Pedro Baños: "En León nos hacen falta políticos que se dejen de mirar el ombligo y ser tan localistas"

Entrevista al leonés Pedro Baños, coronel del Ejército de Tierra y experto en geopolítica

David Rubio y Víctor S. Vélez
20/04/2025
 Actualizado a 20/04/2025
Pedro Baños. | MAURICIO PEÑA
Pedro Baños. | MAURICIO PEÑA

Más de dos décadas llevaba Pedro Baños sin pasar una Semana Santa en León. En todo caso, la ciudad y la provincia del coronel sí tienen quien les escriba. Lo leonés es un tema recurrente en los textos de este experto en geopolítica y en las tertulias televisivas en las que participa. Esa influencia de sus orígenes en el barrio del Crucero se aborda en esta entrevista junto a una convulsa actualidad internacional, marcada por guerras que se libran tanto con bombas como con aranceles.

– Después de estos primeros meses con Trump de nuevo en la Casa Blanca, ¿se puede dar por finalizado el sistema de alianzas surgido después de la Segunda Guerra Mundial?
– Es prematuro. Lo primero que tenemos que entender es que no es Trump. Los que manejan Estados Unidos se han dado cuenta de que, si querían recuperar el poder que estaban perdiendo, la influencia mundial que estaban teniendo, se necesitaba algo revulsivo. Eso ha llegado donde ha llegado y Trump es la cara visible de un Estados Unidos que algo que tenía que hacer porque lo cierto es que está perdiendo mucho fuelle porque le ha surgido un verdadero contrincante: China… y en todos los ámbitos. Los aranceles llaman la atención, pero también ha habido medidas encaminadas a acabar con la hegemonía del dólar, que es lo que más preocupa a Estados Unidos. Creación de un nuevo sistema Swift, sacar monedas digitales y la idea del conjunto de los Brics de sacar su propia moneda para que sus relaciones comerciales se realicen solo con esta moneda. Esto Estados Unidos no lo puede permitir porque buena parte de su hegemonía ha sido, precisamente, por esa hegemonía del dólar. Las principales reservas de la mayoría de países estaban referenciadas en dólares, más del 80 por ciento de las transacciones internacionales se realizaban en dólares y todas las relacionadas con la energía. Una vez que Rusia invadió Ucrania se comenzó a establecer este sistema y es un proceso que se estaba acelerando demasiado rápido. En Estados Unidos algo tenían que hacer. La fortaleza de un país es la fortaleza económica. Podemos pensar que es la militar, pero eso hay que pagarlo. El Pentágono es el mayor empleador del mundo y hay que pagar todos los meses. Eso tiene un coste, como los servicios de inteligencia que son muchos…

