'Tregua' en la lucha contra el fuego

Solo el incendio de Igueña, el más importante del verano superó las 100 hectáreas calcinadas / En 2015 ardieron 130 hectáreas en Fabero y Balouta; en Villafranca, 200

Alejandro Cardenal
05/09/2016
 Actualizado a 10/09/2019
Helicóptero recoge agua en el municipio de Vega de Espinareda. | César Sánchez (Ical)
Helicóptero recoge agua en el municipio de Vega de Espinareda. | César Sánchez (Ical)
Días más cortos, noches más largas. Agostose fue, septiembre llegó, y a falta de los últimos coletazos del verano, el Bierzo ha vivido una ‘tregua’ poco habitual en la lucha contra el fuego.

La comarca, acostumbrada a lidiar una guerra de más de tres meses para salvaguardar sus montes y sus bosques, está a punto de despedir uno de los veranos más ‘tranquilos’ que se recuerdan. El incendio que se produjo el pasado 24 de agosto en el municipio de Igueña, después de que un rayo iniciara un foco en los montes de Urdiales de Colinas, y en el que ardieron 130 hectáreas, fue el más importante de la temporada. Tras este, otro fuego quemó algo más de 70 hectáreas en Trabadelo, obligando a la Junta de Castilla y León a declarar el nivel 1 de alarma; excepciones de un mes de agosto sin incidentes importantes.

No es lo habitual. Tres incendios sobrepasaron las 100 hectáreas calcinadas el año pasado. En Fabero y Balouta, las llamas afectaron a algo más de 130 hectáreas de terreno, una extensión similar al del fuego que se declaró hace diez días en Igueña. Sin embargo, fue en Villafranca donde se produjo el peor incendio del pasado verano. Dos helicópteros y varias cuadrillas de tierra estuvieron combatiendo durante tres días un incendio que llegó a contar con hasta siete focos y terminó calcinando más de 200 hectáreas.

A la vista de las cifras, las tareas de prevención que se han incrementado durante los últimos años están demostrando su eficacia. «Se notan los trabajos de desbroce que se han realizado en los meses previos al verano», asegura el alcalde de Trabadelo, el popular Ricardo Fernández, que también reconoce que en la lucha contra el fuego, a pesar de las precauciones, la «suerte» es un factor trascendental. «Aquí el incendio calcinó muchas hectáreas, pero económicamente no repercutió porque no llegó a tocar plantaciones, hubo suerte», apostilla.

El incendio junto al poblado gitano, único incidente urbano


La ‘tregua’ no solo afectó al número de hectáreas calcinadas durante el verano, también a la falta de incidentes cerca de núcleos urbanos o habitados.

La excepción fue el incendio del mes de julio en las cercanías del Sil a su paso por Ponferrada, una zona en la que se encuentra el poblado gitano de la capital berciana, que se vio amenazado en algunos momentos por la cercanía de las llamas.

El incendio llegó hasta la avenida de América, una de las principales arterias de la capital berciana, e incluso llegó a amenazar las viviendas situadas en el otro lado de la calle.

Finalmente, el esfuerzo del dispositivo de bomberos consiguió que el fuego no afectara a ninguna de las casas del poblado. Sin embargo, el incendió calcinó una superficie aproximada de tres hectáreas de matorral en las cercanías del Puente del Centenario de la capital berciana.
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