Los ejemplares y objetos que alberga atesoran décadas de historia, sin embargo, su cuidada exposición cumplirá el próximo mes de enero su primer aniversario y en este tiempo ha registrado más de seis mil visitas. El Museo de las Colecciones de la ULE (Mule) abrió sus puertas a la sociedad leonesa el pasado 25 de enero para mostrar su ingente y valioso patrimonio fruto de su intensa actividad docente e investigadora desde su fundación en 1979. Un legado que se remonta a instituciones educativas precursoras, como la Escuela de Maestros de 1843 y la Subalterna de Veterinaria de 1852, la Escuela Elemental de Comercio de 1914, o la Escuela de Capataces Facultativos de Minas y Fábricas Metalúrgicas creada de 1943.
El Mule –ubicado en el edificio de la antigua Escuela de Minas– surge como un ambicioso proyecto gestado desde 2018, cuando la ULE y su actual rector, Juan Francisco García Marín, identificaron la necesidad de abrir al público las colecciones biológicas y patrimoniales de la universidad, es decir, agrupar en un solo espacio toda una serie de colecciones actuales e históricas que se encontraban dispersas en facultades, departamentos, servicios y centros de investigación. En palabras de Luis Miguel Fernández Blanco, coordinador del Mule, la iniciativa «busca compartir con los visitantes y la ciudadanía de León el rico legado que la ULE ha acumulado a lo largo de los años». Juan Francisco García Marín, rector de la ULE, recuerda que «siempre pensaba cómo la ULE no tenía un museo que recogiera su historia. Se proyecta, se hace y se monta, la gente lo visita, admira lo que allí encuentra y además sirve para que los jóvenes conozcan la historia de la evolución de la Universidad desde la Escuela Normal y la de Veterinaria, que son las más antiguas».
Ocho salas contienen una impresionante variedad de colecciones, destacando entre ellas más de 300 mamíferos, 60.000 insectos y 2.500 especies de aves de todo el mundo, convirtiéndose en la mayor colección de animales disecados de España. Marta Ferrero, educadora del Mule, destaca la importancia de las colecciones de aves, que incluyen 16 dioramas de fauna representando diversos ecosistemas de Castilla y León, reflejando también los paisajes del Camino de Santiago, desde la llanura hasta la alta montaña. Su colección de mariposas también es la más grande de nuestro país, uno de los tesoros de la ULE que fue donado por Francisco Murciego. 25.000 ejemplares expuestos en 40 cajas que son solo una parte ya que algunos fueron imposibles de clasificar.
García Marín resalta la importancia de las colecciones zoológicas «la más completa, sin duda, pero también hay muchos equipos y aparatos antiguos que datan del siglo XIX, sobre los que se ha hecho una labor inmensa para recuperarlos y que funcionan». Equipos y materiales de estudio que se incorporaron en una enseñanza en la que lo práctico comenzaba a invadir el espacio de lo teórico y se mantuvieron en uso durante décadas. Un ejemplo de ello es el caballo de Auzoux (1865), un modelo revolucionario con el que se estudiaba anatomía animal hasta hace 30 años. Los objetos se encuentran expuestos y se ponen en funcionamiento para crear una especie de taller interactivo con los visitantes. Los talleres y visitas guiadas, divulgativas e interactivas ofrecen a los visitantes la oportunidad de explorar y aprender en un ambiente único. Luis Miguel Fernández destaca la naturaleza experiencial del museo: «Nuestro museo es una aventura, venir aquí supone descubrir animales y objetos increíbles. Nosotros nos adaptamos al público que llega, queremos que tenga una visita experiencial y por eso pedimos que nos digan cuáles son sus expectativas y preferencias, así podemos brindar una visita divertida, lúdica, cultural y educativa».
Taller sobre los murciélagos
Un ejemplo reciente de esas actividades sobre educación ambiental y divulgación científica fue el ‘Taller Intergeneracional. Los Murciélagos-Grandes Desconocidos’, que se llevó a cabo dentro del Convenio de Colaboración de la Universidad de León y el Ayuntamiento de León para el Fomento de la Biodiversidad Urbana de León. Este taller, celebrado el 2 de diciembre, reunió a 25 personas, incluyendo responsables de los Huertos Sociales y de Ocio del Ayuntamiento de León, así como personal de la ULE, quienes participaron junto a familiares. Durante el taller, los participantes se involucraron activamente en la elaboración y rotulación de cajas-refugio para murciélagos. Estas cajas, diseñadas para albergar a estos mamíferos voladores, serán posteriormente instaladas en diversos lugares estratégicos de la ciudad. La actividad no solo promovió la conciencia sobre la importancia de la biodiversidad urbana, sino que también permitió a los participantes contribuir de manera práctica a la mejora del hábitat de los murciélagos en León. Para que esta y muchas otras actividades y visitas sean exitosas y despierten el interés de la ciudadanía, esa labor divulgativa es compaginada por el personal del Mule con tareas de conservación de estas valiosas colecciones, un aspecto que Luis Miguel Fernández califica de «necesario y crucial. Es muy importante mantener los objetos y especímenes en condiciones óptimas de limpieza y control para preservar elementos que datan de más de 150 años».