– ¿Y considera que a Trump le saldrá bien la jugada?
– Lo que ellos pretenden es que les salga bien, pero nadie tenemos una bola de cristal. No es Trump, es todo el establishment que estaba detrás y que necesitaba hacer algo. Los objetivos de los aranceles son múltiples, muchos más de los que a nosotros nos hayan podido trascender. Hay 80 países que ya los están negociando, como la propia Italia. Estoy seguro que no va a ser solo la Unión Europea y que cada país va a intentar solucionar su propio problema. Es lo que estamos intentando hacer en España acercándonos a China, que lo que no podamos vender a Estados Unidos se lo vendamos a China. Al margen de eso, ese dinero que llega con los aranceles les va a servir para reducir los impuestos en su país. Además, tiene un pequeño truco porque estos impuestos van a ser básicamente los indirectos al consumo. A quien beneficia, principalmente, es a quien más dinero tiene. Es un mensaje muy claro también a todas esas empresas estadounidenses que se habían deslocalizado fuera del país: vuelve a Estados Unidos porque es donde te va a interesar fabricar y no en Vietnam, Tailandia… Por otro lado, es un mensaje a empresas extranjeras, como las grandes empresas alemanas del sector automovilístico, que vendían gran cantidad de vehículos en Estados Unidos y que les lanza el mensaje de que, a partir de ahora, les va a compensar fabricar en Estados Unidos. Dame trabajo, paga impuestos en el país… Hay muchos más mensajes. Estados Unidos tiene que renegociar este año su deuda y estamos hablando de casi diez billones de dólares. Esto significa que cuanto más bajos estén los tipos de interés más le beneficia a la hora de pagar intereses. Le interesa devaluar el dólar para favorecer la exportación y dificultar la importación. También quiere imponer una serie de trabas a toda la cadena logística china. Ahora mismo quien dominaba esa cadena global era China: el embarque, el transporte marítimo, la distribución… A un barco de China le van a poner unas trabas enormes para atracar en los puertos estadounidenses. Prácticamente, se van a romper las rutas de la seda marítima, terrestre y digital. El objetivo, claramente, es China. Lo de los aranceles no es nuevo, lo han hecho siempre las grandes potencias. Al final, es un proteccionismo de lo propio. ¿Quién era el gran fabricante del mundo? China. Por lo que les favorece es el libre mercado. Hace 15 o 20 años el mercado mundial lo dominaba Estados Unidos, que era el principal exportador a la mayoría de los países del mundo. Ese mapa ha cambiado radicalmente y el principal exportador ahora es China. La batalla está ahí y va ser dura. No solo es Donald Trump, es todo lo que hay detrás de él. Todas las grandes fortunas y los grandes grupos tecnológicos que apoyaron durante años al Partido Demócrata han cambiado de bando.

– Parece que España comienza a abrirse a alianzas con China, en uno de sus últimos libros planteaba la necesidad de tender puentes con Hispanoamérica… ¿A la sombra de qué buen árbol debería cobijarse nuestro país?
– No podemos desprendernos totalmente de Estados Unidos. Hay que ser claros. Los principales accionistas de nuestras empresas del Ibex 35, incluyendo las del sector bancario, son grandes fondos de inversión estadounidenses. Es muy complicado desprenderse de esa influencia. El mundo está cambiando de una manera radical y nos interesa saber con quién nos interesa estar aliados. Ahora mismo también es muy complicado desligarse de China porque, hoy por hoy, es el futuro. En cualquier caso, como todos los países, tenemos que estar muy pendientes de todo, muy alerta… Personalmente, lo que está haciendo el Gobierno español de ir a China o a Vietnam me parece bien. Lo digo abiertamente. Pero lo mismo que está haciendo Italia, que está tratando de resolver sus problemas. No olvidemos que la señora Meloni fue la única dirigente de toda la Unión Europea que fue a la toma de posesión de Donald Trump. Se irá negociando país por país. A Italia lo que le interesa es vender su aceite, su vino… Son países con grandes relaciones comerciales. La gran empresa de armamento, Leonardo, que es estatal, tiene 30 fábricas en Estados Unidos. Significa, una vez más, que cada país va a intentar solucionar su propio problema. Por ejemplo, Orbán en Hungría se va a salir de la Corte Penal Internacional para hacer un guiño a Estados Unidos y a Israel, que siempre van de la mano. También Eslovaquia o una Polonia, que está muy próxima a Estados Unidos porque lo necesita ya que pretende constituirse en la principal potencia europea, superando a Alemania y a Francia. A ver cómo les sale la jugada… ¿Qué tenemos que pensar en España? El qué nos interesa a nosotros como españoles y si China nos está ofreciendo algunas inversiones, por ejemplo con empresas automovilísticas que quieran instalarse en España, por qué nos vamos a negar… Evidentemente, las presiones son máximas. No olvidemos lo que ha pasado con Huawei. Exactamente lo mismo. España apostó por no desprenderse de China, mientras que otros países ya se habían desligado completamente. En cualquier caso, tenemos que ver lo que nos interesa. Por ejemplo, en el sector porcino. China es un gran comprador de porcino y, aunque están haciendo incluso rascacielos solamente para criar cerdos, son un gran comprador del mercado español. Nos escandalizamos, pero aquí somos tremendamente proteccionistas: a China no le dejamos vender al precio que podría vender en Europa y tiene unos aranceles altísimos. En sectores como el automovilístico, les estamos machacando porque sabemos que si entran acabarían con todo el sector. Creo que tenemos que espabilar y ver cómo nosotros negociamos para seguir vendiendo, entre otras muchas cosas, nuestros cerdos en China.

