San Antón, "el día más bonito de todo el año"

La Asociación Protectora de Animales y Plantas de León participa y colabora en el festejo de su patrón

17/01/2024
 Actualizado a 17/01/2024
La voluntaria Ana junto a uno de los perros, Brandon. | MAURICIO PEÑA
La voluntaria Ana junto a uno de los perros, Brandon. | MAURICIO PEÑA

Como cada tarde de lunes a sábado, la Asociación Protectora de Animales y Plantas de León, bautizada como Albergue ‘Jorge Pérez Roca’, abre sus puertas a la espera de recibir a los voluntarios que llegan al espacio de Trobajo del Cerecedo para disfrutar de la compañía y, al mismo tiempo, servir de acompañamiento de los animales de cuatro patas que allí yacen y viven guarecidos. 

Algunos, como Enrique, se acostumbran tanto a la citada compañía que pasan cada tarde de cada día en el albergue. Él le cogió cariño a Noa hace unos seis meses y ahora saluda, correa en mano, con una sonrisa de oreja a oreja que muestra nada más que la alegría de pasar un rato diario con su amiga peluda. Otros -numerosos- son los que llegan allí siendo novatos, guiados por las ganas de hacer de la vida de los perros y gatos que viven en la protectora una un poco más apacible. 

«Lo que más se necesitan son voluntarios que vengan por las tardes a sacarles», cuenta Ana, que lleva diez años compartiendo su altruismo con la asociación. Casas de acogida, donaciones, plataformas de seguimiento y cualquier tipo de ayudas son, todas ellas y en palabras de la voluntaria, «muy bienvenidas». 

El albergue cuenta con un espacio de residencia para unos cuantos gatos, que tienen la posibilidad de salir a un pequeño patio en los días de sol. También, con dos patios de amplias dimensiones. Uno de ellos, resguarda a algunos perros castrados, que tienen por vecinas a perras sin castrar. La segunda, más amplia, cuenta con machos y alguna que otra hembra castrada, además de una zona diferenciada por un portalón para dar cobijo a los etiquetados como PPP (perros potencialmente peligrosos). En total, más de un centenar de animales -la mayoría, perros y algunos gatos- conviven en la protectora, sin contar con los muchos otros que se encuentran en casas de acogida, a los que la asociación cubre todos los gastos médicos.

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Delta y King son dos de los más de cien animales que alberga la Asociación Protectora de Animales y Plantas de León. | MAURICIO PEÑA

Por las mañanas, tres trabajadores se encargan de la finca y de proporcionar el alimento a cada animal. Una veterinaria y una adiestradora -Sara- se suman a la menguada plantilla de la asociación, que se sostiene, sobre todo, por el trabajo de unos voluntarios que, durante el año pasado, atendieron a más de dos centenares de animales. «Hay casi el mismo número de adopciones que de entradas», señala Ana, que tiene en cuenta la mayor concienciación sobre las condiciones de estos seres vivos: «Es verdad que, cuando llega un animal en malas condiciones, se te olvida lo bueno, pero siempre decimos que hay más gente buena que mala». 

A pesar de que la Ley de Bienestar Animal aprobada en 2023 por la que la tenencia de animales domésticos se veía sometida a un número de requisitos más alto, desde Apap afirman no haber notado sus consecuencias en cuanto a adopciones, aunque sí en la cantidad de dudas: «Notamos que viene mucha gente preguntando por la ley, se tiene más miedo de todo y no se diferencia muy bien entre cesión y adopción». A su parecer, la aplicación del decreto anterior a este hubiese sido suficiente para mejorar las condiciones de estos animales, que sobreviven gracias al trabajo de un personal que no recibe subvenciones, sino «contrataciones de recogida». «No hay subvenciones, hace mucho que se dejaron de dar», explica la voluntaria: «Es un trabajo por el que no cobramos nada, además de que las contrataciones no llegan ni para la nómina de los trabajadores de por la mañana».

Este domingo, la asociación celebra la festividad de San Antón en colaboración con el Ayuntamiento de León, la Asociación Protectora Amigos de los Animales ‘Bastet’, Galgos León y la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y del Silencio en la parroquia de San Marcelo. «Montamos un puesto y, dependiendo de los voluntarios que haya, se llevan perros para que la gente los conozca», cuenta Ana: «Compramos los panes, se los damos al cura y él les da el pan y los bendice en un evento muy bonito; para mí, el más bonito de todo el año». 

De momento, los animales aguardan a su santo patrón para ser bendecidos. Lo hacen en sus improvisadas casetas, al ritmo de su propios ladridos y con la excitación que les producen las visitas. Esperando también la llegada de los voluntarios, a los que reciben con patas abiertas y rabo en movimiento. También, quién sabe, a la espera de algún potencial dueño que les lleve consigo para quererles y cuidarles como ellos hacen, dejando entonces a sus amigos de la protectora desearles un «buen viaje», que así lo indica, a la salida, una de sus coloridas paredes. 

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