocupaba de Trump al inicio de su mandato era la relación que pudiera entablar con Rusia...
– Ahora mismo tiene congelada esa posibilidad por todos los problemas internos que le ha generado. Cualquier movimiento que haga en ese sentido va a resultar sospechoso, así que eso está más o menos paralizado, al menos que se sepa. Otra cosa será que haya contactos por vías indirectas u ocultas. A la vista de la gente, no creo que eso se vaya a producir pronto. En todo caso, creo que este asunto le va a seguir costando puntos a su imagen interna y externa, porque conexiones hubo e injerencia rusa en el proceso electoral hubo. No podemos saber exactamente hasta dónde llegó y cómo influyó en el resultado, pero injerencia hubo. Y sólo el intento de entrometerse en las elecciones de Estados Unidos ya es un hecho muy grave que se hizo con la aquiescencia de Trump. Eso va a quedar siempre como una espada de Damocles sobre la figura de Trump.
– ¿Va a acabar su mandato?
– Lo más probable es que haya mandato de cuatro años. Otra cosa es que pueda renovarlo. El proceso de un impeachment es siempre muy complicado y muy largo. En cualquier caso, podremos responder mejor a esta pregunta en noviembre de 2018. Se celebrarán las elecciones legislativas de mitad de mandato y ahí, dependiendo de cómo les vaya a los republicanos, podremos tener otra visión de la jugada. Tal y como están las cosas en este momento, prever que se va a producir un impeachment con la destitución del presidente Trump antes de que se termine su mandato me parece muy precipitado.
– La relación de Trump con los medios de comunicación es manifiestamente mejorable. ¿Era algo habitual en etapas anteriores?
– La diferencia de Trump con otros presidentes anteriores en lo que se refiere a su mala relación con la prensa es que él la ha convertido en una prioridad de su mandato. Pelearse con los medios es una prioridad de su política. Otros presidentes que se han peleado con los medios no lo tenían como una prioridad. Simplemente fue una circunstancia que se produjo. Estoy hablando de Bill Clinton, que se pasó una buena parte de su mandato pegándose con los medios de comunicación, o de Richard Nixon, que al final tuvo que dimitir por las publicaciones de la prensa. En el caso de Trump, una parte de su éxito político deriva precisamente de su enfrentamiento con los medios de comunicación, de haber convertido eso en una batalla y de haber acogido como propio el deseo de mucha gente de pelearse con los medios a los que desprecia y a los que considera como una parte del establishment. Trump ha conseguido ese efecto convirtiendo esa batalla con la prensa en una prioridad de su mandato.
– ¿Imagina una situación similar en nuestro país?
– Las batallas político-mediáticas son muy habituales en todos los países, pero ciertamente lo que está haciendo ahora Donald Trump de convertirlas en uno de los ejes de su mandato es una cosa muy particular de una persona como él.
– ¿Es Twitter el nuevo plasma?
– Twitter es una herramienta que en general está resultando muy útil en política desde hace bastante tiempo. Trump lo ha llevado al extremo, pero no ha sido el primero en utilizarlo. El primer político relevante que supo utilizar Twitter en su favor fue Barack Obama hace ya algunos años. Las redes sociales en general han servido como una vía de comunicación directa de los políticos con los votantes, saltando por encima de los medios de comunicación, que hacían tradicionalmente el papel de intermediarios. A los políticos no les gustan los intermediarios, porque al final deciden lo que publican y lo que no publican y también deciden como lo publican. Los políticos quieren que se publiquen las cosas como a ellos les gustan. Esta vía les ha permitido hacerlo de esa manera y Trump lo ha llevado al extremo, puesto que se comunica principalmente a través de los tuits que publica. Además, lo hace de una manera relativamente inteligente, porque consigue condicionar el ciclo de noticias de 24 horas en Estados Unidos. Se levanta por la mañana temprano, manda un tuit y a partir de ahí condiciona las tertulias de la radio y la televisión y lo que al final se va a publicar en los periódicos.
Hay mucha gente que está confundiendo la objetividad con su punto de vista. Si un dato concreto coincide con su prensamiento, es cierto, pero si no, pasa a ser falso– ¿Utilizan los políticos las redes sociales por miedo a que los periodistas preguntemos?