– ¿Cómo ve a León? ¿En qué punto queda lo local en este mundo cada vez más globalizado?
– Estábamos hablando del tema de los aranceles… ¿y todo lo que perdimos poniendo aranceles a Rusia? La provincia de León creo que perdíamos como 15 o 20 millones todos los años. Mucho dinero. En el conjunto de España, con frutas, verduras y hortalizas, hemos perdido más de 5.000 millones por lo que hemos dejado de vender a Rusia. León tiene muchas posibilidades en muchos campos que, de momento, no se han sabido explotar adecuadamente. Tenemos, por ejemplo, una madre muy importante que podría crecer y tener muchos hijos que es el Incibe. Ahora mismo que todo lo relacionado con el ámbito digital y con el ciberespacio es absolutamente clave, alrededor del Incibe, que era lo que se esperaba, teníamos que tener muchas más empresas. Hay lugares en España que lo están haciendo muy bien, como Aragón o la provincia de Málaga. Hemos perdido, en cierto modo, un tren, pero todavía lo podemos recuperar. Aquí nos enfrentamos a un problema que es Valladolid, es Castilla y León. Es el primer problema. Y no ponernos suficientemente en valor. Ha habido algunos planes para desarrollar este campo y puede ser magnífico, extraordinario. Ese es el futuro. Además, si tú tienes una empresa de ciberseguridad buena te da igual que el problema te lo solucionen en la puerta de al lado o a 10.000 kilómetros de distancia. Podemos abundar en todo ese ámbito. Tenemos La Lastra, que tiene todavía unas posibilidades inmensas de crecimiento para atraer a mucha gente joven y crear prácticamente una ciudad nueva. Y se podría hacer. No podemos desdeñarlo y debemos seguir apostando por ello. Además, es relativamente sencillo. Aquí tenemos otro sector muy potente, aunque ha cerrado alguna empresa, con lo relacionado con las Ciencias de la vida y de la salud, la biotecnología, el sector farmacéutico… Esto va a más, infinitamente a más. Ahora mismo, si vemos el decimoquinto plan quinquenal de China, insiste en inteligencia artificial, computación cuántica, ciberseguridad… pero también en estas Ciencias de la vida y de la salud. Son sectores que se podrían potenciar muchísimo más. Nos podríamos convertir en un gran hub, tanto en el ámbito tecnológico y digital como en todo lo que es biotecnología y bioquímica. La Universidad de León ha cogido mucho prestigio y creo que podríamos tener mucho más. Es una provincia que tiene potencial de crecimiento y hay mucho terreno, que no sigamos con este envejecimiento de la ciudad. Para que venga gente joven necesitas los sectores que hoy mandan. El futuro lo va a dominar aquel que tenga ventajas en lo que se llama Stem, tecnología y matemáticas. En esto es en lo que despuntan claramente China y Estados Unidos, mientras que en Europa nos estamos quedando cada vez más atrás. Aquí, concretamente en León, tenemos esa posibilidad. Nos hacen falta políticos que tengan esa mentalidad, que se dejen de mirar el ombligo y ser tan excesivamente localistas.

"Necesitamos, sobre todo, a la gente joven que se ha ido a estudiar fuera"

– ¿Cuándo dice «excesivamente localistas» se refiere al leonesismo?
– Sobre todo, me refiero a centrarse en problemas que son muy locales. Tenemos que tener la vista mucho más amplia, entender todo lo que está pasando en el mundo, qué va a triunfar en estos nuevos contextos… Es por lo que tenemos que apostar, por esos sectores. Tenemos también el sector ganadero, el agrícola, de un cereal que está sufriendo muchísimo, sin olvidar al sector minero, ya que hay sitios que siguen utilizando el carbón… Sobre todo, tenemos que tender a todo lo que es alta tecnología. Podía referenciar casos de cosas que se podían haber hecho en León y que nos lo han quitado otras comunidades. Muchas veces, simplemente por rencillas. Otras partes de España han sido mucho más ágiles y creo que en León tenemos que buscar esa independencia de poder hacer cosas por nuestra propia cuenta.

