Otro frente en la Junta: Emergencias

Por Teresa Fernández, concejala de UPL en el Ayuntamiento de León

01/02/2024
 Actualizado a 01/02/2024
Imagen de archivo de una ambulancia de Emergencias Sacyl 1-1-2. | L.N.C.
Imagen de archivo de una ambulancia de Emergencias Sacyl 1-1-2. | L.N.C.

En este mundo de prisas, comunicación breve y en muchas ocasiones poca reflexión, las noticias se van volando de los medios de comunicación y del pensamiento colectivo. En el inicio de este año, fue noticia de portada los problemas que tienen médicos y enfermeras del Servicio de Emergencias en el supuesto «modelo de éxito» de esta sacrosanta autonomía. 

La falta de un médico en las Emergencias de León puso de relieve la situación de este servicio. El profesional que tenía turno de trabajo enfermó y no se encontró sustituto. La UVI móvil estuvo atendida por una enfermera y un técnico. Si bien el trabajo de los dos es sumamente importante y meritorio, ante una emergencia –un infarto–, es el médico el responsable de cómo actuar, la medicación que hay que administrar y los protocolos para salvar la vida del paciente. Sin médico, no hay nada de eso. Un servicio que, por su importancia, no está justamente reconocido ni valorado. Porque no es lo mismo una ‘urgencia’ –un hueso roto–, que una ‘emergencia’ –una rotura de un aneurisma de aorta–.

Las ambulancias de Emergencias, llamadas UVI móviles, no se diferencian de las normales porque la Consejería de Sanidad así lo establece. La falta de transparencia siempre te lleva a pensar mal. No llevan ni un solo distintivo que las distinga como ambulancias de Emergencias. Pero lo cierto es que, de todas las que vemos por la provincia, solo tres son UVI móviles. En ellas tienen que ir, obligatoriamente, un médico y una enfermera, además de dos técnicos formados (que dependen de la empresa concesionaria de las ambulancias). Tres UVI móviles para una provincia de 15.500 kilómetros cuadrados con 300 kilómetros lineales de zona montañosa y 440.000 habitantes dispersos, no parece mucho. Ni lo es. Este servicio, primordial en todos los lugares, es indispensable en una provincia con las características de la leonesa. 

Asignados al servicio de Emergencias hay 18 médicos y 18 enfermeras del Sacyl en León. Éstos no pueden disponer de su tiempo libre como cualquier trabajador, porque si un compañero se pone enfermo tienen que dejar su vida para sustituirle (sin cobrar complemento de disponibilidad horaria). Médicos que después de realizar jornadas de 24 horas, tienen que cubrir las horas necesarias a otro compañero que haya tenido una incidencia porque no disponen de nadie que lo sustituya. Lo hacen por buena voluntad y por la responsabilidad de no dejar el servicio sin médico, realizando en muchas ocasiones, jornadas totalmente irracionales para cualquier trabajador. Tampoco en estos casos les pagan horas extra. Ya no en dinero; muchas veces ni en descansos, como está establecido, ya que en realidad luego no los pueden disfrutar. Tampoco se les compensan las noches como a cualquier trabajador, con un plus de nocturnidad. 

Pocas personas habrá que, ante una emergencia vital, quieran ser atendidas por profesionales sanitarios que realicen estas jornadas maratonianas; su estado físico se resiente, y con ello la atención que nos pueden prestar.

Estos médicos, preparados y formados como cualquier otro, estudiaron la carrera de Medicina y tienen formación especializada o MIR. Llevan 24 años en esta situación porque el amor a su profesión y su vocación por salvar vidas ha estado por encima de todos esos pluses que no han recibido y que se merecen. Ni tan siquiera la formación que imparten a los nuevos médicos de Emergencias se les valora como al resto de médicos –del Hospital, por ejemplo– como méritos en su carrera profesional, ya que se les considera colaboradores en vez de tutores. Y así, una larga lista de agravios que sufren estos profesionales, a los que poco caso se les hace desde la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León porque son un colectivo muy reducido. 

Piden una reglamentación que les iguale con el resto de colegas de profesión en derechos y obligaciones. Entre sus reivindicaciones encontramos: regulación de sus jornadas laborales, con horas para comidas y descansos, programas de control de jornadas, mecanismos de gestión de recursos humanos zonificados, órganos de representación, formación obligatoria cuantificada y regulada, contraprestación formativa equiparada al resto de médicos o rotulación de los vehículos como unidades de Soporte Vital Avanzado o Soporte Vital Básico, para que se pueda identificar con precisión qué profesionales prestan la atención sanitaria. La Gerencia de Emergencias dependiente de la Gerencia Autonómica de Salud es la responsable de llevar a buen término estas justas reivindicaciones, de una gestión eficaz y eficiente del servicio y quien tiene que rendir cuentas de las deficiencias producidas en él.

Tras más de tres años, el Hospital de Ponferrada continúa sin radioterapia (el servicio lo presta una empresa subcontratada). Éste, junto al Hospital de León no dispone de las UCI ampliadas prometidas allá por el 2021, de las que ya disponen el resto de hospitales autonómicos. Los cierres de los consultorios rurales han pasado a un segundo plano informativo. Los cerraron con promesas de abrirlos, pero cerrados siguen. Los ciudadanos del medio rural, sin médicos que les atiendan. 

Ahora se suma el abandono del Servicio de Emergencias. Sin embargo, recientemente nos enteramos por la prensa que la Junta ha gastado 665.000 euros en habilitar la segunda planta del antiguo Hospital Militar de Valladolid para los 40 puestos de atención telefónica de emergencias, que separan físicamente de los puestos de atención general del 1-1-2.

Una razón más para reivindicar la Autonomía Leonesa. Con ella y los fondos que se recibirán por parte del Estado, podremos gestionar nuestra sanidad de acuerdo con nuestras necesidades y territorio. Mientras llegamos a ella, los médicos de Emergencias no pueden seguir siendo tratados como ‘chicos para todo’. No son profesionales de tercera división. Del respeto que merece su trabajo, su descanso y sus condiciones laborales dependen nuestras vidas. La Autonomía Leonesa será un hecho y los trabajadores del Servicio de Emergencias Leonés tendrán unas condiciones dignas que nosotros estableceremos. Por nuestro bien, nuestra salud y nuestra vida.

Teresa Fernández es secretaria de Mujer, Derechos e Igualdad de la UPL y concejala de su partido en el Ayuntamiento de León.

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