Jamás imaginé la Antártida tan montañosa. Había visto alguna foto de las bases científicas españolas, pero no tenía una idea muy clara de lo que me iba a encontrar. Se trata de un paisaje abrupto con grandes cadenas montañosas y fiordos ocupados por glaciares, con una línea de costa irregular y algunos puertos naturales libres de hielo. Más del 50 % de su superficie se halla por encima de los 2000 m y cerca de un 25 %, a más de 3000 metros de altura.
Hoy es el primer día que el cielo está completamente despejado. La luz del sol hace que el paisaje que nos rodea sea de una belleza más intensa si cabe. El hielo se muestra con infinidad de formas y matices que discurren desde el impoluto blanco hasta las más diversas tonalidades de azul. También tenemos el denominado hielo negro, es el hielo que ha perdido todo el aire de su interior, cuya cristalina transparencia refleja la oscuridad del fondo del océano. Se trata de un hielo milenario de la Antártida, en algunos casos puede tener hasta 12000 años, que dicen se puede encontrar en los bares más glamurosos del planeta para calmar la sed de los codiciosos.
La belleza de este entorno es inmensa, sobrecogedora. Te llena el alma de tanta emoción que crees que te va a estallar el pecho. No sé qué se siente con el síndrome de Stendhal pero algo parecido me tiene que estar pasando.
Dos días hemos intentado desembarcar en la isla de Yalour pero el hielo es caprichoso y es él quien decide lo que hacemos. Como alternativa y siempre que el clima lo permita, hacemos una salida con las zodiacs. Nos suele acompañar algún miembro del equipo de científicos argentinos cuyas explicaciones seguimos atentamente. Avanzamos despacio observando vigilantes a nuestro alrededor. En el cielo tenemos una pareja de albatros sobrevolando nuestras cabezas. Vamos dejando grandes bloques de hielo a un y a otro lado, salimos del abrigo de la bahía y ahí están, a lo lejos vemos una pareja de ballenas Fin que están alimentándose de krill. Esta zona es muy rica en krill, que es el alimento principal de las ballenas antárticas. Se sumergen en el agua y salen a la superficie en un baile pausado y hermoso. Apagamos el motor, solo se oye el movimiento de las ballenas en el agua y su respiración. Relaja. Transmite paz. Cata nos explica más tarde lo único de esta escena. Ella es una mujer segura, de gran fortaleza, de las que crecen ante las dificultades. Nos cuenta emocionada que es la primera vez que ve estas ballenas tan cerca del continente antártico. Once años en la Antártida son los avales de esta bióloga, amante de la Antártida. Regresamos emocionadas al barco.
La actividad en el barco sigue su curso. Hace unos días finalizamos el ‘Symposium at Sea’, donde todas las participantes hemos presentado lo que queremos que el grupo sepa de nosotras, quienes somos, a qué nos dedicamos, qué esperamos hacer cuando termine este viaje. El resto del día continuamos con las sesiones de estrategia, liderazgo, visibilidad y ciencia. Algunos días se han organizado mesas redondas con expertas de distintos países sobre política pública o crisis climática. Todos los días hay mucha actividad, en ocasiones demasiada y los tiempos de descanso los tienes que marcar tú. Hay libertad para hacerlo cuando notas que necesitas desconectar del grupo.
Reviso las fotos en el teléfono y veo que tengo cientos de fotos del hielo en sus más diversas formas. La Antártida es la región de mayor acumulación de hielo en la Tierra, que constituye el 90 % de todo el hielo del planeta. Esta masa de hielo es un componente fundamental en el ciclo hidrológico global, regulando el nivel global de los océanos. Este hielo marino se forma en el invierno del continente, de marzo a octubre –antes de derretirse en buena parte en verano– y forma parte de un sistema interconectado que también consta de icebergs, hielo terrestre y enormes plataformas de hielo que son las extensiones flotantes de hielo terrestre que sobresalen de la costa. Esta enorme extensión de hielo regula la temperatura del planeta, ya que la superficie blanca refleja la energía del sol de regreso a la atmósfera, manteniendo fría el agua debajo de ella. Es el denominado efecto Albedo. Dicen los expertos que si el hielo marino desapareciera, se produciría un gran desastre porque la Antártida perdería el efecto de enfriamiento, para hacer justo lo contrario. Por esta razón es tan importante la investigación en este ámbito ya que los fenómenos asociados al hielo antártico permiten desentrañar grandes interrogantes relacionados con lo que ocurre en el planeta.
Quedan pocos días para regresar a nuestras casas. Navegamos lentamente rodeadas de trozos de hielo que flotan sobre el agua, meciéndose suavemente a nuestro paso. Sus formas irregulares son el resultado caprichoso que el paso del tiempo ha dejado en ellos, hacen que sean bellos todos ellos, distintos, cada uno con su historia, cada uno tiene algo que contar. Esperan el regreso del invierno para ser abrazados de nuevo por la madre, la Antártida. Regresan a casa.
Cada una de las mujeres que formamos parte de este proyecto hemos dejado una parte de nosotras aquí. Dejamos un mensaje de esperanza; y para que haya esperanza en el futuro, es necesario actuar en el presente. Regresamos a casa con el propósito de continuar nuestro trabajo. Algunos de los proyectos tendrán más visibilidad que otros, sin duda, pero por pequeña que sea nuestra actividad, sumará hacia el mismo camino. El mundo sabrá de nosotras.
Quiero agradecer a mis hermanas de Homeward Bound y en especial a las latinas el maravilloso tiempo compartido. Las cenas con ellas estaban aderezadas siempre de buen humor y risas que animaban el ambiente en el comedor. Gracias a Reina, Judit, Priscila, Margaret, Paula, Marga, Zaida, Adriana y Mariana por estos momentos en este entorno mágico. Amigas, solo me queda desearos buenos vientos y mejores mares.
La expedición Homeward Bound es un programa mundial de liderazo femenino realizado en la Antártida para que puedan aportar conocimiento a los grandes desafíos del planeta concretados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el que participa la Universidad de León