Una historia de ayuda que sigue activa

El Hogar del Transeúnte San Genadio cumple 25 años de vida y seis compartiendo espacio con el Comedor Social El Centenario en Ponferrada

Mar Iglesias
24/07/2016
 Actualizado a 30/08/2019
La fachada del Hogar, enmarcado en el casco antiguo de la ciudad, en los que fueran Almacenes Bonifacio | MAR IGLESIAS
La fachada del Hogar, enmarcado en el casco antiguo de la ciudad, en los que fueran Almacenes Bonifacio | MAR IGLESIAS
Un cuarto de siglo cumple el Hogar del Transeúnte San Genadio y Comedor Social El Centenario en Ponferrada y la situación de necesidad a la que da respuesta, lejos de ir a mejor, ha empeorado en estos años, reconoce el delegado del centro, Fernando Frá. «El año pasado hubo un aumento de beneficiarios y ahora se está manteniendo», apunta. No mejora, pero se ha estancado la cifra en las 60 comidas repartidas a diario y otras tantas en la cena. Lo que sí crece es el servicio de ‘tuppers’ solidario que hace un año puso en marcha el centro, con el fin de dar servicio a núcleos familiares con niños «y que los pequeños no tuvieran que venir aquí».El 50% de las comidas que se sirven hoy siguen este sistema, con el que se superan las 80 comidas diarias. Esa cifra y la de voluntarios que quieren echar una mano en el centro aumentan en un Hogar que también es cama para los que lo necesitan. Cada día ocupan alguna de sus 16 literas, con capacidad para 24 personas, una decena de personas, que marcan un perfil similar en verano y en invierno.

Frá asegura que en verano, aunque muchos beneficiarios pueden escoger la calle para albergarse en la noche, las cifras de acogidos suelen ser las misma que en los duros inviernos «la verdad es que siempre son los mismos», dice, manejando un perfil definido de «esos pobres que ves pidiendo en la calle, que se han quedado sin trabajo y que no tienen salida». En muchas ocasiones, ese panorama les lleva a situaciones de depresión o de enfermedades asociadas que hacen que incluso «las propias familias les den la espalda». Curiosamente, Ponferrada es ciudad de acogida, como pasa en otros centros, y no son los propios los que se quedan en el Hogar. Es la ‘rueda de la pobreza’ que mantiene en movimiento a los usuarios, muchos procedentes de Galicia o de Asturias.Los voluntarios suman entre 35 y 40, aunque trabajan en régimen de turnicidad. Muchos se mantienen ayudando desde hace años y otros entran de jóvenes, en algunos casos, después de vivir situaciones límite o incluso de haber pedido ayuda en el centro.

Con ellos, reconoce Frá, que las necesidades de mano de obra están cubiertas «eso no quita que, quien se quiera animar a ayudar lo haga», dice. También están cubiertas las necesidades de comida para realizar los menús en el Hogar. Frá agradece la colaboración social con él de particulares y de entidades como Mercadona «que a diario nos trae comida perecedera».

Los particulares se acuerdan de los más necesitados en sus grandes eventos familiares «cuando se juntan en algún bautizo o alguna comunión y sobra comida, nos llaman para que la recojamos». Con la despensa llena, faltan por cubrir los gastos diarios de luz, agua. Ahí es donde cobran sentido las ayudas aportadas por la Junta de Castilla y León y por el Ayuntamiento de Ponferrada, que en los últimos años ha estirado su ayuda anual de los 1.500 a los 6.000 euros.De todos modos, la aportación sigue quedándose corta, sobre todo, admite el rector de la Basílica de la Encina, que fue quien se remangó para poner en marcha este centro, porque «las ONG están ahorrando al Estado mucho dinero», sobre todo en personal voluntario.

El Hogar y Comedor nació en Ponferrada y no se plantea estirar su zona deactuación ni incrementar sus potestades, aunque De Cela apunta que sería interesante enlazar esa respuesta a las necesidades básicas de los beneficiarios, la de atender a sus problemas laborales, y así completar el círculo de una posible reinserción social.

Es una segunda pata que, en la actualidad, llevan los Servicios Sociales municipales, aunque desde el Comedor considera que sería acertado caminar de la mano en este fin.

Cubrir a todas las edades que hoy no tienen esa cobertura necesaria en el centro y hacer que la ayuda siga adelante después de la comida, son proyectos que tienen por la cabeza los potenciadores del Hogar y del Comedor Social.
Son ideas a las que, aseguran, no pueden llegar con los medios actuales, pero que dejan caer por si las administraciones quisieran aprovecharse de los datos que se recogen en el centro y hacer seguimiento de los casos que pasan por él, no solo para establecer estadísticas, sino para definir actuaciones futuras relativas al campo laboral, por ejemplo..
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