El acusado del crimen de La Torre afirma que se "avergüenza" de su conducta "deleznable"

Jorge C.B. hizo uso de la última palabra durante el juicio para señalar que "en ningún momento" tuvo intención de matar al joven y reconocer "una deuda eterna" con su familia

01/03/2024
 Actualizado a 01/03/2024
 El acusado del crimen de Mario Fuentes en La Torre en 2021, Jorge C.B., a su llegada a la Audiencia Provincial. | PEIO GARCÍA (ICAL)
El acusado del crimen de Mario Fuentes en La Torre en 2021, Jorge C.B., a su llegada a la Audiencia Provincial. | PEIO GARCÍA (ICAL)

“Señores del jurado, me ratifico en lo que he dicho, pero quiero poner el acento en aspectos que considero importantes. Todavía me cuesta creer que ha pasado lo que ha pasado. En ningún momento he tenido la intención de acabar con la vida de esta persona. Sé que es difícil de creer y que poco puedo hacer y si miro hacia abajo es porque me da vergüenza. Cada uno de mis actos me avergüenza. No tengo valor todavía para mirar a la familia. No sé quiénes son -dijo girando su mirada del jurado al público- pero lo siento. Lo siento muchísimo y sé que tengo una deuda eterna con ellos. No tengo otras palabras. En ningún momento fui consciente. Mi conducta ha sido deleznable. Espero que con este procedimiento y la sentencia la familia pueda pasar página y pasar el duelo”. Estas fueron las declaraciones de Jorge C.B, acusado de apuñalar y causar la muerte al universitario Mario Fuentes, de 18 años, en un botellón en La Torre en mayo de 2021. Las pronunció en el uso de su última palabra, este viernes, durante el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de León.

El lunes, 4 de marzo, se entregará el objeto del veredicto a los miembros del jurado popular, que se retirarán a deliberar para concluir si Jorge C.B. es o no culpable del delito de asesinato que se le imputa. Además de escuchar de nuevo al acusado -que ya había declarado el lunes en la primera jornada del juicio- este viernes las partes elevaron a definitivas sus conclusiones. La fiscal, Laura Campillo, mantuvo en su informe final que “los hechos son constitutivos de un delito de asesinato” por el que pide para Jorge C.B. una pena de 22 años de cárcel; el abogado que representa a la familia de la víctima, Fernando Rodríguez Santocildes, reclama para él 20 años de prisión insistiendo en que “no hemos venido a buscar venganza”, sino que ha recibido el encargo de perseguir “un juicio justo” y el letrado de la defensa del acusado, Enrique Arce Mainzhaussen, insistió en solicitar la libre absolución para su representado. “Si hubiera querido matarlo podría haberlo doblegado como a un cordero, darle en el corazón o en el cuello”, dijo en un momento de su intervención haciendo referencia a la posición de poder que le daba la navaja que llevaba.

La fiscal explicó al jurado popular que si defiende que Mario Fuentes fue asesinado es porque el joven no tuvo posibilidad de defensa, algo que consideró que ha quedado “acreditado”, porque “no es compatible con sus lesiones”, tal y como señalaron las forenses. Recordó también que han sido muchos los testigos que han intervenido en el procedimiento que “han contado exactamente lo mismo, que vieron a Mario correr y al acusado ir detrás con el arma en la mano con la intención de darle muerte. Lo han dicho del círculo de Mario y lo han dicho del círculo de Jorge. Mató a Mario con alevosía”, subrayó, y recordó que la navaja tiene 16 centímetros de hoja y que “se la hundió en el tórax mientras se giraba”, remarcando que le “cuesta imaginar una situación mayor de indefensión”. Hizo hincapié en la “fuerza” que hay que aplicar para llegar a fracturarle una costilla, como así hizo, y en que esta puñalada alcanzó un “vaso fundamental para la supervivencia del ser humano, la arteria pulmonar, que le produjo una hemorragia masiva y la muerte.

Tampoco ha quedado probado, advirtió la fiscal, que Jorge C.B. estuviera afectado en ese momento por el consumo de alcohol o drogas. “Es incompatible que una persona con una intoxicación plena elabore un frío plan de huida” o que su conducta estuviera alterada porque su discurso era “coherente”, según las forenses que se entrevistaron con él y remarcaron que dio detalles pormenorizados de todo lo que fue sucediendo y “obvió los hechos que no le favorecían”. Tampoco consideró “acreditado” que fuera Mario quien golpeara al acusado, que recordó que “solo” presentaba un hematoma en la nariz y dolor en el hombro que dijo que podría deberse incluso al hecho de haber propinado esa puñalada. “Sus lesiones son leves”, incidió, y destacó que también “son muchos los testigos que han relatado que el acusado la tomó con Mario, pero como lo podría haber hecho con otro”. Respecto al arma, afirmó que “no importa mucho qué costó”, aludiendo a que la defensa de Jorge C.B. llegó a definirla como “un adorno de diez euros” el primer día del juicio. “Seccionó y mató”, dijo al tiempo que vio claro que “la atención médica prestada a Mario fue impecable. Se hizo todo lo posible por salvar su vida y Mario también, aguantando más de lo que habríamos hecho muchos”.

A esto añadió que tampoco puede considerarse que Jorge C.B. confesara y colaborara. “No lo hizo el 16 de mayo de 2021 y no lo hizo el lunes” en el juicio, dijo, sino que fue la “rápida investigación policial” la que permitió su detención. “No se entregó. Se resignó a su detención cuando no tenía más remedio y entregó el arma” sabiendo que si no lo hacía se iba a llevar a cabo un registro de la casa y esta estaba dentro. También hizo hincapié en que “destrozó el móvil” antes de ser detenido para dificultar la investigación y, respecto a la reparación del daño, señaló que “no se puede valorar que exista”. “Nuestros actos deben tener consecuencias”, concluyó.

