Los personajes del tío Ful: María, repostera en La Pola de Gordón

Una larga travesía burocrática desembocó, al fin, en la apertura de ‘A punto de nieve’ en la que María quiere dejar su sello artesanal, hacer talleres para niños y mayores, crear, innovar

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
16/09/2023
 Actualizado a 18/10/2023
https://vimeo.com/864812044

Hace tiempo que María Madrigal persigue un sueño. Fue dando pequeños pasos y acaba de dar el más largo y esperado (después de una traumática batalla burocrática): abrir las puertas de su negocio, A punto de nieve. Pastelería de Montaña, en el corazón de La Pola de Gordón. 

Todo había comenzado siendo aún una niña, cogida al mandil de su abuela, ayudándola a hacer dulces. «Me encantaba». Aquellos recuerdos al lado de la abuela no se le borraron jamás y con el tiempo vio la posibilidad de retomar el camino, en León. «Me formé en el Centro Saper, especializado en  nuevas técnicas en pastelería. Es una pena que sea poco conocido aquí pues se trata de un verdadero referente a nivel nacional e, incluso, más». 

Y a aquellos primeros pasos le fue añadiendo nuevos anhelos: «Si pudiera ser en esa montaña en la que viví con 18 años y a la que regreso para desconectar y disfrutar; si pudiera ser un lugar donde fuera feliz mi niña Paula, de ocho años; si fuera un lugar al que yo pudiera aportar algo...».

Y la suma de todo ello fue la Pastelería A punto de nieve —«un nombre con  el doble sentido de un concepto de repostería y un elemento de nuestra Montaña»—, y La Pola  —«precisamente el pueblo en el que pasé un par de años muy felices y siempre recordé con gran cariño»— y, además, Paula es una niña más para el colegio, que siempre viene bien en el mundo rural. Y en Pola no había pastelería, pues «miel sobre hojuelas».

Quiere olvidar los trámites burocráticos, la terrible tormenta de granizo que casi le destrozó el local y centrarse en la excelente acogida. Ahora el problema es dormir: «A las 11 de la noche me meto en el obrador, pues todo lo que vendo es artesanal y hecho por mí, y casi llego hasta la hora de apertura, al menos estos días que son las Fiestas del Cristo». Ya anuncia los talleres para niños y mayores, la reposterapia, quiere que su local sea un punto de encuentro, compra todos los productos en la comarca... «y nada más que pase este lío me meto con la tarta Fontañán, que va a ser como otra seña de identidad local a añadir a la general, que es recuperar la repostería de nuestras abuelas: sus sabores, tamaños...». 


La vuelta a su abuela, al sueño. 

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