– Hay políticos a los que sí les preocupa mucho lo que se les pueda preguntar. No creo que sea el caso de Donald Trump. Le importan poco las preguntas que le hagan, porque al final contesta normalmente lo que le da la gana y condiciona mucho los titulares con su forma de expresarse. No pienso que sea tanto como eso, sino que ha encontrado una vía en la que puede ignorar a los medios, porque no les concede tantas entrevistas, sobre todo a los que está enfrentado, y en la que llega directamente a su electorado, al que tiene que seguir alimentando con cosas de este tipo para que le vuelvan a votar.
– Pilló usted a Rajoy a contrapié en el debate cuando le repreguntó sobre su promesa de no hacer recortes. ¿Se lo ha tenido en cuenta?
– Supongo que no. Rajoy es un político de raza y además un buen encajador de estas cosas. No creo que se haya enfadado mucho por aquello. Es verdad que se quedó sorprendido en un primer momento con la repregunta, pero luego respondió y tenía un argumento que contraponer. Lo que pasa es que todo el mundo se ha quedado con esa reacción inicial de cierta sorpresa que produjo la repregunta.
– El 11-S, el 11-M, los debates del fin del bipartidismo... Vicente Vallés se está convirtiendo en un clásico de los principales acontecimientos informativos...
– Quizá sea por la edad, porque ya son muchos años cubriendo información. He tenido la suerte de poder cubrir noticias muy importantes, algunas veces con la desgracia de que son desagradables y tristes de contar, porque ha habido desastres naturales y atentados muy graves como los que citabas. Pero desde el punto de vista de la profesión periodística he tenido la suerte de cubrir acontecimientos nacionales e internacionales importantes y espero seguir haciéndolo.
– ¿Cuál es el principal problema al que se enfrenta actualmente la profesión periodística?
– El principal problema tiene mucho que ver con esto que Donald Trump llama fake news, las noticias falsas. No porque contemos noticias falsas, que no lo hacemos, sino porque sí se ha generado la idea en una parte muy importante de los usuarios de la información de que hay muchas noticias falsas en los medios de comunicación, cosa que es absolutamente falsa en sí. Se ha generado esa idea y se ha generalizado. Es difícil luchar contra ella. Lo que está pasando es que hay mucha gente que tiende a confundir la objetividad con su punto de vista. Si un dato me gusta, porque va a favor de mi pensamiento, doy por hecho que es cierto. Pero si un dato, por cierto que sea, no coincide con mis intereses, considero que es falso. Antes se podían discutir las opiniones, pero no los datos. Ahora se discuten los datos y eso es un elemento muy negativo en general para la sociedad y complicado de gestionar para los periodistas.

– ¿Y el principal problema al que se enfrenta España?
– Seguramente, en este momento, no digo que superada del todo la crisis económica, pero al menos sí encauzada, el problema de Cataluña es el más grave y más inmediato que tiene nuestro país. Me temo que la solución es difícil.
– ¿Habrá urnas de nuevo?
– Que vaya a haber algo, sea un referéndum, una consulta o un amago de algo es muy posible. Hay un intento por parte de los independentistas de que haya algo. En el caso de que no les dejen, al menos generarán el ruido suficiente como para provocar otra situación difícil al Gobierno. Referéndum como tal no creo que pueda haber, porque el Gobierno ha aprendido las lecciones del 9-N y hará lo que tenga que hacer para impedir que esto se produzca. Pero al final lo importante no es si hay referéndum o no, sino lo que ocurra el día después y cómo se resuelve este problema, que tiene una solución muy complicada.
– ¿Siguen los corruptos prefiriendo pasar por tontos antes que por ladrones?
– Sí. Hemos visto recientemente casos en los que algunos prefieren pasar por tontos antes que por ladrones. Puestos a tener que elegir entre dos opciones, una mala y otra peor, se quedan con la mala. A día de hoy vemos ejemplos y seguiremos viéndolos, porque aunque se trate de casos antiguos los juicios se están celebrando ahora y seguiremos asistiendo a episodios de este tipo.
– ¿Cuál es la noticia que más le ha dolido dar?
– Las noticias más duras de contar son aquellas en las que hay sufrimiento humano. Atentados graves, desastres naturales... Son noticias muy importantes por el calibre que tienen y para cualquier periodista es complicado contarlas, pero tenemos la obligación de contarlas.
– ¿Y la que más feliz le haría?
– Hay dos. En el ámbito serio, me gustaría abrir un día el informativo diciendo que podemos confirmar que hay pleno empleo en España, que se acabó el paro.
– Y en el ámbito menos serio intuyo que va a dejar ver su faceta de colchonero...
– Así es (ríe). Estoy deseando dar la noticia de que el Atlético de Madrid ha ganado la Champions. Y creo que la daré.