Los retos del Camino de Santiago: mejorar en seguridad y señalización

El Plan Director del Camino alaba el gran número de peregrinos apela a la “oportunidad” de los fondos Next Generation para abrir comercios y realizar inversiones en torno a la ruta jacobea

Ical
24/01/2024
 Actualizado a 24/01/2024
 El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, presentó el plan director. | ICAL
El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, presentó el plan director. | ICAL

El Plan Director del Camino de Santiago Francés, presentado este miércoles en el marco de Fitur por el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, alaba el gran número de peregrinos y la acogida tradicional, pero advierte de una “señalización inadecuada” en la ruta jacobea que tiende a generar confusión con otras vías, así como de “mala conservación por vandalismo ajeno” a la senda milenaria. El documento se desgrana en seis objetivos estratégicos: seguridad, dotaciones, sostenibilidad, accesibilidad, espiritualidad y creatividad. Y en cada uno de estos ejes establece un informe DAFO (Debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades).

Así, en el primero de ellos, nombrado ‘Un Camino seguro’, el documento alerta de que no existe una unidad específica ni a nivel nacional ni a nivel autonómico que supervise y controle la seguridad en el Camino. Tampoco, dice el Plan, cooperación entre las diferentes comunidades autónomas. También alerta de factores externos a la ruta jacobea, como el vandalismo, que interfieren en el peregrino y en el recorrido; la pérdida de conexión y de cobertura que impiden la comunicación con los servicios asistenciales; la desaparición progresiva de población en algunas zonas del Camino que “dejan al peregrino aislado”; o la falta de garantías en los itinerarios intermedios hasta que se llega al Camino y desde que se deja este hasta la vuelta a casa.

También alude a que la ruta “se interrumpe de manera discontinua” por elementos o aspectos de la vida cotidiana en las localidades, así como por cruces de carreteras con gran afluencia de tráfico, con infraestructuras que no contemplan un paso adecuado del peregrino o por el tránsito por polígonos industriales donde está muy desvirtuado el espíritu tradicional del Camino. No obstante, el Plan admite que existe un “escaso número de accidentes” en relación con el flujo de peregrinos, que es cada vez mayor. También advierte de la puesta en funcionamiento de recorridos alternativos para evitar ciertos puntos o cruces del trazado original que, en ocasiones, “resultan más peligrosos que el principal al que se pretende eludir”.

En materia de salubridad, la propia naturaleza del Camino deja muchas veces de lado este apartado para centrarse en los aspectos naturales, culturales y espirituales que le son propios. Además, el documento llama la atención de que se desatienda la salubridad pública y se ponga el foco más en el turismo que en la salud. También alerta de la “falta de control de fuentes o suministros de agua”, de la contaminación, el ruido excesivo o el envejecimiento y poca renovación de los establecimientos vinculados al Camino.

Igualmente, una de las principales amenazas es la despoblación y consiguiente carencia de recursos para la atención sanitaria, pues hay etapas del Camino donde “no existe la Atención Primaria”, si bien destaca que existe una red de cuerpos especiales de protección que “velan por la seguridad y asistencia del peregrino”.

El segundo objetivo, ‘Un camino para el peregrino’, constata la dotación “muy diferente y parcial” en función de las inversiones de cada comunidad, además del “escaso mantenimiento de las existentes”. Además, alerta de la “poca dotación económica a los municipios para realizar tareas específicas para el peregrino”, la “mala conservación por vandalismo ajeno al Camino” y el “olvido, por parte de las administraciones, del cuidado de las dotaciones”. La despoblación es una de las amenazas para los servicios y suministros, aunque la marca Camino de Santiago “convierte a los pueblos en lugares con expectativas de inversión”.

Sobre el hospedaje, el diagnóstico hace referencia a la falta de mantenimiento y renovación de los establecimientos específicos tradicionales y falta de voluntarios para atenderlos, aunque el Plan expone la fortaleza más importante, como es la “concienciación en el mundo Jacobeo de la necesidad de dar cobijo al peregrino”. También lo es la Red de Albergues de Acogida Tradicional que permanece a lo largo del tiempo, la cual está amenazada por los “fuertes intereses privados que abogan por la desaparición de esta iniciativa, una de las singularidades del Camino y un valor fundamental en la peregrinación”.

Igualmente, anota la “falta de inversiones” destinadas al peregrino a pesar de su número creciente y la “poca implantación actual en el mundo rural del comercio”, para el que los fondos Next Generation son una “oportunidad” para reabrir negocios en este sentido. También echa en falta el plan una mayor cifra de puntos de recarga eléctrica, información “dispar” y numerosos tramos con falta de conexión” telefónica e internet.

