Un informe policial posiciona a Gago erróneamente hasta en diez lugares

Triana dice al forense que Carrasco trató de besarla en su casa y que así empezó el acoso

Isabel Herrera
20/12/2014
 Actualizado a 19/09/2019
El furgón que trasladó a Montserrat y Triana ayer de la cárcel de Mansilla a los Juzgados. | PEIO GARCÍA (ICAL)
El furgón que trasladó a Montserrat y Triana ayer de la cárcel de Mansilla a los Juzgados. | PEIO GARCÍA (ICAL)
Larga mañana de declaraciones la de este viernes en los Juzgados de León. Las tres imputadas por el crimen de la expresidenta de la Diputación y el PP leonés, Isabel Carrasco, volvían, por segunda vez, a sentarse ante la jueza que instruye el caso, Sonia González, a petición de las defensas en lo que parece la última diligencia antes de dar por concluida la fase instrucción. Una jornada en la que además se aportaba el informe forense solicitado de oficio de las tres mujeres: Montserrat González –autora confesa de los disparos–, Triana Martínez y Raquel Gago, que dejó como principal sorpresa el relato de la hija de la presunta homicida al forense asegurando que el acoso que dice haber sufrido por parte de Carrasco se iniciaba a raíz de un encuentro en casa de la política a principios del año 2010.

Tal y como se recoge en el informe forense al que ha tenido acceso este medio, la entonces joven trabajadora de la institución provincial dice que recibió una llamada telefónica de Isabel Carrasco citándola para tomar café en su casa, encuentro al que acudió pensando que era por motivos laborales, «pero una vez en casa de Isabel, ésta se le insinúa e intenta besarla a lo que Triana no accede retirándose y decidiendo marcharse de la casa aún cuando la víctima le invita a que se quede».

Según expone el forense, es a partir de este momento cuando Triana establece el inicio del acoso sobre ella, «lo que le supone vetos a nivel laboral, de relaciones sociales, problemas fiscales y pérdida de la plaza a la que iba a opositar», además de un deterioro, dice el informe, en su salud, llegándole a diagnosticar su médico de cabecera crisis de ansiedad. De todo ello estaría al corriente la madre, Montserrat González, que según le contaría Triana al forense lo vivía de forma muy angustiosa.

Declaraciones en sede judicial


No obstante, durante su declaración en sala ni la madre ni la hija dieron pie a ser interrogadas por éste y otros asuntos ya que tan sólo accedieron a responder a las preguntas de su letrado que se ciñó a plantear cuestiones relacionadas con el supuesto engaño al que fueron sometidas las dos principales imputadas en el caso por parte de los agentes de la Policía Nacional de Burgos que las interrogaron en sede policial.

Montserrat y su hija únicamente contestaron a las preguntas de su abogado defensorAmbas sostuvieron una vez más que fueron engañadas, que les aseguraron que si contaban todo, a Montserrat tan sólo le caerían dos años y Triana quedaría en libertad. Ninguna de las dos hizo apunte alguno que pudiera incriminar a Raquel Gago, la agente de policía local que también se encuentra en prisión provisional imputada por los mismos delitos que ellas dos: homicidio, tenencia ilícita de armas y atentado a la autoridad. Es más, en su relato Montserrat contó cómo le había preguntado a su hija que dónde había tirado el bolso que contenía el arma homicida cuando ambas se encontraron tras el suceso, mientras que Triana refirió en un momento de su exposición que «se encontró a Raquel».

Por otra parte, el informe del forense de las tres mujeres concluye que, todas ellas, son imputables, es decir, que les reconoce la capacidad de entender y la capacidad de obrar.

Posicionamiento de las mujeres


También se ha aportado al sumario el informe policial de posicionamiento de los móviles tanto de Montserrat González, Triana Martínez, Raquel Gago e Isabel Carrasco desde principios de año hasta el momento del crimen.

También sobre él se habló este viernes en sala, pues la defensa de Raquel Gago rebatió varias de las localizaciones que se atribuyen a su representada. Al parecer, al menos hasta en una veintena de ocasiones se ubica a Gago en situaciones que podrían dar pie a pensar que también participó en los seguimientos a la dirigente popular, mientras que el registro de llamadas de su número de móvil aportado por la operadora de telefonía no recoge llamada alguna, ni entrante ni saliente, en esos momentos.

El informe del forense de las tres mujeres concluye la imputabilidad de las implicadas en el casoCon todo ello, la fase de instrucción parece acercarse ya a la fase final después de que hayan pasado por sede judicial decenas de testigos y de que se hayan practicado pruebas forenses, de balística o de telefonía. Además, cabe recordar el paso por sala de los dos agentes de la Policía Nacional de Burgos –los mismos a los que Montserrat y Triana acusan de haberlas engañado– que se retractaron de su declaración, pues tras asegurar en un primer momento a la jueza que no habían estado en casa de Raquel Gago la tarde en la que apareció el arma del crimen, luego reconocieron que sí habían estado allí, como ya habían declarado otros compañeros.

El registro de llamadas de Raquel demuestra que no estaba en varios lugares que se marcanOtra de las declaraciones clave era la de la vecina de la política que dijo que, a principios de año, había visto a dos mujeres en varias ocasiones en posición de espera ante su portal, reconociendo a madre e hija. Según declaraba a finales de agosto, era una mujer que llevaba la cara prácticamente cubierta, una mano «siempre» dentro del bolso y caminaba de un lado a otro «haciendo ademán de esconderse» entre los árboles próximos al portal de la presidenta de la Diputación provincial y del PP leonés. «A veces estaba sola y otras en compañía de otra mujer más joven que se mantenía a cierta distancia de ella, nunca en la acera de los portales», decía.

Isabel Carrasco fallecía el pasado 12 de mayo, en plena campaña electoral a las Europeas, alcanzada por tres disparos sobre la pasarela que cruza el Bernesga a la altura del ambulatorio de la Condesa.
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