Los tres edificios de los que consta el Centro Arqueológico de la Ciudad de Lancia ya han comenzado a alzarse en el histórico otero donde se ubican los restos de la gran ciudad astur‑romana, en el municipio de Villasabariego. Tras un periodo de inactividad provocado por el hallazgo de ciertos vestigios de interés, las labores de construcción de este nuevo equipamiento cultural se reiniciaron el pasado mes de mayo y en estos momentos avanzan a buen ritmo, de forma que las cimentaciones ya están concluidas y puede apreciarse con claridad el trazado y forma de los edificios. El diputado de Cultura, Arte y Patrimonio, Emilio Manuel Martínez Morán, se acercó esta semana a visitar las obras acompañado por el arquitecto autor del proyecto, Gonzalo Pardo; el técnico de Patrimonio del Instituto Leonés de Cultura, Jesús Celis; responsables de la empresa Coysa y otros especialistas y trabajadores del organismo autónomo.
El futuro espacio cultural, investigador y divulgativo, situado a 22 kilómetros de la capital provincial y promovido directamente por el ILC de la Diputación de León, contará con 854 metros cuadrados construidos a los que se añaden otros 9.900 de área paisajística. Martínez Morán se felicitó de la buena marcha de los trabajos y confirmó que, de seguir a este ritmo, “los edificios podrían estar terminados para la fecha prevista de diciembre de 2026”. “En el momento de tomar posesión como diputado de Cultura me comprometí a continuar trabajando para que el proyecto del Centro Arqueológico de Lancia se convirtiera en una realidad, así como, poco después, para lograr el desbloqueo del mismo, cosa que hemos podido hacer después de un arduo trabajo, tanto de índole administrativa como arqueológica”, comentó el diputado durante su visita al yacimiento. Y añadió: “La realidad que vemos hoy es buena prueba de nuestro firme compromiso en lo que respecta a la construcción de este nuevo equipamiento cultural, divulgativo y turístico que pondrá a disposición de toda la sociedad la posibilidad de conocer una parte clave de la historia de León y de España. Y que también, desde mi punto de vista, supone un triunfo para todos aquellos que creemos que la cultura y el patrimonio histórico pueden y deben ser una buena fuente de activación económica, de turismo sostenible y de sano orgullo identitario”. “Durante muchas décadas Lancia fue sinónimo de olvido a nivel turístico, divulgativo y de imagen pública. Hoy lleva camino de convertirse en algo muy diferente**”, concluyó.
Y es que, tras haber permanecido paralizadas durante unos diecisiete meses —desde el 22 de noviembre de 2023— debido a la aparición de restos arqueológicos en el perímetro del centro proyectado, las obras se reanudaron el 13 de mayo de 2025. Durante ese periodo, además, el equipo dirigido por Jesús Celis se encargó de recuperar y estudiar los hallazgos cuya localización interfería con la implantación de uno de los edificios. En ese lapso de tiempo, el equipo ganador del concurso público convocado en 2021 por el Instituto Leonés de Cultura —el estudio madrileño gon architects, dirigido por Gonzalo Pardo, bajo el lema “Piedra y tierra”— elaboró un proyecto modificado con el objetivo de dar continuidad a la iniciativa e integrar los restos arqueológicos descubiertos.
La propuesta revisada contemplaba como principales modificaciones el desplazamiento de las tres construcciones hacia el norte de la parcela, junto a la senda que bordea el solar, y la elevación de los edificios para evitar que la cimentación afectase a los estratos con potencial arqueológico. Esa solución técnica garantizaba la preservación de los restos y respondía, además, a uno de los retos más presentes en el debate arquitectónico europeo: la adecuada implantación de nuevas construcciones en entornos patrimoniales. “La estructura y la organización se mantienen íntegras de acuerdo con el planteamiento original: tres edificaciones dispersas en el territorio que conforman un paisaje unitario. De norte a sur, el conjunto alberga una recepción/cafetería, el centro de interpretación y, junto a las ruinas descubiertas y en conexión visual con ellas, un espacio de trabajo e investigación para los arqueólogos, además de zonas de aparcamiento y caminos peatonales”, explicó Gonzalo Pardo.
En palabras del arquitecto, “el resultado del Centro Arqueológico de la Ciudad de Lancia, próximo a las Cuevas Menudas, es una intervención paisajística y arquitectónica que, desde una mirada bioclimática y de eficiencia energética, apuesta por el máximo uso de estrategias pasivas y por materiales y técnicas locales”.
Un conjunto de 206 paneles fotovoltaicos, situados junto al recorrido peatonal, forman parte del paisajismo de la propuesta además de abastecer al conjunto de la energía eléctrica necesaria, otorgándole un carácter autosuficiente. Junto a esos paneles solares se desarrolla la propuesta paisajística vegetal, cuyo objetivo es crear un recorrido pedagógico mediante la recuperación de variedades vegetales que cohabitaron con los antiguos pobladores de la ciudad astur‑romana. La selección se basará en especies autóctonas o vinculadas a la dieta de los astures, como la bellota. Árboles como la encina, la carrasca o el quejigo, así como variedades resistentes a la climatología actual y plantas de control sencillo, evitarán la invasión del yacimiento.
Hasta la fecha, la empresa adjudicataria Coysa ha llevado a cabo la protección de los restos arqueológicos, los movimientos de tierras y la ejecución de las losas de cimentación de los tres edificios. A partir de enero de 2026 comenzará la construcción de los muros, realizados con bloques de tierra compactada (BTC) fabricados por la propia empresa en Valdearcos. Con una producción media de 1.300 ladrillos diarios, se prevé que los muros —unos 200.000 ladrillos en total— estén concluidos en primavera y que el conjunto quede terminado en diciembre de 2026.
“La utilización de estos bloques simboliza la recuperación y reinterpretación de la técnica del tapial, tan característica de las construcciones tradicionales de la comarca, y propone una puesta al día de ese valioso procedimiento, que se redescubre así por su eficiencia térmica, como material de proximidad y por su simbiosis con el cromatismo de estas tierras llanas de León”, prosiguió Gonzalo Pardo.
Los edificios, ubicados en lo alto del cerro de Lancia, buscan el mínimo impacto visual, pero también el suficiente como para ser detectados desde la autovía y desde el Camino de Santiago. Para mimetizarse con el entorno, cada uno se desarrolla en una única planta, con una altura de entre 4,5 y 7 metros. El objetivo final del proyecto, añadió el arquitecto, “es poner en valor el yacimiento arqueológico y convertirlo en un referente cultural, respetando lo existente e integrando la nueva intervención en el paisaje como si siempre hubiera formado parte de él”.