La señalización ocupa también un papel importante en el informe DAFO, donde existe un “deseo de destacar y diferenciarse por parte de los municipios y comunidades” y un “excesivo protagonismo del diseño, que desvirtúa el fin principal de la señalética”, con inversiones “no coordinadas”. La oportunidad reside, entonces, en “tener, por fin, un Camino entendido como un todo, tal y como lo ve el peregrino”; y “ser referencia para el resto de caminos”.

Un Camino sostenible

Existen tramos donde la delimitación del BIC no está hecha, traslada el Plan, con “pérdida de la identidad propia del Camino” y “exceso de caminos alternativos”. También se han deteriorado con el paso del tiempo y degradado la urbanización de tramos urbanos, junto a una señalización inadecuada. Otra de las amenazas son las grandes infraestructuras, que “generan tramos peligrosos, poco accesibles, ruidosos y desagradables”.

Entre las oportunidades se encuentran que el Camino puede convertirse en un gran eje ambiental que “vertebre el territorio con un objetivo de naturalización”; establecer criterios para los estudios ambientales que se desarrollen en su entorno; exigir que los planes especiales de ordenación incluyan una evaluación estratégica ordinaria; planes de protección contra el ruido; delimitación de la cuenca visual afectada; y protección de grandes instalaciones ganaderas y energéticas.

Sobre la ordenación, habla de la “pérdida de valores por las malas prácticas urbanísticas” y alaba que el Camino “no es una foto fija que no evoluciona, sino un organismo que se transforma a lo largo del tiempo”. “La ruta ha perdurado a lo largo de los siglos, sin haber perdido su esencia cultural, por encima de los localismos”, expone el documento.

Un Camino espiritual

Uno de los ejes principales del Plan está relacionado con la espiritualidad de la ruta jacobea, ya que advierte de la “pérdida del fenómeno religioso y transformación a una experiencia cultural y espiritual”. Consecuencia de esto, prosigue, existe la “incorrecta identificación de la singularidad del peregrino, demasiadas veces considerado de modo arbitrario como un turista particular”. También llama la atención por la “incorrecta o nula percepción del carácter esencial del elemento espiritual de la peregrinación por los responsables de la gestión y administración del Camino” y la “creciente porcentaje de usuarios que no participan de los valores propios de la peregrinación”.

Lo más positivo, indica, es la cercanía entre los dos años jubilares compostelanos, 2021-2022 y 2027, con un “óptimo intervalo entre ellos”, que permite el paso de la necesaria reflexión a las urgentes actuaciones.

Además, significa la “dificultad” para relacionarse con peregrinos de diferente país, cultura o religión, pero subraya el carácter internacional de buena parte de los caminantes y hospitaleros voluntarios que los atienden, procedentes de todos los rincones del mundo y apoyados por una “sólida” red internacional de Asociaciones de Amigos del Camino, la cual está considerada como “autovía del conocimiento”, donde también destaca la “fraternidad”.

En cuanto a la inclusión, se pone de manifiesto las barreras físicas que limitan la circulación de todas las personas en igualdad de condiciones, si bien destaca el Plan inclusivo del Camino de Santiago y la “mejora de las posibilidades de elección por el peregrino de los servicios logísticos que ayuden a mejorar la experiencia de la peregrinación”.

En materia de creación, quinto objetivo, se posibilita que se incorpore como criterio en la toma de decisiones de los aspectos que la afectan, si bien el DAFO lamenta la falta de segmentos jóvenes en los tramos rurales (caso el 90 por ciento) y la ausencia de financiación de las administraciones. Otra de las debilidades reside en que el peregrino “piensa en términos de su meta, no suele distraerse en las etapas, aunque existe “buena sintonía” entre peregrinos y habitantes y un “espíritu comprometido” de la población ligada al Camino.

Un Camino para todos

El último eje es ‘Un Camino para todos’, en el que el informe echa en falta información de servicios de transporte diferentes en cada etapa y la dificultad de conocer los servicios generales a lo largo de la ruta, ya que cada comunidad autónoma “trabaja de manera independiente”. Además, en materia de transporte se avisa de “pueblos muy pequeños con escasas infraestructuras y con pocas inversiones privadas”. En positivo, se ve como una oportunidad el impulso de las redes sociales, las páginas web o una app para móviles donde ser informe del servicio de transporte de ayuda al peregrino.

En logística, se pretende fomentar planes integrados de transporte e información, facilitando el acceso y salida desde cualquier punto del recorrido, si bien es una medida amenazada por que se desarrolle por agentes que “desconocen el Camino y no se adecue a las necesidades de los peregrinos”. También por la falta de información en diferentes idiomas.

Lo más leído