No solo emigran los jóvenes leoneses

Más de 4.600 trabajadores mayores de 45 años encuentran un empleo fuera de León

D.L. Mirantes
13/10/2018
 Actualizado a 16/09/2019
Un viajero cruza ante una manifestación por el servicio ferroviario a las puertas de la estación de León. | DANIEL MARTÍN
Un viajero cruza ante una manifestación por el servicio ferroviario a las puertas de la estación de León. | DANIEL MARTÍN
La imagen de jóvenes tirando de sus maletas el domingo por la tarde en las estaciones de autobús y tren de toda la provincia es una de las imágenes icónicas de los tiempos actuales, donde los políticos de uno y otro signo no cesan en su alusiones –para exhibir o reclamar– a las «oportunidades para que nuestros jóvenes no tengan que buscar el futuro en otros lugares». Sin embargo, aunque son el colectivo con mayor movilidad laboral, no solo los jóvenes cogen la maletas en busca de un empleo fuera de la provincia. El grupo de trabajadores mayores de 45 años que cada año firman un contrato fuera de la provincia se incrementó en el pasado año, a pesar de la recuperación de algunas de la variables macroeconómicas. Con la deslocalización de Vestas en las portadas de los medios no es difícil poner rostro a esos trabajadores que ya encaran la segunda parte de su vida laboral y que tienen que acogerse, por ejemplo, a recolocaciones en las fábricas del grupo en otros territorios. Así, en el 2017 fueron 4.637 las personas con residencia en León que firmaron un contrato en otra provincia, según los datos oficiales del Servicio Público de Empleo Estatal.

La emigración laboral del colectivo de trabajadores leoneses mayores de 45 años es una de las heridas por las que se desangra demográficamente la provincia. Las salidas no se ven compensadas con la llegadas y el pasado año el saldo final arrojó un pérdida de 584 trabajadores, pese a que ‘firmaron’ en León 4.053 personas. De 2012 a 2017 los leoneses que han rubricado un contrato fuera de la provincia son 3.000 más de los que han entrado en León.

Es destacable también el aumento de la movilidad interprovincial de este colectivo de trabajadores. Si en el 2012 eran 1.808 los que llegaban y 2.175 los que salían (-367), en el pasado año eran 4.053 y 4.637 (-584), respectivamente.

Por otra parte, los que permanecen también aumentan considerablemente, de los 19.412 de 2012 a los 33.435 del pasado año. Es necesario aclarar, según las definiciones del Sepe, que significa que «permanecen» los contratos de trabajo en los que la provincia de residencia del trabajador coincide con la del puesto de trabajo del contratado.

En cuanto a la relevancia del colectivo de los trabajadores mayores de 45 años para la economía, desde el Sepe apuntan que «constituyen uno de los colectivos de interés para el empleo por sus especiales dificultades de inserción laboral». No obstante, como recogen los estudios del Servicio Público, más del 70% de los parados mayores de 45 años solo tiene estudios obligatorios, lo que reduce el abanico de oportunidades laborables para los candidatos. De hecho, pese a que la falta de formación puede ser suplida con la experiencia, los informes oficiales concluyen que el paro afecta en mayor medida a los niveles formativos más bajos.

En este contexto, todo apunta que la provincia tampoco ofrece atractivos laborales ni para los jóvenes ni para los más expertos. Si durante el pasado ejercicio los menores de 30 años que ‘entraron’ en la provincia fueron 5.981, los mayores de 45 fueron 4.053. Unas cifras que llaman la atención por su contraste con las de salida: 10.732 en el caso de los jóvenes, casi el doble de las entradas; 4.637 en los mayores de 45, unas 600 menos que las entradas. Los trabajadores de 30 a 45 años encuentran más razones para desplazarse a León, ya que fueron 7.015 los que firmaron un contrato en la provincia en el pasado año, aunque también son los que más emigran (11.308). 

Con estas cifras, en León como en el resto de España, según destaca el Observatorio de las Ocupaciones del Sepe, el fenómeno se ha consolidado a lo largo de los últimos años, especialmente, como prueban las estadísticas, desde que estallara la crisis económica. Según el Sepe, «en España, la movilidad geográfica de los trabajadores relacionada con la contratación se define por una serie de desplazamientos entre diversos ámbitos territoriales cuya intensidad está asociada con factores como la proximidad entre provincias, la pertenencia a la misma comunidad autónoma o la relación con Madrid, factores que en algunos casos son coincidentes».
Es el caso de la provincia de León, donde las tres variables se concretan en el destino de los que salen y la procedencia de los que entran. Así, en el pasado año, según el último dato cerrado (2017), Asturias, Zamora, Madrid, Valladolid y Cantabria fueron las provincias desde las que más trabajadores se desplazaron a León, mientras que Madrid, Asturias, Valladolid, Barcelona y La Coruña fueron los principales destinos de los leoneses.

Detrás del análisis estadístico se esconden diversas visiones. Presentada como una factor de dinamización del mercado laboral para hacer frente a la crisis, la movilidad geográfica no es un fenómeno que despierte simpatías en los territorios. Volviendo al ejemplo de Vestas, el secretario autonómico de CCOO, Vicente Andrés, reclamó el pasado jueves la pronta llegada de un inversor que se haga cargo de la factoría de Villadangos «para que los trabajadores puedan ser recolocados y no tengan que irse a otras partes de España».
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