– ¿Qué siente al regresar? ¿Es reversible la situación demográfica y socioeconómica de la provincia?
– Es absolutamente reversible, pero para ello necesitas ofrecer dos cosas a las personas. Primero, empleo digno, un sueldo que te permita vivir con dignidad y un sueldo con cierta continuidad. Y, luego, servicios. El campo solo se recupera si hay servicios, aunque sea con hubs en 25 o 30 kilómetros a la redonda. Pero hay que dar esos servicios porque sino no va a venir nadie, pero ni de aquí de otros países porque esperan recibir esos servicios y no vivir peor de lo que lo hacían en su país. Esa es la clave de todo. En León ofrecemos buenos servicios. No es como cuando era pequeño que teníamos que ir a Oviedo o a Valladolid. Tenemos absolutamente de todo. Tenemos servicios sanitarios, hospitales públicos y privados… Necesitamos, sobre todo, a la gente joven que se ha ido a estudiar fuera. Todo lo relacionado con la tecnología, con el Stem, va a ser la clave de todo. Hago siempre todo lo que puedo, hago campaña permanentemente a favor de León. Me van dando también algún que otro reconocimiento, lo cual significa que me voy haciendo un poco mayor. Yo presumo de mis orígenes, de ser del barrio del Crucero y de la calle Pérez Galdós como toda mi familia. También intento que eso motive a gente de barrios más humildes, como es mi caso, que vean que con esfuerzo y un poco de suerte se puede salir adelante. Los leoneses somos gente trabajadora y muy serios, que esto viene ya de los maragatos que eran a quienes se confiaba el dinero para trasladarlo por todo el mundo. Esto quiere decir que somos gente seria, a veces hasta demasiado, pero somos muy responsables y gentes de confianza. Se pueden hacer muchas cosas en León, pero necesitamos políticos que tengan esa visión más amplia y se dejen de ciertos localismos. 

– Volviendo a cuestiones internacionales, guerra en Ucrania, en Gaza… ¿Estamos asistiendo a una Tercera Guerra Mundial por fascículos o es exagerado hablar en estos términos?
– Precisamente, lo que se está tratando de evitar es llegar a esa Tercera Guerra Mundial. Una guerra que sería absolutamente insensata. Pensar que alguien le interese que tengamos una guerra en Europa es un despropósito total. Estamos hablando de que se puedan llegar a utilizar armas nucleares tácticas. Imaginad el efecto psicológico que tendría en Europa ver un hongo nuclear. Sería devastador. Tenemos que ser sensatos y pensar hacia dónde vamos. Ahora mismo, si queremos construir algo en Europa tenemos que empezar por los cimientas y estos son: crear un supraestado. Ahora mismo tener un ejército o un servicio de inteligencia europeo es absolutamente inviable… ¿Quién daría las órdenes? ¿Dónde estaría la cadena de mando? Tendríamos que ser un supraestado con un mando único.

"Estamos empezando. La inteligencia artificial es algo que nos va a arrollar"

– ¿La Unión Europea no podría ejercer como ese supraestado?
– Estuvimos a punto de serlo con la Constitución, pero el que se negó en redondo fue Francia porque no quería perder la influencia que consideraba que tenía. Quizá es lo que hoy tendríamos que tener en este momento. Es muy complicado. Somos 27 países tremendamente heterogéneos que, en algunos casos, no nos une absolutamente nada. Ni la historia ni la religión ni la lengua… Hoy en la Unión Europea hay 24 lenguas oficiales y espérate porque hay otros países que quieren poner otras lenguas suyas como oficiales. Tenemos que empezar por los cimientos y no por el tejado. Tenemos que pensar que una guerra sería absolutamente insensata. No tendría ningún sentido. Las guerras se libran de muchas maneras, como la económica a la que estamos asistiendo. Hay otros tipos de guerra que es mejor ni plantearnos.

