Se fue Sasi, el paisano que se daba miedo a sí mismo

Se llamaba Isaac Bermejo pero para todos era Sasi ‘el manco’ de Mondreganes, un inventor de todo aquello que imaginaba o necesitaba, todo era posible en su cabeza

Fulgencio Fernández
02/07/2023
 Actualizado a 02/07/2023
Sasi ‘el manco’ de Mondreganes comprobando la maquinaria de uno de los numerosos relojes que construyó en el taller de su casa. | MAURICIO PEÑA
Sasi ‘el manco’ de Mondreganes comprobando la maquinaria de uno de los numerosos relojes que construyó en el taller de su casa. | MAURICIO PEÑA
El mismo día que Mondreganes era noticia porque uno de sus hijos ilustres, el jugador de balonmano Jaime Fernández, fichaba por un gran equipo Europeo se apagaba la vida de un paisano del mismo pueblo que era una de esas cabezas privilegiadas para que su cerebro trasmitiera a su mano (sólo tenía una) la capacidad de inventar cualquier cosa que pensara o necesitara: Se llamaba Isaac Bermejo, pero para todos era Sasi El Manco de Mondreganes o Sasi El Inventor. Un tipo irrepetible que cuando le preguntaban "si se podría hacer un invento para..." se rascaba la cabeza por debajo de la gorra que siempre llevaba y después de un rato pensando decía siempre: "Eso se hace con la gorra". Aunque después te reconocía que "hay cosas que me tienen días sin dormir, dándole vueltas en la cabeza hasta que encuentro la solución, después ya está chupado".
- Pero tienes sólo un brazo; le decías cuando ya tenías cierta confianza.
- Pues lo hago con la otra; decía con esa mirada socarrona que ponía cuando te veía mirar alguno de sus inventos. Aunque había un poco de mentira pues el día que entramos en su taller y le encontramos soldando y sujetaba el electrodo con la boca Mauri (el fotógrafo) primero no se lo podía creer y después se volvía loco a hacer fotografías del momento único.

Otro día le envié a un profesor ‘de ciencias’ de la ULE y encontró a Sasi con un invento de cuerdas, puntas, plomadas...
- ¿Qué hace?
- Voy a hacerme un ascensor para subir a casa y estoy haciendo cálculos...
- ¿Qué ha estudiado usted?
- Yo nada, ¿y usted la carrera de preguntar?
- Perdone, pero está usted aplicando el Principio de Arquímedes pero creo que no lo conoce.
- ¿A Arquímedes? Si no es uno que tuvo una ferretería en Sahagún, no.

Y es que las ferreterías y los viejos ferreteros eran una de las debilidades de Sasi, que ‘odiaba’ a las grandes superficies: "Vas allí y nadie te dice nada, no hay con quién hablar, nadie sabe lo que es un paso de rosca, el calibre de los tornillos o las puntas tabiqueras... mire en las estanterías, te dicen" y le tenía mucha fe a la ferretería de Cea, "en la que encuentras de todo".

Existe el dicho de que "en ese pueblo hasta el más tonto hace relojes de madera" para alabar la destreza de quien es capaz dehacerlos. Y Sasi los hacía, muchos, de diferentes tipos y modelos con un ‘vicio’, que dieran las horas. Por eso tenía sintonizada en su taller siempre Radio Nacional y te pedía que fueras a las doce en punto. Y es que según sonaban ‘las señales horarias’ en la radio todos los relojes comenzaban a dar las doce horas, acompasados. Sasi escuchaba atentamente y si uno de atrasaba o adelantaba, décimas de segundo, se ponía "manos (mano) a la obra para ajustarlo". Y no fallaba.

-El primer reloj lo hice de rabia. Vi uno en una tienda de Cisterna, muy antiguo, y le dije que me dejara verlo para hacer yo uno. No quiso bajarlo de la estantería y dijo que dónde iba yo, además manco. Vine para casa, me puse a ellos y no hice uno, hice cientos.

Y a las doce, en punto, sonaban todos a la vez. Pero solo era un ‘invento’ más, la casa era una sucesión de artilugios que respondían a una necesidad.

- Un día me dolía una rodilla y comencé a pensar, mira que si no puedo subir escaleras... y me hice el ascensor. Nunca había visto la mecánica pero por lógica, es el sistema de poleas de toda la vida, que dice el amigo tuyo que lo inventóel tal Arquímedes.
- Con un brazo, para cortar la leña, si sujeto el tronco no sujeto la sierra y al revés. Entonces hice este brazo que va colocando la leña, bajo la sierra y ya cae cortada al carretillo, que también lo adapté para un solo brazo, para conducir el2 caballos... inventé un sistema para poder cambiar de marcha en los pedales de los pies, que entonces no había coches adaptados. Cuando fui a pasar la ITV el paisano me miraba como las vacas al tren... pero la pasé.

En fin. Lo que le pidieras. El aparato que le hizo a una vecina que estaba postrada y no tenía fuerza en las manos para apretar un inhalador que necesitaba es de museo, con un sistema de brazos articulados que manejaba con los pies.
- ¿Cómo lo haces Sasi?
- Eso se hace con la gorra; su frase.

Se nos ha ido. Con 88 años, ya llevaba un tiempo en una residencia, pasar por delante de su taller y no entrar es otra de esas pérdidas que jamás valorarás.

Sasi, el Arquímedes manco.
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