Una "trayectoria delictiva" previa

El abogado de la familia de la víctima remarcó, por su parte, que “Jorge es el autor de la muerte de Mario y lo es de un delito de asesinato”. Consideró que el relato de los hechos que hizo en sus conclusiones provisionales es “una crónica de lo que realmente sucedió porque todos y cada uno de los extremos se han demostrado. No hay ni una sola fisura”. Destacó también que “la trayectoria de las personas nos ayuda a completar lo que tenemos encima de la mesa” y que Jorge, “a pesar de su corta edad en ese momento, solo 21 años, ya tenía una trayectoria delictiva”, aunque “no era toxicómano”, quiso dejar claro, sino que “consumía esporádicamente marihuana” y tampoco padece “ninguna patología psíquica o anomalía. Sabía perfectamente lo que estaba haciendo en cada momento”. Por eso, el letrado pidió “que no se nos presente como una persona enferma mental, porque no lo es”.

También recordó que el acusado rechazó contestar a sus preguntas y a las de la Fiscalía en la primera sesión el juicio, “cuando dice colaborar con la justicia”, y que “todos los que presenciaron los hechos coincidieron al detalle. Todos menos uno, Jorge, que nos contó una versión totalmente diferente a la de los demás”, por lo que estimó que “ha mentido” y que lo hizo porque podía hacerlo como acusado, mientras que el resto debía declarar la verdad. “Mario no agredió. Yo no he escuchado a nadie más que a Jorge decir que lo agredió Mario y los médicos forenses que examinaron el cadáver dijeron que no había signos de haber tenido una pelea”. Advirtió también que su intención era la de matar porque igual que “alguien que da un tiro en la cabeza a otro no lo hace para asustar o lesionar, quien clava un cuchillo en el pecho a otro lo hace para matar” y Mario, además, no tuvo “ocasión de defenderse”. “No hizo nada porque no pudo”, dijo negando también que el acusado hubiera consumido “mucho alcohol y mucha droga” porque ni siquiera quienes estuvieron con él corroboraron esto.

Un "guion establecido"

Consideró también que Jorge C.B. “además de mentir, interpreta muy bien porque cuando lo detuvieron y le preguntaron por los hechos respondió a los policías “pregúntale al otro” y cuando le dijeron que no podían porque había muerto se sorprendió, cuando remarcó que ya lo sabía porque un amigo ya le había dicho lo que había pasado. “Intentó aparentar que se enteró en ese momento e interpretó bien, porque los policías, que tienen mucha experiencia, se lo creyeron”, apuntó Rodríguez Santocildes, que aseguró que “lo del lunes -su declaración en el juicio- también fue una puesta en escena” y que solo respondió a las preguntas de su abogado y rechazó hacerlo a las de él y a las de la fiscal porque “sabía lo que le iba a preguntar y sabía lo que iba a contestar. No se puede salir del guion”. Señaló también que “el episodio de la navaja no es puntual”, la sacó en varias ocasiones y en otro escenario, “estuvo intimidando y amenazando” y al final “se la clavó”. “¿Alguno lleva una navaja de esas dimensiones? ¿Para qué? Porque no creo que fuera a coger setas esa tarde”, ironizó el letrado, que defendió también la “intervención exquisita” de los sanitarios y remarcó que Jorge “no se entrega y no confiesa. Le pillan”. Dijo que los agentes estuvieron, además, “una hora y media” en su puerta sin que él saliera, cuando lo habían visto en la ventana con un móvil que en ese momento “estaba operativo” y que “destruyó”. “Estaba hecho añicos, trozos pequeños, totalmente inservible”.

Rodríguez Santocildes recordó por último que Jorge C.B. pidió perdón a la familia de Mario Fuentes “sin mirarles a la cara y pidió perdón porque estaba dentro de ese guion establecido” y estimó que no existe “reparación” porque esta “exige que primeramente se sea consciente del daño hecho y esta persona no lo es”. “No se le fue la mano, no se equivocó”, subrayó afirmando que la familia de la víctima “ha quedado como el teléfono móvil, hecha añicos, porque es lo que este señor sabe hacer”.

"Incertidumbre y silencio malvado"

La defensa del acusado insistió en su turno en que “no es posible calificar estos hechos como un asesinato” y recordó el contexto. La agresión se produjo durante un botellón y “no puede quedar más claro a qué se va”. “Es un escenario de alcohol pleno y gente sin formar, que está en la universidad, personas todavía sin criterio. Son gente absolutamente sin control y esto es lo que ha ocurrido”, remarcó. Estimó también que “en ningún caso la herida fue mortal de necesidad” y se preguntó “qué ocurrió en el Hospital” al tiempo que dijo que los forenses “especularon” y que existe una “incertidumbre y un silencio malvado” que “no es posible ni aceptable en derecho”. Consideró también que hubo colaboración porque se puso “del lado del esclarecimiento de los hechos” y guardó “cuidadosamente el arma” y, respecto al móvil, dijo que “se ha podido romper o estallarlo contra la pared por ira”. Por último, señaló que “solo puede reparar el que tiene dinero” y que la familia ha recogido la parte entregada “sin protesta”. Para finalizar, hizo hincapié en que no se trató de un asesinato, aunque reconoció que “puede haber sido en todo caso un homicidio imprudente”.

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