– Respecto a otras amenazas, en algunos de sus libros también ha abordado la inteligencia artificial… ¿Teme un mundo gobernado por algoritmos?
– Apenas estamos empezando. La inteligencia artificial es algo que nos va a arrollar. No olvidemos que hace dos meses empezó a funcionar Grok, en Twitter, y todo el mundo le pregunta de todo. Y mete unas faltas tremendas porque lo que hace es sacar información de lo propia Red. Eso lo puedes manipular muy fácilmente. Alguien que tenga interés, poniendo dinero, que no hace falta tanto, contratando a bots puede crear una narrativa determinada para que, cuando preguntes a Grok, te saque esa narrativa. Se puede manipular. WhatsApp ha sacado su propia inteligencia artificial. El otro día me comentaba una persona que se pasaba casi todo el día hablando con WhatsApp, preguntando cómo tiene que regar las plantas, cómo tiene que cocinar… Esto puede terminar en una degeneración. Va ser en todos los sectores: sanidad, periodismo, abogacía… Por ejemplo, para recopilar todas las colecciones legislativas, que antes necesitabas paredes y paredes, ahora se cuenta con una base de datos propia. Hay despachos de abogados que están creando su propia inteligencia artificial, su propio Chat GPT, donde tienen su colección, con sus casos y resoluciones para preguntar sobre cuál es la legislación y los precedentes. Va a ser absolutamente en todos los campos. Pensemos en los aviones. Tanto en Estados Unidos, que ha presentado el F47, que va a fabricar Boeing, o el último que presentó China, que pueden estar tripulados tanto por humanos como por inteligencia artificial. Además, van aprendiendo. Hasta hace poco pensábamos que lo poco que nos iba a quedar a los humanos es la creatividad. Hoy si subes a Grok una fotografía puedes decirle que te ponga en un ambiente medieval, con un fondo determinado y como si eres un luchador… Y estamos empezando. Necesitamos, una vez más, políticos que sean conscientes de la transformación económica y social que va a haber en todos los ámbitos. Por eso es tan importante que en León, que tenemos empresas en este campo, miremos al futuro.

– Entre las amenazas también se encuentra el cambio climático… ¿Hasta qué punto es acuciante la situación? ¿Hay alguna potencia dispuesta a asumir el liderazgo en este ámbito en perjuicio de sus intereses económicos?
– Hay que tener en cuenta que los grandes contaminadores son China y Estados Unidos. De hecho, en Europa somos muy restrictivos. Se mezclan muchos aspectos. Una cosa es el calentamiento global que, obviamente, existe. Otra cosa es qué genera y eso es una discusión científica en la que no voy a entrar porque no soy científico. Hay quien cree que es solamente por causas antropogénicas del ser humano y quien cree que hay causas naturales… Otra cosa es la contaminación y la degradación del medio ambiente. Muchas veces se relacionan y, aunque a veces tocan ciertos aspectos, no siempre tienen que ver. No significa que para que no suba la temperatura, el mar tenga que estar totalmente limpio. En cualquier caso, los grandes contaminadores van a seguir ahí. Y no olvidemos a India, que cuando en estas cumbres del clima se firma algo que no es nada y que no se suele cumplir, dice me parece maravilloso, pero contad conmigo a partir del año 2070. Ellos están en fase de construcción de un país, no quieren frenar el desarrollo. Esto es un tema tremendamente complejo. Todos tenemos que hacer un esfuerzo. ¿A quién no le gusta ir a la playa y ver todo limpio o respirar aire puro? En León, en eso somos unos afortunados. Estamos todos tan interrelacionados que a nadie le interesa una ruptura total con todo lo que estamos viendo. Se llegará a algún tipo de acuerdo. Con China será más complicado, pero Estados Unidos lo que quiere es demostrar que sigue mandando o, al menos, aunque no lo sea, convencerte de que es el que sigue mandando.

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