La Universidad de León (ULE) destaca su constante compromiso con la excelencia educativa mediante la labor de la Oficina de Evaluación y Calidad, un órgano fundamental para asegurar la calidad académica conforme a las normativas europeas. Esta oficina se estableció en 1997 coincidiendo con la creación del plan de evaluación de la calidad por el Consejo de Universidades, al que las instituciones se adherían de manera voluntaria. Originalmente conocido como Programa Institucional de Calidad, hoy en día esta oficina es el pilar central en la gestión de procesos de mejora continua dentro de la universidad.
Carolina Pérez, directora de la Oficina de Evaluación y Calidad, señala que en todos estos años «hemos evolucionado cumpliendo con las exigencias tanto a nivel europeo como nacional. Desde su creación en el año 2000, la Oficina ha estado en constante desarrollo, adaptándose a nuevas normativas y necesidades». La principal función de esta oficina es detectar y responder a las demandas externas derivadas de la legislación. Liria Callejo, técnica de la oficina, explica cómo una vez identificadas las necesidades «ponemos en marcha el diseño, desarrollo y la planificación de los procesos necesarios para satisfacerlas y dar respuesta a las demandas que tiene la institución».
La oficina trabaja en estrecha colaboración con el Consejo de Gobierno y otros equipos de trabajo de la ULE para establecer prioridades y estrategias. En este sentido, Carolina Pérez asegura que «tenemos que estar alineados con ellos y tenemos no solamente que asesorarles en base a los requerimientos externos, sino también escuchar cuáles son las necesidades y prioridades de la institución en ese momento». Con el objetivo de obtener información crucial para la toma de decisiones, la rendición de cuentas y la transparencia, la oficina promueve procesos de evaluación y mejora continua en todos los ámbitos de la institución. Para poner luz a ese proceso Liria Callejo pone un ejemplo: «Si en un momento dado se da prioridad a las enseñanzas propias, nosotros ajustamos y priorizamos nuestra actuación en esa línea».
El trabajo de la oficina no solo es relevante dentro de la ULE, sino que también aporta valor a la sociedad en general, proporcionando información sobre el desarrollo de las titulaciones. «Trabajamos de forma transversal con todos los ámbitos en los que tenemos que desarrollar la evaluación, un aspecto importante porque independientemente del equipo directivo que esté o del ámbito, garantizamos la continuidad y disponibilidad de la información», concreta la directora de la oficina.
Una herramienta crucial para esta labor es el sistema de seguimiento de procesos, que centraliza toda la información relacionada con la vida de una titulación, desde su implantación hasta su renovación y acreditación. Esto asegura la transparencia y la accesibilidad de la información, facilitando la gestión continua y eficiente.
La oficina está en constante evolución y actualización, sin embargo tiene establecidas cuatro líneas de trabajo que concreta en la planificación anual para identificar las unidades de análisis a evaluar; los procesos de evaluación encaminados a cumplir con los requerimientos externos de verificación, seguimiento y renovación de la acreditación de los títulos; el desarrollo de procesos en el ámbito de la investigación en conexión con los programas de Doctorado de la ULE y los institutos LOU; y por último implementar planes de mejora específicos basados en los resultados de las evaluaciones.
En definitiva, el trabajo de la Oficina de Evaluación y Calidad de la ULE es un ejemplo de compromiso con la cultura de calidad, mediante estrategias de mejora continua y una actuación transversal que involucra a todos los agentes de la institución. Esta labor garantiza que la ULE siga siendo un referente en la excelencia educativa a nivel nacional e internacional.